Nurys Álvarez Pino reconoce que educar es una tarea compleja que requiere de empatía y comunicación. Con los niños de la primera infancia le sucede algo especial. Les enseña nuevas actividades, los escucha y les transmite confianza.
Sus más de 38 años de labor en el Círculo Infantil Maripositas para el festival y actualmente como directora del Centro Mis primeros años le valen experiencia como educadora.
“En noveno grado me incorporo al Círculo de Interés Pedagógico donde elijo ser educadora. Realizo las pruebas de aptitud y me otorgan la carrera. Durante cinco años estudié para obtener la Licenciatura y desde ese entonces y con tan solo 18 años me incorporo al Centro Maripositas para el Festival » explica Álvarez Pino sobre sus primeros pasos como cuidadora.
¿Qué significa trabajar con niños?
«Trabajar con niños es lo mejor que le pueda ocurrir a cualquier persona. Los niños transmiten alegrías, nos cambian el rumbo de la vida en un momento determinado del día en que llegas triste. Ellos con sus travesuras se encargan de brindarte alegrías».
Para la experimentada educadora resulta un paso trascendental el avance de los infantes al terminar esta importante etapa de su vida. “Se despiden con buenos resultados; conocen sobre el mundo que les rodea, se expresan mejor y aprenden a diferenciar los colores y las figuras geométricas. También conversan de sus sueños, de sus compañeros de salón y se llevan los mejores recuerdos que puedan tener en el círculo infantil”
Desde que seleccionó la carrera supo las ventajas que tendría como educadora al poder inculcar los primeros hábitos de conducta a los más pequeños. Desde ese entonces, la joven Niurys sabía que nació para enseñar.
Sin dudas, a sus más de tres décadas en el sector trabaja con la arcilla más preciosa, donde salen los futuros profesionales de la sociedad. Le gratifica caminar por las calles y encontrar a disímiles alumnos convertidos en personas responsables.
¿Cuál representa el antídoto para calmar a los niños que no se adapten a la institución educativa?
«Siempre existen los niños que lloran, que a su entrada al centro lo rechazan. Pero su adaptación inmediata a la institución radica en la alegría de cada educadora, los deseos de trabajar, la ternura y el amor que tramiten y devolvemos para lograr que al transcurrir el día los pequeños jueguen con sus compañeros, almuercen y que realicen todas las actividades en el círculo».
¿Por qué elegir la primera infancia?
«Los más pequeños son como la plastilina, lo podemos moldear. Lo que nos proponemos con ellos lo logramos. Por ejemplo, si quieres que baile o recite lo aprenden. Los niños son como una esponja que captan al momento los conocimientos».
Un mensaje para las futuras generaciones que deseen ser educadoras de Círculo infantil
«Que no se arrepientan, que no tengan miedo al verlos tan pequeños. Esta labor es hermosa, requiere de preparación y un poco de amor y ternura».
¿Cuáles considera que son los principales retos de dirigir un círculo infantil?
«En los tiempos tan difíciles que vivimos tenemos muchos retos que no dependen de una sola persona, sino de un colectivo, de un Consejo de Dirección organizado, que trabajen con unidad. Las circunstancias nos obligan a prepararnos mucho más para enfrentar todos los cambios del tercer perfeccionamiento del proceso educativo. Así mismo, poder orientar mejor a la familia para fortalecer el vínculo familia- institución. El trabajo en red resulta vital para convertir el círculo en el centro cultural más importante de la comunidad».
Nurys es una de las educadoras de la primera infancia, satisfecha en dar y recibir amor a los más pequeños. Al hablar de los infantes en su rostro encuentras felicidad. Ellos, al verla desbordan alegrías, la abrazan y su sonrisa tierna contagia a todos por igual. Los buenos maestros de conjunto con la familia tienen esa virtud, educar desde la primera infancia a los pequeños para convertirlos en hombres y mujeres de bien. (LLOLL)