En 1902 se fundó en La Habana la Escuela Normal de Kindergarten, institución que desarrolló una encomiable labor educativa por cerca de 60 años.
Al estudiar la historia de la primera infancia en Cuba no pueden obviarse los antecedentes, en especial los relativos a la formación de sus educadoras, sobre todo en la República Burguesa (1899-1902). Sin embargo, no se ha estudiado la contribución teórica y práctica realizada por numerosas personalidades, así como por la Escuela Normal de Kindergarten, a la pedagogía infantil en Cuba durante la etapa mencionada.
Quizás el hecho de haber sido una enseñanza fundada en Cuba durante la primera ocupación militar norteamericana (1898-1902) y que se creara una Escuela Normal, primera existente en Cuba, dirigida en sus primeros años por maestras estadounidenses, ha limitado el acercamiento a los aportes que realizó esta institución cubana a la educación nacional y junto a ella, figuras que merecen ser reconocidas. Este desconocimiento, además de mantener en la oscuridad aspectos que pueden ser considerados logros de la pedagogía cubana, ha favorecido la injusticia y la permanencia en el tiempo de errores históricos, que se han propagado sin justificación.
Los antecedentes
Aunque es posible rastrear ideas referidas a la educación preescolar en el siglo XIX, los verdaderos inicios de la educación de la primera infancia en Cuba se remiten a 1899. Poco se conoce de esos primeros momentos, sobre todo por falta de investigaciones profundas al respecto. No obstante, una mirada inicial ofrece un indicio tentador y promisorio: el origen cubano del kindergarten en el país. Esto contradice mucho de lo poco que se ha escrito al respecto y demuestra la necesidad de los estudios histórico-educativos acerca del devenir de este nivel de enseñanza en el país.
Existen evidencias de que la idea fue propuesta y ejecutada por la Sociedad de Huérfanos Cubanos, organización benéfica fundada en Nueva York después de terminada la guerra del 95. Esta sociedad, sobre la cual existen escasos datos y cuyos miembros conocían seguramente las características del kindergarten en Estados Unidos y Europa, fue la que implantó las primeras clases para niños de la primera infancia y desarrolló las acciones iniciales en función de la preparación de sus maestras.
La Sociedad patrocinó la creación de dos kindergártenes en Matanzas, uno en Santiago de Cuba y otro en Sagua la Grande, primeros que existieron en Cuba. Sobre estas instituciones pioneras solo se ha reiterado información relativa al de Matanzas, abierto en 1901 por la educadora estadounidense Marie E. Kiel, futura directora de la Escuela Normal de Kindergarten un año después. Este dato ha motivado que se mencione que la Escuela Normal se fundó en Matanzas, lo cual es un error.
También existió un kindergarten en La Habana en 1899, establecido por la esposa del general norteamericano William Ludlow, gobernador de esa provincia, en la Casa de las Viudas. La maestra era la estadounidense Zillah J. Levy. No se conocen más detalles de este centro, aunque según el pedagogo cubano Arturo R. Díaz, esta maestra sabía “…despertar el interés en los niños y conservarlo todo el tiempo que ha de menester para la comprensión de las ideas que trata de inculcar en los pequeñuelos…” a partir de “…la excelencia de los procedimientos que emplea en la educación de los niños…”. A partir del curso 1901-1902 estos kindergártenes pasaron a ser oficiales por disposición del Comisionado de Escuelas Públicas.
Otro aspecto a destacar es que en 1899 el pedagogo y naturalista Carlos de la Torre y Huerta, publicó en la revista La Escuela Moderna la ponencia “Reformas al plan de estudios”, contentiva de un nuevo plan de enseñanza elaborado por una comisión dirigida por él. Este plan tuvo la intención de organizar las escuelas públicas en un sistema único con tres enseñanzas (Primera, Secundaria y Preparatoria) divididas en grados, con asignaturas organizadas en un ascendente proceso de complejidad, según la edad de los alumnos. Una novedad fue la propuesta de crear las Escuelas Normales como centros dedicados a la formación de maestros.
En este plan de estudios la Primera Enseñanza estaría conformada por la Educación Infantil, la Educación Elemental y la Educación Superior. La primera comprendería a los niños menores de ocho años en dos tipos de centros, las Escuelas de Párvulos o Kindergarten, o sea, escuelas dedicadas exclusivamente a esta educación y, por otra parte, en las Secciones Infantiles o Preparatorias de las Escuelas Elementales, en realidad aulas de preescolar como las que existen actualmente en las escuelas primarias. En este primer eslabón del sistema de escuelas públicas se impartirían dos grados: primer grado infantil y segundo grado infantil.
Este plan de estudios no fue aprobado por el gobierno interventor, que implementó el propuesto por Alexis E. Frye, Superintendente de Escuelas de Cuba, mediante la Orden Militar 226, del 6 de diciembre de 1899. A partir de este momento fueron varias las órdenes militares con medidas dirigidas a establecer un sistema de enseñanza en Cuba, la formación emergente de maestros, entre otros aspectos técnicos de gran urgencia debido a la pésima situación escolar heredada de España, pero también por la necesidad de garantizar el futuro dominio neocolonial.
Las instituciones: la Escuela Normal de Kindergarten
La Escuela Normal de Kindergarten fue la primera fundada en Cuba, como paso previo e indispensable al establecimiento de este nivel de enseñanza en todo el país. Fue autorizada por la Orden Militar número 11 del 8 de febrero de 1902. En la misma se reconoció la “absoluta carencia en el país de esta enseñanza especial” y “lo poco ventajoso que es depender siempre para el establecimiento de estos cursos, de profesores extranjeros”. No obstante, por la misma ausencia de experiencias anteriores, la dirección de la escuela fue confiada a la educadora alemana-estadounidense Marie E. Kiel.

La organización del nuevo centro fue muy simple. Se conformó por dos departamentos, uno de Enseñanza Práctica y otro de Enseñanza Teórica, con un kindergarten modelo para las prácticas de las alumnas. Solo constaba de tres profesoras: la directora, encargada de la enseñanza de la teoría, una profesora que atendía la parte práctica y a la vez fungía como vicedirectora, y una conserje. La cantidad de alumnas a matricular sería de veinte, distribuidas por provincias: dos de Pinar del Río, cinco de La Habana, tres de Matanzas, cinco de Santa Clara, dos de Puerto Príncipe y tres de Santiago de Cuba.
Para ingresar a la Normal se realizaría un examen de ingreso en cada una de las capitales provinciales. Las alumnas tendrían un estipendio mensual de 20 pesos, aunque este sería de 10 pesos para las residentes en La Habana. Además, debían firmar un contrato en el cual se comprometían a ejercer como maestras de kindergarten por tres años después de graduada. Esta fue quizás la primera vez que en Cuba se estableció lo que se conoce hoy como servicio social. Por último, las alumnas debían ser amantes de los niños, tener conocimientos elementales de piano y canto, con una edad entre 17 y 28 años.
El plan de estudios se estructuró en dos cursos. En la Enseñanza Teórica se cursaban Psicología general, con aplicación especial a la inteligencia del niño; Teoría de los regalos y las ocupaciones, Estudio de los colores, Ciencias naturales, Historia de la educación, Pedagogía de Froebel y su educación del hombre, Ejercicios físicos, Estudio del Mother Play, Teoría de la música e Inglés. En la Enseñanza Práctica las alumnas impartían clases en el kindergarten modelo o en alguna escuela pública que tuviera un aula dedicada a esta enseñanza.
Una vez concluido el curso 1902-1903, se graduaron de forma excepcional las primeras diez alumnas. También se abrió una plaza para una profesora de dibujo. En 1903 murió repentinamente la profesora Marie E. Kiel, directora de la Escuela Normal y le sustituyó Nellie B. Wilmot, quien la dirigió hasta 1909. En este año asumió la dirección Consuelo Seigle, primera directora cubana de la institución. Hay que resaltar que Kiel y Wilmot fueron las únicas profesoras norteamericanas que tuvo la institución, pues también existe el criterio erróneo de que todas las profesoras fueron de esa nacionalidad.

Durante las siguientes décadas, la Escuela Normal de Kindergarten tuvo varias modificaciones. En vistas de las dificultades derivadas de la selección de las alumnas en las provincias, de lo cual se aprovecharon varios políticos de la época para favorecer sus intereses particulares, se comenzaron a realizar exámenes de ingreso en su sede central. Estos exámenes consistían en pruebas de piano, solfeo, teoría de la música y canto, así como aritmética, geografía, gramática, composición, ortografía, historia de Cuba y de América, fisiología e higiene y escritura, con temarios similares a los establecidos para el ingreso a los Institutos de Segunda Enseñanza.
En medio de la Primera Guerra Mundial se cambió el nombre de la Escuela Normal de Kindergarten por Escuela Normal para Maestras de Jardines de la Infancia. Esto sucedió debido al origen alemán de la palabra kindergarten. Incluso también se modificó el nombre de estos establecimientos educativos por Jardines de la Infancia. Sin embargo, todo parece indicar que el centro formador retomó su nombre original en algún momento posterior a 1921. Fue en los finales de la década del 40 cuando se le denominó oficialmente como Escuela Normal para Maestras de Jardines de la Infancia de La Habana. Con el paso de los años su capacidad se hizo insuficiente y fue necesaria la creación de instituciones homólogas en otras provincias del país. Así sucedió en 1935 cuando se fundó la de Las Villas y en 1944 al ser creadas las de Camagüey y Oriente.

La Escuela Normal de Kindergarten, como toda la enseñanza oficial y pública del período, no tuvo la atención estatal que necesitaba y padeció etapas de profunda crisis. Así lo evidencia la desmesurada cantidad de sedes en las cuales funcionó desde su fundación, once en total. En 1944 fue ubicada en su sede definitiva de la Plaza Finlay en Marianao.
Los planes de estudio
Los planes de estudio de la formación de maestras de kindergarten sufrieron varias modificaciones entre 1902 y 1959. Influenciados en sus inicios por el modelo educativo norteamericano, con el paso de los años fueron adquiriendo un sentido nacional cada vez más marcado y ajustado a las necesidades cubanas.
El plan inicial de 1902 fue modificado en 1914 de la manera siguiente:
- Primer curso. Estudio y psicología del niño. Estudio de los colores (con ejercicios de dibujo y pintura), primer curso. Ciencias naturales, primer curso, Teoría de los dones y de las ocupaciones, primer curso. Juegos y cantos del kindergarten, primer curso. Juegos de madre (Mother play) Cuentos, plática y programas, primer curso. Inglés, primer curso. Música, primer curso y Educación física, primer curso.
- Segundo curso. Historia de la educación (Teorías pedagógicas de los grandes educadores, en relación con el kindergarten y especialmente de Froebel). Estudio de los colores, segundo curso. Ciencias naturales, segundo curso. Teorías de los dones y de las ocupaciones, segundo curso. Juegos y cantos del kindergarten. Juegos de Madre (Mother play) Cuentos, plática y programa, segundo curso. Inglés, segundo curso. Música, segundo curso y Educación física, segundo curso.
Siete años más tarde, en 1921, este plan tuvo otras modificaciones, aunque se mantuvieron los dos años de estudios en la Escuela Normal:
- Primer curso: Elementos de pedagogía. Historia de la pedagogía, especialmente la de los grandes educadores, en relación con los Jardines de la Infancia. Mother play, primer año. Dones, primer año. Teoría de las ocupaciones, primer año. Trabajo manual, primer año. Dibujo y pintura. Modelado. Nociones de ciencias naturales. Fisiología e higiene. Educación física, primer año. Música (teoría, solfeo, cantos y piano), primer año. Inglés, primer año.
- Segundo curso. Psicología del niño. Dones, segundo año. Teoría de las ocupaciones, segundo año. Trabajo manual, segundo año. Metodología de los cantos, juegos, pláticas y demás ejercicios correspondientes al departamento de enseñanza práctica. Dibujo y pintura, segundo año. Jardinería (lecciones teórico-prácticas). Educación física, segundo año. Música, segundo año. Inglés, segundo año.

Este último plan también fue modificado en 1925 y 1935, aunque el principal cambio fue que a partir del curso 1928-1929 se amplió a tres años. Las materias a cursar en la Escuela Normal quedaron de la siguiente forma:
- Primer curso. Psicología general. Dones. Anatomía, fisiología e higiene. Ciencias naturales, primer curso. Educación física, primer curso. Dibujo y modelado. Teoría de la música, primer curso. Solfeo. Piano. Inglés, primer curso. Teoría de las ocupaciones. Trabajo manual.
- Segundo curso. Psicología pedagógica. Metodología general y especial del kindergarten. Ciencias naturales, segundo curso. Educación física, segundo curso. Dibujo y pintura. Teoría de la música, segundo curso. Solfeo. Piano. Inglés, segundo curso. Trabajo manual.
- Tercer curso. Historia de la pedagogía. Metodología especial del kindergarten y Práctica docente. Mother Play. Jardinería, Teórica y práctica. Educación física, tercer curso. Dibujo y pintura. Teoría de la música. Solfeo. Piano. Inglés, tercer curso. Trabajo manual.
En los años 50 la formación de maestras en la Escuela Normal de Kindergarten se extendió a cuatro años.
Otro aspecto a resaltar es la organización docente que tuvo el kindergarten cubano. Aquí se destacó Catalina Fernández de los Ríos, Inspectora Nacional de Kindergarten por varias décadas y autora del Plan General para la enseñanza en las aulas de Kindergarten, vigente por largos años. En este documento, se especificaban los métodos y procedimientos de la enseñanza, los medios auxiliares, el personal responsable, los documentos oficiales obligatorios, las disciplinas a impartir y las finalidades a lograr, entre otros aspectos pedagógicos de interés.
La publicación de textos
Al momento de su establecimiento, el kindergarten en Cuba debió enfrentar la ausencia casi total de libros de textos adecuados a este nivel de enseñanza escritos por autores cubanos. Este grave problema, que también afectó a la escuela pública durante los primeros años de la República Burguesa, se atenuó en 1902 con la asunción de textos estadounidenses. No obstante, eso no significó, como se ha querido hacer ver, que todo el desarrollo de esta enseñanza hasta 1959 dependió única y exclusivamente de libros de autores extranjeros.

No puede olvidarse el esfuerzo del Dr. Francisco Domínguez Roldán, Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, quien en 1918 convocó un concurso para la redacción de textos para kindergarten. La presencia creciente de libros cubanos en los kindergártenes del país fue evidente a partir de la década de los años treinta. En ellos se concretó otro aspecto histórico-pedagógico de una riqueza extraordinaria: las ideas pedagógicas cubanas acerca de la educación de la primera infancia.
Hay que reconocer que estaban actualizados y, lo que es más importante, adaptados a las condiciones de Cuba y a las características del niño cubano. Por su originalidad merecen citarse Prácticas docentes (1952) de María E. Hernández, Psicología infantil del pree-escolar (1954) de Marta Torres, Didáctica (1954) de Esther Sosa, Didáctica especial del preescolar (1955) de Esther Sosa y Consuelo Portu, Didáctica de la enseñanza pre-escolar (1957) de Esther Sosa y Consuelo Portu, y Paidología (1958-1959) de Marta Torres, entre otras.
Las nuevas ideas y prácticas pedagógicas
Lo más común que se ha planteado, es que todo el sistema de escuelas de kindergarten, lo cual incluye la Escuela Normal, funcionó única y exclusivamente bajo el influjo de la pedagogía norteamericana y, sobre todo, de la filosofía del pragmatismo que predomina en su cultura. Esta verdad es solo a medias, pues tanto para sustentarla como para rebatirla no predominan estudios históricos sistematizados, pero los primeros acercamientos apuntan a una riqueza como quizás no tuvo otra enseñanza cubana en la misma época.
Si bien es cierto que nació en medio de la primera ocupación militar norteamericana y fue dirigida en sus inicios por especialistas de ese país, se observa que se asumieron las mejores experiencias existentes hasta esa fecha. Se basaban esencialmente en la obra de Federico Froebel (1782-1852), pedagogo alemán creador de la educación preescolar y de los kindergarten o jardines de la infancia.

Con el paso del tiempo, la enseñanza del kindergarten en Cuba asumió ideas y experiencias de pedagogos notables, como Maria Montessori (1870-1952), Ovidio Decroly (1871-1932) y Édouard Claparede (1873-1940), entre otros. Por ejemplo, en 1918 la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes designó al pedagogo belga Georges Rouma (1881-1976) como asesor técnico, quien entre sus funciones debía atender el kindergarten. Incluso fue traducida y publicada su obra El lenguaje gráfico del niño (1919), de fuerte contenido experimental y basado en sus investigaciones acerca de la importancia del dibujo en la educación infantil. La presencia de textos novedosos publicados en Estados Unidos, América Latina y Europa, también contribuyó a la preparación científica de las maestras y al proceso de formación de las profesionales del kindergarten en la Escuela Normal y en la Universidad de La Habana.

Las mejoras y necesidades del kindergarten en Cuba fueron objeto de debate en Cuba en todo el período que se analiza. Tanto en la prensa, como en libros y folletos, quedaron recogidas numerosas propuestas, genuinamente cubanas, dirigidas a perfeccionar una enseñanza que tenía en sus manos la formación integral de los niños cubanos. Baste citar el ensayo “Posibilidades de un kindergarten mejor” (1939), publicado por la pedagoga Zoila R. López.
De igual forma, en las revistas pedagógicas, sobre todo de La Habana, aparecieron de forma sistemática artículos sobre el kindergarten. Así sucedió en publicaciones como Cuba Pedagógica, publicada entre 1903 y 1922; Revista de Educación (1911-1914 y 1924-1925), la Revista de Instrucción Pública (1918-1920 y 1925-1928), Monografías Paidológicas (1920) y la Revista de Educación (1937-1941), entre otras.
La educación musical
La educación musical del niño de la primera infancia fue un rasgo distintivo de la enseñanza del kindergarten en Cuba. Al respecto, Catalina Fernández de los Ríos señaló lo siguiente:
“En nuestros kindergártenes la música tiene un lugar más importante que en los de otros países. La edad en que a él concurren los niños (de cuatro a seis años, es la mejor para comenzar la iniciación músico-educativa, desarrollando lo que pudiéramos decir, sus elementos básicos y estimulando su sensibilidad que más tarde pudiera darle una más amplia capacidad apreciativa”.

Al iniciarse el kindergarten en 1903 las primeras canciones que se entonaban en sus aulas eran estadounidenses. Apenas un año después, la directora de la Escuela Normal, Nellie B. Wilmot encomendó a la poetisa cubana Dulce María Borrero su traducción al español y musicalización. A partir de entonces fueron varios los esfuerzos por escribir canciones de temas cubanos para ser cantadas por estos centros educativos. Merecen citarse Canciones escolares (1904) de Manuel Fernández y Braulio Colón, Teoría razonada de la música (1909) de Rafaela Serrano, Cantos y juegos para kindergarten (1920) de Margarita Monreal, Cantos escolares (1925) de Dulce María Borrero y Fidelma García, Canciones y juegos de kindergarten y grado pre-primario (1946) de Gloria Agramonte y Cancionero de kindergarten y de grados primarios (1940, 1953) de Zolia R. López, entre otros.

Por consiguiente, la educación musical fue parte importante en la formación de las maestras de kindergarten. Tener conocimientos musicales fue una exigencia desde los primeros años. En 1915 se aprobó que para este examen de ingreso las optantes debían tener conocimientos prácticos de piano hasta tercer año inclusive y haber cursado los estudios de Le Couppey (op. 20) de Czerny (op. 636) u otros análogos del mismo grado de dificultad, lo cual fue una muestra de rigurosidad. Ya en los años veinte, existía en la Escuela Normal una cátedra de Música, que impartía Teoría de la Música y Solfeo, Clases prácticas de piano y Cantos de Kindergarten y coros. Como profesoras se destacaron Isabel Caballero, Ángela Madrigal, Fidelma García, Cándida Garriga, Enriqueta Solís y Dolores Soldevilla.
Aunque se ha particularizado en la educación musical, son muchas las aristas de la labor educativa en los kindergártenes cubanos que esperan por indagaciones al respecto. Por ejemplo, lo relativo a la educación mediante el juego, las artes manuales, el modelado, la educación plástica, el vínculo con la naturaleza, entre otras.
Las tesis del Doctorado en Pedagogía
Para las graduadas como maestras de kindergarten existía la posibilidad de cursar estudios universitarios y obtener el título de Doctora en Pedagogía. Esto sucedió primeramente en la Escuela de Pedagogía de la Facultad de Artes y Letras, creada por el Plan Varona en 1900, y más tarde en la Facultad de Educación creada en 1937, que en 1942 pasó a llamarse Escuela de Educación.
Para graduarse era obligatoria la presentación de una tesis, la cual recogía un tema vinculado a la educación de los niños de la primera infancia y la labor del kindergarten como institución educativa. El contenido de estas tesis, verdadero patrimonio histórico-educativo cubano, espera por los investigadores. Una de las tesis más relevantes fue la de Ida Glézer, publicada con el título de La enseñanza en el grado pre-primario de la escuela elemental (1954). En ella se fundamentó de forma científica la necesidad de un grado intermedio entre el kindergarten (preescolar) y el primer grado, a semejanza del actual grado preescolar en las escuelas primarias.

También pueden mencionarse Instinto del juego en el niño. Investigaciones realizadas en el niño cubano (1917) de Ángela Sala; Preferencia que tiene el niño por el juego. Aspecto fisiológico-higiénico. Estudio de este asunto desde el punto de vista pedagógico (1917) de Nieves Prieto; Teorías modernas sobre el juego infantil (1928) de Josefa Hubbard, y Reformas de que están necesitadas las creches de Cuba (1929) de María González, entre otras.
Mención especial merece la tesis Froebel: sus principios educadores y su método. Las instituciones de enseñanza: jardines de la infancia (1902) de Gabriel J. Mancebo, defendida el 14 de octubre de ese año, apenas unos meses después de la fundación de la Escuela Normal de Kindergarten. Este dato resalta el conocimiento que tenían los maestros cubanos acerca de la obra de Froebel, quizás estimulado por la introducción del kindergarten en Cuba, pero que demuestra la intención de aplicar sus ideas de forma creativa y según las condiciones cubanas.
Las asociaciones
Existió una Asociación Nacional de Kindergarten, fundada en los años veinte, y una Asociación de Graduadas de las Escuelas Normales de Kindergarten, establecida en 1945. No está claro si esta segunda organización gremial se debió solamente a un cambio de nombre. Esta Asociación de Graduadas tenía en 1946 secciones de Cultura y Mejoramiento Profesional, Música, Propaganda y Publicidad, Relaciones y Asistencia Social, y Deportes. Tampoco se ha investigado la existencia de Colegios Municipales de Kindergarten, y si hubo instituciones similares a nivel nacional y provincial.

Se debe mencionar la revista Kindergarten, órgano oficial de la Asociación de Graduadas de las Escuelas Normales de Kindergarten, cuyo lema era “Por una Patria mejor”. En ella las asociadas publicaban artículos, propuestas de juegos, cuentos y canciones infantiles, partituras musicales, ejemplos de trabajos manuales, convocatorias a concursos relacionados con las lecciones a impartir en los kindergártenes del país, entre otras cuestiones relacionadas directamente con su labor educativa.
Figuras representativas
Entre las personalidades que se dedicaron a la educación infantil antes de 1959, hay que mencionar a Catalina Fernández de los Ríos, Alicia Hernández de la Barca y Esther Sosa Casanova. También a Mariana Rolando, Carmen Almodóvar, Zoila Rosa López de Rumbaut, Esther Torres, Ada Godínez, Marta Santander Páez, entre otras. Varias de ellas continuaron su obra pedagógica después del triunfo de la Revolución y mantuvieron su aporte a la educación cubana y particularmente a la primera infancia.

Pero no solo merecen ser reconocidas las que se destacaron a nivel nacional. La mayoría de las maestras de kindergarten que estaban en activo en 1959 se incorporaron a las urgentes tareas educacionales que enfrentó el país. Muchas fueron alfabetizadoras y otras también laboraron con nuevos bríos en los círculos infantiles y las aulas de preescolar. Todas fueron en sus localidades referentes éticos de honrado y sano magisterio. La ejemplar contribución de muchas maestras de kindergarten ha quedado recogida en las monografías sobre educadores del siglo XX, promovidas por la Asociación de Pedagogos de Cuba.