Por Carlos Manuel Bernal López 
En la Escuela Deportiva Luis Augusto Turcios Lima hay historias tan antiguas como sus muros. Una de ellas la cuenta a diario la profesora Aurora Inés Fajardo Pérez.
Con 46 años vinculada a la institución matancera, la fundadora del centro conserva vívidos recuerdos de su llegada.
«Cuando comencé aquí tenía apenas 18 años de edad. Había cumplido un año de servicio social en las Fuerzas Armadas Revolucionarias luego de haberme graduado de la Escuela Pedagógica René Fraga Moreno en 1978. Desde 1979, cuando comenzó la EIDE hasta los días de hoy, hemos permanecido acá», relató.
A más de seis décadas de vida, la profe Aurora ha logrado destruir los prejuicios en torno a la enseñanza deportiva a base de disciplina.
«A veces las personas piensan que es un problema de disciplina. En las escuelas deportivas, los alumnos tienen varias personas que interactúan con él en las partes formativas y docentes».
Dos años de misión internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela no la alejaron de la EIDE de sus amores.
«Hay muchos atletas que no están en el país, pero la mayor satisfacción de un profesor es que sus alumnos lleguen a equipos nacionales. He tenido la dicha de ver formados a campeones panamericanos, mundiales y olímpicos».
Aurora todavía imparte clases de varias asignaturas relacionadas con las ciencias sociales. Pero dice que no hay mayor reconocimiento que el de ver formado un ciudadano de bien.
«El motor impulsor son mis alumnos. No hay lugar en el mundo donde el maestro no esté vinculado a la formación profesional en las diferentes ramas», concluyó.
Alega la maestra de generaciones que mientras tenga fuerzas seguirá en el magisterio, y ojalá sea por mucho tiempo. Como ojalá cada escuela tuviese a su propia Aurora.