En 1863 el pequeño pueblo matancero de Cidra tuvo, en Francisco de Paula Grima, un corresponsal de la Real Academia de Ciencias de La Habana.
El 28 de marzo de 1863 la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana realizó elecciones. Era una institución muy joven, pues se fundó el 19 de mayo de 1861. Por tanto, no tenía dos años de creada. Debido a esa razón era necesario nombrar nuevos académicos, escogidos entre las personalidades que se dedicaban a la ciencia en el país.
Ese objetivo había que cumplimentarlo, pero con la necesaria prudencia. Se escucharon varias propuestas. Entre los aceptados como nuevos académicos corresponsales estubo Francisco de Paula Grima, médico que ejercía en Cidra. Quizás algunos de los presentes se preguntaron dónde quedaba ese pueblo de la jurisdicción de Matanzas. La historia daría la razón a los que dieron su voto afirmativo.
La vida de un médico
Francisco de Paula Grima nació en Puerto de Santa María, Cádiz, España, en 1815. Esa ciudad fue una de las principales emisoras de la emigración española a Cuba y un importante puerto comercial con la isla. Entre los que viajaron a La Habana, seguramente muy joven, estuvo Grima.
Alcanzó el título de Licenciado en Medicina en España, en 1838. En las Guías de forasteros apareció entre los médicos con títulos extranjeros habilitados para ejercer la profesión. La habilitación como médico cirujano la realizó en la Universidad de La Habana. En 1842 se radicó en el cuartón de Cidra, perteneciente al partido de Santa Ana, Matanzas. Ese año ya era Subdelegado de Medicina y Cirugía para Santa Ana y Guanábana.
Los primeros artículos científicos de Francisco de Paula Grima aparecieron en Repertorio Médico Habanero, primera revista médica de Cuba. El fundador y uno de los directores de esta publicación fue Nicolás José Gutiérrez. Es muy probable que la colaboración de Francisco de Paula Grima con esta publicación y la amistad con Gutiérrez, Presidente de la Real Academia de Ciencias de 1861 a 1890, influyera en la propuesta del médico de Cidra como académico corresponsal.
Es reconocido por el empleo de una máquina eléctrica para el tratamiento de enfermos mentales, lo cual fue una primicia en el país. Así lo demuestra su trabajo “Reporte sobre curación de una enferma melancólica usando corriente eléctrica por medio de una máquina magnética vibratoria”, que publicó en 1851.
Acerca del desempeño como médico en Cidra, aparecieron varias comunicaciones en los Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. Lo hizo, según expresó, para mantener a la Real Academia
“(…) al corriente de lo que en el lugar de su residencia (la Cidra) ocurra, que pueda interesar al bien de la humanidad.”
En 1870 se publicó en Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana un reporte acerca de la epidemia de viruelas que afectaba al ingenio Ácana. En él se hace constar el uso de la vacunación, por parte de Francisco de Paula Grima, como efectivo antídoto contra la enfermedad.

Dos años después, en 1872, se publicó una comunicación suya acerca del beri-beri en el ingenio Antonia, cuartón del Limonar. Francisco de Paula Grima expone los resultados de sus observaciones y de las medidas tomadas. En aquella época no se conocía la causa de esta enfermedad carencial, pero el médico de Cidra realizó deducciones interesantes. Entre ellas que podía
“(…) notarse una falta en la clase de alimentos a que estaban habituados los trabajadores del Antonia; a causa del último huracán y de la seca consecutiva (…)»
Otro reporte a la Real Academia fue “Tratamiento del tétanos por el tabaco”. Lo escribió a partir de los resultados alcanzados por el médico matancero Diego Jiménez en la atención a los afectados con esta enfermedad. En relación con el éxito logrado al poner en práctica este tratamiento, expuso
“(…) en los ingenios San Cayetano, Triunvirato, Antonia, Casualidad, Ácana, la Palma, la Concepción, San Miguel, San Lorenzo y San Antonio, y en el vecindario de la Cidra, en donde vivo, se han salvado muchas personas atacadas del tétano, merced al exclusivo uso de la nicociana, administrada como lo practicaba el profesor ya renombrado.”
En “Gusanos en las fosas nasales”, relató un ejemplo de expulsión de numerosos gusanos por las aberturas anteriores de las fosas nasales. Esto estuvo precedido de dolor agudísimo en la frente y en la nariz, con aumento de calor, sensación de algo que se movía, sin fiebre. El paciente fue un negro congo de 40 años de edad y constitución robusta, que padeció la afección por dos veces y arrojó en la primera cientos de aquellos parásitos. En otra comunicación destacó que el uso diario del sulfato de quinina evitó que el enfermo volviera a recaer.
Francisco de Paula Grima fue, además, asiduo colaborador de la Aurora de Matanzas. En las cartas que periódicamente envió a este diario aparecen muchos aspectos históricos, médicos y sociales relacionados con Cidra y sus alrededores.
El educador
Un aspecto importante de la labor de Francisco de Paula Grima fue su relación con la enseñanza. Promovió la creación de la Escuela San Julián de Capadocia, en Cidra. Concebida por Grima, contó con el apoyo de Julián Luis Alfonso, dueño del ingenio Triunvirato. Tras la muerte de este hacendado su viuda continuó apoyando financieramente el centro, que abrió sus puertas el 4 de enero de 1864.
Esta institución, concebida inicialmente para varones, después acogió niñas y también alumnos internos. Grima fue inspector de la escuela y secretario de la Junta Auxiliar del centro. Según un criterio de la época, ejerció esta función de forma “…solícita y paternal…”. Además, impartió clases de forma gratuita.
Al inaugurarse la Escuela San Julián, el reconocido pedagogo cubano Ildefonso Estrada y Zenea pronunció un discurso. Sobre el esfuerzo de Francisco de Paula Grima resaltó:
“Digno de especial mención y de gratitud sin límites por parte de los vecinos de la Cidra, es el Sr. Lic. D. Francisco de P. Grima, que en su doble calidad de facultativo y de escritor ha propendido, con heroica constancia, al bien de este cuartón, en el largo período de su residencia en el mismo y que, como no podía menos de suceder, lleva gran parte en el lauro de los iniciadores de esta escuela”.
En la revista habanera La Idea, Francisco de Paula Grima publicó, en 1867, un trabajo pedagógico en dos partes. Lo tituló “Exámenes y vacaciones”. En la primera defendió la relación de los padres con las escuelas, en especial su asistencia a los colegios durante la celebración de los exámenes orales, como forma de estimular los buenos resultados académicos de sus hijos. También consideró perjudicial, debido a las lluvias y otros factores climáticos, realizar exámenes fuera del mes de diciembre.

Debido a la importancia de la educación en la formación de los niños, sostuvo que debían ser estimulados, para que acudieran
“(…) con el menor disgusto posible a esas casas en que se les enseñan los primeros pasos en el camino del bien que es el de la instrucción, pasos que deben ser perfectamente dirigidos, pues tal vez dependan de las escuelas primarias las disposiciones que lleguen a tener los jóvenes cuando se dediquen a estudios mayores, a profesiones u oficios. ”
La segunda parte de “Exámenes y vacaciones” la dedicó a criticar las vacaciones escolares en los meses de verano. Defendió con ahínco la asistencia de los escolares a las escuelas, por la influencia beneficiosa de la labor educativa de los maestros. De este trabajo hay que resaltar que Francisco de Paula Grima fue un abanderado de la educación primaria gratuita y universal para todos los niños.
El político
Además de su labor como médico y educador, Francisco de Paula Grima también fue mayordomo de ingenio. Esta función consistía, según Manuel Moreno Fraginals, en auxiliar al mayoral en varias de sus obligaciones, aunque podía variar de acuerdo al lugar. Se ocupaba de las cuestiones no productivas de la plantación. En algunos casos también atendía las tareas de purga del azúcar, y en muchas ocasiones llevaba la contabilidad.
Francisco de Paula Grima defendió la permanencia de la dominación española sobre Cuba. Es lo lógico debido a su nacimiento y formación. Fue reconocido por el gobierno español como Caballero de la Real y distinguida orden española de Carlos III.
No obstante, estuvo entre los firmantes de la “Manifestación que remitieron los habitantes de Cuba al Sr. Duque de la Torre, pidiendo la reforma política en aquella Isla y felicitándole por la defensa que hizo de sus derechos en la sesión del Senado de 20 de Enero de 1865”. En este documento, de carácter reformista, se plantearon tres demandas básicas:
“(…) la reforma de la ley arancelaria, cuya significación más pronunciada es la que se refiere al comercio de harinas; la cesación de la trata de negros africanos, (…), y la representación política de Cuba en el Congreso nacional, como fundamento y garantía de todas las demás reformas en el orden político, civil, administrativo y judicial”.

El 28 de mayo de 1889 el Diario de la Marina informó de la elección del comité del Partido Unión Constitucional en Santa Ana, término municipal al cual pertenecía Cidra. Francisco de Paula Grima aparece como “Presidente honorario”. En ese momento se encontraba padeciendo de una dolencia estomacal. Tres meses después, el 29 de agosto de 1889, el mismo periódico informó su deceso:
“(…) ha fallecido, desgraciadamente, en el pueblo de la Cidra, provincia de Matanzas, el anciano Ldo. en Medicina don Francisco de P. Grima (…)”
A continuación, se insertó parte del obituario publicado en el diario matancero Aurora del Yumurí:
“El Sr. Grima, que por espacio de tantos años fue el médico del cuerpo lo mismo que del alma, ha desaparecido de la faz de la tierra, dejando huérfano al honrado vecindario de la Cidra, que tanto le quería, pues para ganar ese cariño había contraído con él grandes méritos”.
“Nadie llamaba a su puerta que no saliera complacido por el venerable anciano que a todas horas lo encontraban en su puesto”.
“Su muerte es generalmente sentida y nosotros no podemos menos que sentirla también, uniendo nuestras lágrimas a las de todos los habitantes del término municipal de Santa Ana”.
Acerca de las circunstancias de su fallecimiento, abundó la necrología publicada en la revista Crónica Médico-Quirúrgica de La Habana:
“Muy pobre, empezó hace meses a sufrir del estómago, por lo que consultó al Dr. Tapia, quien le sometió al uso de los fermentos digestivos, mejorándose algo, pero habiendo notado en sus vómitos una sustancia oscura, la atribuyó a un cáncer del estómago, idea que le atormentaba y que le llevó a la terrible resolución de poner fin a sus días; su entierro fue una general manifestación de duelo”.
Esta fue la vida, provechosa y útil, del médico Francisco de Paula Grima. Un español de que hizo del pequeño pueblo de Cidra su nueva patria chica. (LLOLL)
Excelente trabajo,Felicidades,es meritorio recordar a personalidades,que como el Dr Grima ,dio todo por su pueblo,también sería meritorio recordar a otro médico ilustre de el municipio, el Dr Mario E Dihigo,muchas gracias.
Gracias por su comentario. En 2024 hice una publicación sobre Dihigo y en 2025 haré otra. Es, en efecto, uno de los grandes de la ciencia en Matanzas.