La campaña del año 2017 resultó una de las más productivas en la última década para la Unidad Empresarial de Base (UEB) Salinera Matanzas. Sin embargo, hoy la sal se evapora entre los problemas.
Para llegar a la UEB es necesario recorrer cerca de 30 kilómetros que dividen la cabecera municipal de Martí y el litoral norte del territorio. Allí, vetustos hierros dan la bienvenida en un complejo escenario a menos de tres meses de la próxima temporada.

«A partir de todas las deficiencias que tuvimos en 2024, nuestro objetivo es recuperar el sistema de bombeo. Estamos trabajando para ello y este mes de enero debemos concluir su recuperación. Lo fundamental es cumplir con todos los indicadores económicos y los planes de extracción y elaboración de sal», mencionó Blas Jesús Hernández Santos, director de la Salinera Matanzas.
Si bien la Salinera llegó a moler más de 70 mil toneladas en los años 90 del pasado siglo, las condiciones actuales sitúan los planes productivos en menos de siete mil toneladas de sal. El año 2024 dejó pérdidas estimadas para la unidad superiores a los seis millones de pesos.

«La producción de sal por evaporación solar es un proceso natural. El mismo depende de cómo se comporten las condiciones climatológicas, y ejemplo de ellos es que las lluvias del último mes de octubre provocaron la pérdida de 700 toneladas de sal. Estamos preparados para enfrentar esta tarea y lo que resta es la estabilidad del sistema de bombeo», aseguró el directivo.
La única cosechadora de sal que posee la entidad tiene más de 30 años de explotación, aunque la incertidumbre sobre su puesta en forma impera en los trabajadores, quienes acuden a la innovación como salida a la falta de recursos.

«Junto a las situaciones climáticas también influyen los recursos. Estamos enfrascados en recuperar ese sistema de extracción, aunque no desestimamos el inicio de la cosecha de forma manual», concluyó.
Cuba cuenta con cinco salinas instaladas a lo largo y ancho del archipiélago. Cuatro de ellas se ubican en la parte oriental y sólo la Salinera Matanzas mantiene su actividad en el Occidente. Esto la convierte en un punto estratégico para el consumo social y la entrega a la población, pero sus niveles productivos y la escasez de maquinaria favorece la ausencia de sal en la canasta familiar normada.