John Tyndall, el científico que estudió el azul del cielo

El 2 de agosto de 1820 nació uno de los científicos más integrales de la historia. Su nombre fue John Tyndall y su legado es universal.

Nació en Irlanda y cursó estudios en la Universidad de Marburg, Alemania. Allí fue discípulo de Robert Bunsen, quien lo introdujo en la ciencia del magnetismo.

Después fue profesor filosofía natural en la Royal Institution, entre 1853 y 1887. En 1867 sustituyó a Michael Faraday como inspector de este centro.

Estudió la dispersión de la luz en una disolución acuosa o en un gas y formuló el llamado “efecto Tyndall”. Gracias a sus investigaciones se pudo determinar la causa fundamental por la cual el cielo se observa de color azul.

Tyndall fue el primero que comprobó que el color del cielo es el resultado de la luz del Sol dispersándose por las partículas en la atmósfera superior. Esto lo hizo mediante una serie de ingeniosos experimentos, con aparatos sencillos diseñados por él.

Con sus experimentos confirmó la teoría de la biogénesis, formulada por Luis Pasteur en 1864. Para ello aplicó la esterilización por calentamiento discontinuo, hoy llamada tindalización.

Reveló además la existencia de formas bacterianas muy resistentes al calor. Este valioso aporte a la ciencia de la microbiología permitió refutar de forma definitiva la teoría de la generación espontánea.

Gracias a sus investigaciones en la actualidad los quirófanos médicos utilizan sistemas de ventilación que esterilizan el aire. También fundamentó el uso de las llamas de gas en los laboratorios de microbiología como medio estéril en la preparación de cultivos de células.

Otra investigación que realizó lo vincula con el conocido “efecto invernadero”. Tyndall descubrió que las moléculas de gases como el dióxido de carbono, el metano y el vapor de agua bloquean la radiación infrarroja, al contrario del oxígeno y el nitrógeno.

También estudió los glaciares de los Alpes. Fueron muy valiosas sus observaciones sobre su estructura y movimiento, lo cual le permitió explicar el fenómeno del rehielo.

Otros temas presentes en su obra fueron la electricidad, el magnetismo y la radiación solar.

Publicó numerosos libros, entre ellos Los glaciares de los Alpes (1860), El calor considerado como una forma de movimiento (1863), Sobre el sonido (1867), Notas sobre la luz (1870) y Fragmentos científicos (1892).

Fue, además, un destacado popularizador de la ciencia, con cientos de conferencias y artículos en diversos países del mundo.

Al morir en Reino Unido, el 4 de diciembre de 1893, era reconocido y respetado universalmente como un gran científico.

Acerca Luis Ernesto Martínez González

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