Luis Augusto Cuní Varela fue una destacada personalidad de la ciencia, que sobresalió por la labor educativa en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas.
Nacido en Matanzas el 7 de abril de 1865, Luis Augusto Cuní Varela dio tempranas muestras de un talento privilegiado. Hizo los primeros estudios en el Colegio Nuestra Señora de las Mercedes. Después ingresó en el Colegio Los Normales, dirigido por Bernabé de la Torre.
Seguidamente pasó al Colegio San Carlos, también dirigido por este educador, donde tuvo como profesor a su hijo, el entonces muy joven Carlos de la Torre y Huerta. La influencia de esta personalidad de la ciencia cubana fue decisiva en la formación científica de Luis Augusto Cuní.
Cursó la segunda enseñanza en el Instituto de La Habana, donde se graduó de bachiller. Se incorporó entonces a la Universidad de La Habana. En 1888 se hizo licenciado en Medicina y Cirugía. También cursó la carrera de Farmacia hasta el tercer año.
Después de un período como médico en Los Palos, Luis Augusto Cuní regresó a su ciudad natal en 1891. Fue nombrado director de la Estación Sanitaria del Cuerpo de Bomberos, cargo que desempeñó por catorce años. Décadas más tarde esa unidad de salud recibió su nombre.
Sobresalió por su labor conspirativa en los meses previos al 24 de febrero de 1895 y por el apoyo brindado a los combatientes del Ejército Libertador. Existen testimonios que resaltan los ingeniosos modos en que los médicos agrupados en la Estación Sanitaria, le hacían llegar pertrechos médicos a los mambises matanceros.
Establecida la República, comenzó a ejercer como facultativo en el Hospital de Santa Isabel y San Nicolás. Allí fue médico de visita desde el 21 de agosto de 1904 al 19 de marzo de 1905. Trabajó además como auxiliar en el Centro de Vacunas contra la Viruela y como médico en el Colegio de Niñas San Vicente de Paul.

Desde el 20 de marzo de 1905 fue designado catedrático supernumerario del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. En 1911 tomó posesión de la Cátedra “G” (Historia Natural, Nociones de Cosmología e Introducción a la Biología), la cual desempeñó primero de forma interina y después ocupó en propiedad.
El 5 de julio de 1910 hizo el último ejercicio para obtener el grado de doctor en Ciencias Naturales. La tesis presentada se tituló “Contribución al estudio de mamíferos acuáticos observados en las costas de Cuba” (1910). Fue publicada ese año en la Revista de la Facultad de Letras y Ciencias. Al ser editada como libro llevó la siguiente dedicatoria: “A mi amigo y maestro el Dr. Carlos de la Torre”.

En esta tesis de doctorado, donde estudió los mamíferos acuáticos de Cuba y defendió acciones dirigidas a su conservación, destacó que se había auxiliado
“…muy especialmente de las observaciones personales que ha tenido la bondad de suministrarme mi querido maestro el Dr. Carlos de la Torre, a quien por este medio doy público testimonio de gratitud”.
Esta tesis de doctorado se puede descargar en: https://dn790008.ca.archive.org/0/items/contribucionales00cuni/contribucionales00cuni.pdf
Luis Augusto Cuní sobresalió como aficionado a la meteorología. Poseía en su hogar matancero numerosos aparatos que, según expresó el historiador Edilberto Marbán Escobar, le permitían
“…realizar observaciones completas de presión atmosférica, temperatura, humedad, vientos, estado del cielo y lluvia, con las cuales determinar la trayectoria, posición, velocidad, etc., de los ciclones que ofrecen peligro para Cuba, todo para satisfacer su insaciable curiosidad científica y para contribuir, con ese sentido altruista que le caracteriza, a evitar desgracias personales y estragos materiales a la comunidad”.
Otro rasgo de Luis Augusto Cuní que resaltó Marbán Escobar, fue su dedicación a la poesía. En este sentido mencionó el poema “¡Qué boca la tuya!…”:

Tras una vida virtuosa dedicada a la docencia y la investigación, Luis Augusto Cuní Varela falleció en Matanzas el 13 de febrero de 1947.
Homenajes a una vida virtuosa:
En 1943, al arribar a los 38 años de ejercicio como profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, Luis Augusto Cuní recibió un agradecido homenaje que tuvo varios momentos. Primero se celebró, en su honor, una sesión extraordinaria del claustro de este centro el 20 de marzo.

Al día siguiente, en el Aula Magna del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, se realizó otro acto solemne. En esta actividad, se le entregó a Luis Augusto Cuní el diploma de Socio de Honor del Colegio Provincial de Matanzas de la Federación de Doctores en Ciencias y en Filosofía y Letras. Además, la Sociedad Amigos de la Cultura Cubana le nombró “Amigo de Honor”.

Por último, se realizó un banquete en los salones del Liceo de Matanzas. Participaron los miembros del Colegio Provincial de Matanzas de la Federación de Doctores en Ciencias y en Filosofía y Letras. También se sumaron otros profesionales e intelectuales de la ciudad.
En el acto del 21 de marzo el historiador Edilberto Marbán Escobar pronunció un discurso. Este fue publicado con el título: Luis Cuní: naturalista, conspirador, médico, profesor y caballero (1943).

Un año más tarde, en 1944, recibió otro agasajo. Esta vez de forma colectiva, junto a su hermano Gonzalo Cuní, Salvador de la Torre y Huerta, María Isabel Molins y José Rodríguez y Rodríguez. Todos eran sus compañeros de claustro en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Las palabras de elogio estuvieron a cargo del historiador Elio Jorge Leiva Luna.
Al año exacto de la muerte de Luis Augusto Cuní, el 13 de febrero de 1948, fue develado un cuadro al óleo con su figura, en el Salón de Profesores del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. La iniciativa, nacida en el Colegio Provincial de Matanzas de la Federación de Doctores en Ciencias y en Filosofía y Letras, fue el sentido homenaje de la Atenas de Cuba a uno de sus hijos ilustres. El autor de ese retrato al óleo fue el pintor matancero Francisco Coro Marrodán.

En esa actividad pronunció unas palabras el doctor Ángel Gómez Freire, presidente del Colegio Provincial. También hizo un discurso el doctor José Russinyol Carballo. Acerca de la personalidad de Luis Augusto Cuní, señaló este último:
“No calificaría esta vida, con deleite modernista, de polifacética, sino de integral. Hombre de ciencias y hombre de letras; intérprete del misterio de los cielos e investigador de los minerales escondidos en las entrañas de la Tierra; excelente médico de lo físico, y sublime sacerdote de las almas atormentadas; tradicionalista y revolucionario; enérgico y suave; inflexible y delicadísimo… Y todo graduado, sopesado, en prodigioso equilibrio estable, sin una nota más aguda, sin una disonancia alteradora de la más espléndida y lograda de las sinfonías. ¡Qué maravilla de armonía la personalidad de Luis Cuní!”.

Lo relativo a este acto quedó recogido en el libro Develamiento del óleo del eximio profesor doctor Luis A. Cuní Varela, en el Salón de Profesores del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas (1948).

En la historia de la ciencia y la educación matanceras Luis Augusto Cuní Varela ocupa un lugar especial. Fue el legado de su vida virtuosa y útil. (ALH)