El año 2023 ha tenido al humor como innegable protagonista. Primero celebramos el centenario de uno de los grandes del periodismo y la literatura humorística cubanos: Enrique Núñez Rodríguez, nacido en Quemado de Güines, el 13 de mayo de 1923. Días después, el 28 de mayo, recordamos también la centuria del nacimiento de una consagrada de la escena, el cine y la televisión: Natalia Herrera.

En este mes de julio, que arrancó con la exitosa realización de la vigésimo séptima edición del Festival Nacional Aquelarre, aplaudimos a la memoria de otro afamado de los medios de comunicación masivos: Idalberto Delgado Delgado, que nos dejara un inmenso legado que va más allá de su popular personaje de Paco, en el antológico programa radial Alegrías de sobremesa, escrito por Alberto Luberta por más de 50 años.

Idalberto fue también muy conocido por la serie humorística de la tele Casos y cosas de casa, o por Tito el taxista, que por los años 80 hicieron reír a millones de cubanos. No obstante, la fama de este excelente actor, querido por todos, viene de mucho más atrás, de cuando apareció entre los personajes de reparto en el hilarante programa televisivo Pototo y Filomeno, protagonizado por Leopoldo Fernández y Aníbal de Mar, otros dos enormes del humor cubano de todos los tiempos.

Cachucha y Ramón vino después. Idalberto (Ramón Mogollón) protagonizaba junto a la actriz Manela Bustamante (Cachucha) y ambos quedaron inmortalizados en nuestra cultura nacional.

Idalberto tuvo un magnífico recorrido también por el cine, donde lo recordamos por su actuación en el filme Las doce sillas, de Tomás Gutiérrez Alea, Titón, en 1962, entre otros largometrajes.

Idalberto nació en Aguada de Pasajeros, el 10 de julio de 1923, el mismo mes y año que viera la luz otro noble amigo, resplandeciente estrella que iluminó la poesía y la escena de la Mayor de las Antillas y de parte del mundo: el santiaguero Luis Mariano Carbonell Pullés.

Nombrado El acuarelista de la poesía antillana, supo con sus estampas retratar lo más costumbrista de nuestra sociedad y su folclor. Declamador sin igual, poseía vasta cultura que lo hacía maestro de varios géneros de las artes. Acompañó al piano y compartió escena con grandes voces como Omara Portuondo y Elena Burke. Inmortalizó con estilo único los versos de nuestro Poeta Nacional, Nicolás Guillén.

Exquisitos e inolvidables fueron sus montajes de voces que encumbraron canciones y estampas como Los quince de Florita, Yo quiero ser comparsera, Tú eres plante namá, La negra Fuló, El niño Valdés… entre muchos otros.

Por su vida, consagrada al arte y la cultura cubana le fueron otorgados la Orden Félix Varela y los premios nacionales de Humor y de la Música, entre otras distinciones. Luis Carbonell nació en gloriosa fecha como el 26 de julio, en el año 1923.

Con mucho agrado y respeto, dedeté rinde homenaje a estos dos colosales artistas, aplaudidos por varias generaciones de cubanos que jamás los olvidarán. (ALH)

JAPE/Juventud Rebelde)

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