En el Día del Bibliotecario Cubano, un recuerdo a la presencia de Matanzas en dos libros de Antonio Bachiller y Morales.
El 7 de junio se celebra el Día del Bibliotecario Cubano. Ese día, en el año de 1812, nació Antonio Bachiller y Morales, uno de los más insignes intelectuales cubanos del siglo XIX. Por su obra, es considerado el padre de la bibliografía cubana.
Una vida útil
Antonio Bachiller Morales cursó estudios en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Se graduó de Bachiller en Leyes en la Universidad de La Habana en 1832. Alcanzó además la licenciatura en Derecho Canónico (1837) y en Derecho Civil (1838). Se le nombró sustituto en la cátedra de Derecho Canónico, aún sin estar graduado. En 1842 se le designó catedrático de Derecho Natural y de Fundamentos de Religión. Fue decano de la Facultad de Filosofía, trabajó como abogado y desempeñó varios cargos oficiales.
Perteneció a numerosas instituciones científicas cubanas y extranjeras. Fue nombrado Socio de Mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País en 1835, por la obtención del primer premio en un concurso sobre la exportación de tabaco en rama. También formó parte del Liceo de La Habana, donde presidió la Sección de Literatura. En 1863 asumió el cargo de director del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Emigró a los Estados Unidos en 1869 por temor a la represión colonial y regresó en 1878. Desarrolló una intensa labor periodística en publicaciones cubanas y de numerosos países. Antonio Bachiller y Morales falleció en La Habana el 10 de enero de 1889.

Su obra escrita fue muy extensa e incluyó Fábulas literarias y morales (1839), Elenco de proposiciones de Economía Política (1841), Antigüedades americanas (1845) y Prontuario de agricultura general para el uso de los labradores y hacendados de la Isla de Cuba (1856). También, Elementos de la Filosofía del Derecho o Curso de Derecho Natural (1857), Guía de la ciudad de Nueva York (1872), Disquisición crítico-histórica sobre el aje y las batatas de Cuba (1882), Cuba: monografía histórica que comprende desde la pérdida de La Habana hasta la restauración española (1883) y Los negros (1887).
Entre los libros de historia que publicó aparecen tres que son de los más conocidos: Antigüedades americanas. Noticias que tuvieron los europeos de la América antes del descubrimiento de C. Colón (1845), Apuntes para la historia de las letras y de la instrucción pública en la Isla de Cuba (1859-1861, 3 vol.) y Cuba primitiva (1880). En los dos últimos pueden localizarse referencias a la historia de Matanzas.
En Apuntes para la historia…
El libro Apuntes para la historia de las letras, y de la instrucción pública de la Isla de Cuba, fue publicado por Antonio Bachiller y Morales en tres tomos. El primero se imprimió en 1859 por la Imprenta de P. Massana. El segundo salió de los talleres de la Imprenta del Tiempo en 1860, mientras que el tercero se editó en la misma imprenta un año después.
En el primer volumen de este libro, recogió datos históricos acerca de la educación en Matanzas. Reconoció, sobre todo, la labor de la Diputación Patriótica, al destacar que su sección de educación
“…ha rivalizado con las de Puerto-Príncipe y demás lugares importantes, aunque más ha sido su influencia moral que la material en su escasez de recursos”.

Destacó la figura de Teodoro Baurigaud, matancero que estudió maquinaria y mecánica en Filadelfia e intentó crear una escuela de técnica en Cuba. Destacó Antonio Bachiller y Morales el apoyo que recibió de la Sociedad Económica de Amigos del País, que aprobó su apertura en 1846. Sobre las materias que se estudiaban en esta institución, precisó:
“Los 50 alumnos que asisten a la escuela, aprenden: 1.° dibujo lineal; 2.° geometría; 3.° formación de planos; 4.° trabajos de herrería y fragua; 5.° banco; 6.° torno; 7.° mecánica teórico-práctica”.
La imprenta en Matanzas fue un tema que abordó Antonio Bachiller y Morales en el segundo tomo de Apuntes para la historia de las letras, y de la instrucción pública de la Isla de Cuba. Aunque investigaciones posteriores esclarecieron otros datos, la labor histórica que desarrolló en este libro fue muy importante para dar a conocer este aspecto de la historia matancera. Sobre estos inicios señaló:
“La tercera ciudad en donde apareció la imprenta en Cuba y en donde no pudo costearse al principio fue Matanzas. En 1813 la llevó Marrero y a poco se cerró el establecimiento. Mas adelante llevó otra imprenta D. Juan Justo Jiménez y fue el fundador de la Gaceta de Matanzas que vio la luz en 1821: este escritor ya se había dado a conocer en la Tertulia y otros periódicos de la Habana algunos años antes”.
Mencionó después varios de los periódicos que se había publicado en Matanzas desde 1821. De este año hizo mención, además de la Gaceta de Matanzas, a Juan del Portal, El Centinela del Orden y Tertulia del Maestro Cordovés. Sobre el Semanario de Matanzas aclaró que
“…nada tiene de notable salvo los acontecimientos de la época y varios versos de D. José M. Heredia”.
De los periódicos publicados a partir de 1828 mencionó el Redactor Mercantil y el Diario de Gobierno de Matanzas, que se publicó hasta 1831. También hizo referencia al Diario de Matanzas, Lucero de Matanzas y El Pasatiempo de Matanzas. Los mejores elogios los reservó para la Aurora de Matanzas, gloria del periodismo matancero y cubano:
“AURORA DE MATANZAS.—Diario Político económico literario de Matanzas Imprenta de D. Tiburcio Campe. Fue el mejor periódico político y literario de esta isla hasta esa fecha. Contribuyó visiblemente al adelanto en el periodismo en la esencia y hasta en la belleza de las formas. En 1830 insertó artículos muy notables y en ellos vieron la luz trabajos de literatos distinguidos, entre otros de D. Domingo Delmonte”.
En el CAPÍTULO XXXVII, titulado “D. Antonio José Valdés—y su historia de la Isla de Cuba”, Antonio Bachiller y Morales realizó un análisis de la obra de este historiador. Lo consideró erróneamente hijo de La Habana, aunque nació realmente en Matanzas. Destacó que era “…el historiador más popular y conocido de nuestras cosas…” y valoró su quehacer de la siguiente forma:
“D. Antonio José Valdés es el último de los naturales de Cuba que haya publicado un libro sobre la historia de su patria y como todas las demás ha quedado incompleta, pues solo imprimió el primer tomo. Era su autor un laborioso habanero que en 1813 estableció su imprenta en la Habana con pretensiones de políglota…”.
Entre los hechos notables de la historia matancera, hizo mención al homenaje tributado en la ciudad a Don Alejandro Ramírez, el célebre Intendente de Hacienda, con motivo de su fallecimiento el 20 de mayo de 1821. Así lo reflejó en este fragmento:
“Las honras que le consagraron los empleados de Real Hacienda de Matanzas fueron dignas de Ramírez; la poesía contribuyó con sus endechas e inscripciones; todos los vecinos, el ayuntamiento, el gobierno local tomaron parte en la sensible pérdida; uno de los epitafios del túmulo decía:
Aquí está, aquí reposa
El justo, el liberal, el varón sabio
Por quién ya llora el orbe literario:
Aquí sobre esta losa,
Lágrimas vierta quien llorar supiere
Cuando un padre, un Ramírez es quien muere.
El ejemplo de Matanzas, sírvale de gloria, fue imitado y aparecieron en el Diario de la Habana manifestaciones en prosa y verso laudatorias del malogrado patricio”.
Antonio Bachiller y Morales mencionó varias veces a Matanzas en la biografía de José María Heredia que incluyó en la “Galería de Hombres Útiles”, como parte este segundo tomo. A su vez, en la que dedicó a Francisco de Arango y Parreño, resaltó la defensa que este hizo de Cecilio Ayllón, gobernador de Matanzas.
En el tercer y último tomo lo más relevante vinculado a Matanzas se encuentra en el acápite titulado “Adiciones”. Allí Antonio Bachiller y Morales incorporó el epígrafe “Introducción de los estudios superiores en Matanzas”. En él, destacó la figura del “…entusiasta sacerdote…”, Manuel Francisco García, de quien insertó íntegra una manifestación a los padres de familia que escribió en 1852.
Por último, en el “Catálogo de libros y folletos publicados en Cuba desde la introducción de la imprenta hasta 1840”, que formó parte de este tercer tomo, incluyó varios libros y folletos que habían sido publicados en Matanzas.
En Cuba primitiva
Otro libro muy conocido de Antonio Bachiller y Morales fue Cuba primitiva. Origen, lenguas, tradiciones e historia de los indios de las Antillas Mayores y las Lucayas, que tuvo dos ediciones entre 1880 y 1883. Las referencias a Matanzas tienen que ver con el origen etimológico de dos palabras muy vinculadas a la historia y la idiosincrasia de la región: yucayo y yumurí.
Sobre la primera aparecen dos menciones:
“Yucay. El señor Cruz al hablar de Yucayo, nombre de Matanzas entre los indios, cree que sería por las siembras de yuca que se hacían: si fue usual la palabra yucay, es más gráfico el origen”.
“Yucayo. Así se llamó Matanzas y ha vulgarizado aquel nombre indio el apreciable Álbum del Yucayo de 1848. El laborioso escritor matancero D. Francisco Javier de la Cruz, en su Tratado de geografía antigua y moderna de Cuba, dice que Yucayo se llamaba el pueblo y los españoles contemporáneos de Las Casas, dieron el nombre de Matanzas a su bahía. Atribuye este nombre a varias cansas, y como observa el señor Alfonso en sus Memorias refiriéndose a estudios de D. Ignacio María de Acosta, el nombre le viene de que allí se hacia la matanza de cerdos para abastecer la tropa. Cerca del pueblo estaba la estancia del Adelantado Velázquez de Ayllón”.
En este caso, Antonio Bachiller y Morales mencionó a dos de los primeros historiadores de Matanzas. El primero es Francisco Javier de la Cruz y Rivero (1804-1894), autor, además del libro mencionado, de Apuntaciones históricas sobre la Isla de Cuba (1845) y Álbum del Yucayo (1847). Además, citó a Pedro Antonio de Jesús Alfonso y del Portillo (1811-1870), autor de Memorias de un matancero: apuntes para la historia de la isla de Cuba, con relación a la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas (1854).

Sobre el nombre de uno de los célebres ríos matanceros, añadió Antonio Bachiller y Morales:
“Yumurí. Río que cruza la ciudad de Matanzas; para algunos es palabra corrompida del español, «yo morí»; pero el señor Pichardo y el señor Alfonso (historiadores de Matanzas) demuestran que es voz indígena y que es el nombre de otro río también en la parte Oriental.— El último cita a Barcia que asegura que Yumurí, es nombre del oso hormiguero en la América Meridional y significa boca chica, es también nombre de un estrecho entre el continente y la isla de Santa Catalina en Buenos Aires”.
En esta afirmación, Antonio Bachiller y Morales retomó el contenido de una nota que apareció en el libro de Pedro Antonio Alfonso Memorias de un matancero…:
“Nuestro amigo D. Esteban Pichardo, considera esto patraña, cuento mal forjado; Yumurí, dice, es nombre indígena como el de los ríos Canasí, Baní, Mayarí, Maisí, etc., etc., y que cabalmente hay otro río Yumurí en la parte Oriental de la Isla, donde seguramente no aconteció el mismo hecho. El señor Barcia en su tomo tercero de la Argentina, dice, que el Yumurí es Oso-hormiguero y el canto veinticuatro, que Yumurí es un estrecho entre la tierra firme Argentina y la Isla Santa Catalina, y que Yumirí o Yumurí significa boca chica”.
Estas fueron las principales menciones que hizo a Matanzas el erudito, bibliógrafo e historiador Antonio Bachiller y Morales en dos de sus libros. El sabio cubano que, al decir de José Martí, investigó las curiosidades “…más recónditas de su Cuba, de su América, y los modos más varios de serles útil…”.