Un equipo de ecólogos descubrió que las tortugas que se alimentan de praderas marinas pueden guiar a los investigadores hacia estos sitios de manera mucho más confiable que las imágenes satelitales.
Las praderas marinas sustentan a una gran cantidad de animales, absorben dióxido de carbono y entierran de forma semipermanente una gran cantidad de carbono, conocido como carbono azul. Un estudio estimó que las praderas marinas representan alrededor del 10% de la actividad de enterramiento de carbono del océano cada año, a pesar de que solo ocupan el 0,2% de su superficie .
Los científicos llevan tiempo cartografiando hábitats importantes en tierra mediante satélites y teledetección, pero cuando se trata de hábitats submarinos suceden problemas. La luz apenas penetra unos pocos metros por debajo de la superficie, por lo que los satélites no pueden ver las praderas marinas más profundas. Las imágenes aéreas también tienen dificultades para distinguir entre estas zonas y otras manchas verdes submarinas, como macroalgas.
Hugo Mann y Carlos Duarte, ecólogos de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, recurrieron a una idea diferente para cartografiar las praderas marinas: rastrear a los animales que las buscan de forma natural. Aunque primero se eligió a los tiburones tigre, las tortugas verdes (Chelonia mydas) tienen varias ventajas sobre estos: recorren grandes áreas, se alimentan casi exclusivamente de praderas marinas y se les puede marcar con transmisores satelitales con relativa facilidad cuando llegan a la costa para anidar.
Los investigadores rastrearon el movimiento de cada tortuga durante un año. Cuando el camino se cruzaba sobre sí mismo varias veces en el propio lugar, los científicos asumieron que había una pradera marina. En total, marcaron 34 parches de pastos marinos que nunca se habían registrado antes. Un tercio de ellos se encontraban a más de 8 metros de profundidad.
El método podría mejorar los esfuerzos de conservación de las tortugas verdes. Si los científicos conocen los hábitats más frecuentados por los animales, pueden priorizar su marcación como áreas protegidas.
Con información de Juventud Técnica