Carlos Benítez Hernández, nacido en la Ciudad de los Puentes y criado durante su infancia en el poblado de Jovellanos, es hoy una de las grandes personalidades de la locución en la urbe yumurina.
Su pasión por la conducción comenzó desde la niñez con su emisora imaginaria, pero no fue hasta el preuniversitario que se inició en el mundo de la locución.

Sus inicios como locutor: la radio, un mundo fascinante que se disfruta con pasión

«Llegué a Radio 26 gracias a una convocatoria realizada por el programa Frecuencia Abierta. Mi mamá la escuchó y me animó para que fuera. No me presenté porque solicitaban el título de Bachiller y aún no había culminado el doce. Sin embargo, hicieron un segundo llamado y en esa ocasión si asistí, no tenía nada que perder. Con la condición de terminar el duodécimo grado, me aceptaron y fue así como en el año 92 comencé a trabajar en este medio de comunicación.
«En la radio cada lugar es un mundo fascinante que se vive y disfruta con pasión. Si allí pudiera tener mi casa, viviría con gusto.
«He sido locutor en la mayoría de los programas. Me he sentido muy bien en todos porque he dado lo mejor de mí y me he llevado lo mejor de ellos, pero hay dos a los que le tengo especial cariño: Pida usted y En la radio.»

Televisión: un medio que te exige mucho más

«En la televisión comencé en el año 1999 con la inauguración del telecentro, en un programa cultural llamado Cuando llegan las musas. La televisión es más compleja que la radio porque con un gesto puedes expresar disímiles opiniones. Tienes que preocuparte no solo por lo qué dices, sino por cómo lo dices; por la ropa, el maquillaje y el peinado.
«La presión de hacer una buena locución crece con los años, porque la experiencia te exige un mayor compromiso con el público. El nervio y la preocupación siempre estarán a flor de piel cuando se sale al aire. El día que eso no suceda, entonces debemos preocuparnos. Nosotros respondemos por lo que decimos y eso siempre es una gran responsabilidad.»

Carlos fuera de cámara: la familia y sus pasiones

La familia es uno de los pilares más importantes en la vida de Carlos Benítez, son parte de su crecimiento como persona y profesional.

«Mi papá murió cuando yo tenía cuatro años. Fue un gran médico veterinario, reconocido en Jovellanos y en el resto de la Isla. Conocí de él por las referencias, pero recuerdos físicos quedan muy pocos, excepto algunas cintas de grabación y fotografías.
«A mi madre si tuve el placer de tenerla cerca y corresponder a su cariño y entrega. La cuidé con mucho amor hasta el último de sus días. Mi esposa y mis hijos son mis grandes motivaciones, con ellos mantengo una relación de respeto, confianza y comunicación.

«Soy un gran soñador. Me apasiona cocinar y dicen quienes han probado mi sazón que no se me da nada mal, y me encanta la comida italiana y la criolla. Y disfruto mucho el baile, aunque no se me da muy bien.» (ALH)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *