Entre los sobrenombres que identifican a Matanzas se incluyen en lugar destacado el de Ciudad de los Ríos y Ciudad de los Puentes. Muchos afirman que la fluidez de las corrientes ha atemperado la impronta de quienes aquí nacen y mueren.

La primera referencia del Canto a Matanzas, de la poetisa Carilda Oliver Labra, es precisamente a un manantial aledaño al abra del Yumurí: el Pon Pon, mágico lugar inmortalizado en leyendas y poemas.

Y es que quien describa la ciudad tiene en el caudal de ríos y bahía el primer elemento distintivo. El propio barrio denominado Matanzas se distancia de Pueblo Nuevo con las aguas del San Juan, en tanto en la ribera opuesta del Yumurí se extiende la barriada de Versalles.

Quien se desplaza hacia Varadero será sorprendido por la belleza de Canímar. Sobre los tres ríos se han tendido 18 puentes, a los que se une el majestuoso Bacunayagua, limite de la provincia con los municipios habaneros.

A la bahía, a estas avenidas fluviales y a las vías que los atraviesan se han dedicado diversas obras artísticas, y refulgen en la literatura, la música y las artes plásticas.

La mansedumbre de sus aguas, que por momentos pueden tornarse amenazantes, dicen que ha determinado el ritmo interno del matancero original o adoptado, ese que transita sin prisas, admira nubes y olas, escucha trinares y sueña, absorto, lo mismo con un pasado de callejones y adoquines, que con futuros de esperanzas.

Matanzas estará por siempre signada por ese elemento que riela bajo la brisa, se encaracola y reta, y que marca a quienes aman esta Ciudad de los Puentes, Ciudad de los Ríos.

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