En su reconocida obra historiográfica, Vidal Morales y Morales también hizo aportes al conocimiento de la historia de la ciencia cubana.
El 27 de agosto de 1904, a los 56 años y de forma repentina, falleció el historiador y bibliógrafo cubano Vidal Morales y Morales. A propósito del inesperado suceso, el periódico El Mundo declaró:
“Cuba intelectual acaba de sufrir una pérdida irreparable. (…) La dolorosa sorpresa que nos produce esta noticia habrá de encontrar un eco simpático en el país entero, familiarizado hace mucho con el hombre modesto, laborioso y patriota de consagró por entero su existencia a recoger con paciencia, inteligente y perseverante, los datos desperdigados de nuestra historia, para echar el cimiento de una obra que no sabemos a qué inteligencia y a qué pluma estará encomendada”.
Desde entonces han sido múltiples las valoraciones acerca de la obra de Vidal Morales y Morales. Esto ha evolucionado desde la apología más acrítica, hasta las más ácidas recriminaciones. Desde el mismo momento de su muerte, el proespañol Diario de la Marina escribió acerca de la obra de este historiador:
“…durante la Intervención, se dedicó a cantar en obras voluminosas, las glorias de los revolucionarios más populares, haciendo, de paso, graves cargos al gobierno español y a sus representantes en Cuba”.
El historiador Oscar Zanetti destacó en Vidal Morales y Morales, la “…voluntad de idealización apenas refrenada por el hábito erudito…”. Para Carmen Almodóvar, representó una línea de trabajo “…erudita y apologética”, que demostró admiración por grandes personalidades de nuestra historia y se destacó como biógrafo. En esta vertiente se insertó, en lo fundamental, la contribución que hizo Vidal Morales y Morales a la historia de la ciencia en Cuba.
Vida de un erudito
Vidal Morales y Morales había nacido en La Habana, el 21 de abril de 1848. Recibió desde muy joven la influencia de Antonio Bachiller y Morales, relevante figura de la intelectualidad cubana y familiar suyo. También la de Anselmo Suárez y Romero, conocido novelista y maestro. Se graduó de Derecho Civil en la Universidad de la Habana (1870) y ejerció como abogado varios años en diferentes instancias.
Los primeros trabajos que publicó fueron sobre temas literarios y jurídicos. Rápidamente, comenzó a sobresalir como estudioso de la historia de Cuba, en especial la vinculada a la política y la cultura del país. Como ejemplo de lo anterior insertó en El Triunfo, entre 1878 y 1879, la serie “La Isla de Cuba en sus diferentes períodos constitucionales”, compuesta por veintidós trabajos. También escribió “Los precursores de la autonomía” (1898), que apareció en El Fígaro.

Tras el fin del dominio español sobre Cuba se le designó jefe de los archivos de la Isla de Cuba. En esa responsabilidad fundó, en 1902, el Boletín de los Archivos de la Isla de Cuba, después Boletín de los Archivos de la República de Cuba, que dirigió hasta su muerte. Esta publicación, según declaró, tendría el propósito de dar a conocer
“…no solamente los índices de los legajos definitivamente organizados en cada una de las Salas del Castillo de la Fuerza, sino también algunos papeles interesantes para la historia nacional”.
Tras ser instaurada la República continuó su labor como historiador. Su obra más influyente fue Iniciadores y primeros mártires de la revolución cubana (1901), editada en tres tomos. Fue autor de Nociones de Historia de Cuba (1904), texto adaptado para la enseñanza por Carlos de la Torre y Huerta, que tuvo nueve ediciones. El aporte más trascendente que realizó al género biográfico fue Hombres del 68. Rafael Morales y González (1904).
El compilador
Como compilador de documentos, Vidal Morales y Morales hizo una importante contribución a la historia de la ciencia en Cuba. Vale mencionar “Don José de la Luz. Documentos para su vida” (1878), que publicó en la Revista de Cuba. Además, en 1883 publicó en el periódico La Lucha varias cartas de Luz a José Antonio Saco.
Preparó el número de la revista Cuba y América, del 20 de junio de 1899, que se dedicó a la figura de José de la Luz y Caballero. Esta edición comenzó con el artículo “José de la Luz Caballero”, escrito por el propio compilador. Entre los documentos dados a conocer estuvieron la “Necrología de D. Tomás Gener”, escrita por Luz, y un artículo que escribió el Conde de Pozos Dulces al fallecer el egregio maestro, entre otros.

En 1900, también desde las páginas de Cuba y América, abogó por celebrar, como “…Cuba libre…”, el centenario del nacimiento de José de la Luz y Caballero, a quien consideró “…el más grande de sus hijos…”. A continuación, reprodujo una de las principales obras lucistas: “Instrucciones a los maestros para practicar el método explicativo”.
La labor realizada por Vidal Morales y Morales en el rescate y conservación de documentos históricos permitió publicar la Colección póstuma de papeles científicos, históricos, políticos y de otros ramos sobre la Isla de Cuba, ya publicados, ya inéditos (1881), de José A. Saco. En este volumen aparecen notas aclaratorias debidas al laborioso historiador habanero.
De este autor también preparó “La esclavitud de los indios en el Nuevo Mundo”, que dio a conocer por partes en la Revista de Cuba entre 1881 y 1883. En esta obra de José Antonio Saco, que permaneció inédita hasta ese momento, Vidal Morales y Morales fue autor de las notas al texto. Gracias a él se publicó otra parte de la grandiosa obra de Saco sobre la esclavitud: “Historia de la esclavitud de la raza africana en el Nuevo Mundo y en especial en los países hispano-americanos”. En este caso en las páginas de la Revista de Cuba, entre 1885 y 1891.
En esta misma publicación aparecieron otros trabajos de Saco, que fueron publicados por Vidal Morales y Morales. Fue el caso de cartas a José Valdés Fauli (1887) y Gaspar Betancourt Cisneros (1887), así como una autobiografía (1894) del ilustre bayamés. También fue autor de “José Antonio Saco y el Conde Pozos Dulces. Dos criterios distintos en cuestiones de política cubana”, trabajo que apareció en Cuba y América en 1900.
Gracias a los empeños de Vidal Morales y Morales se dieron a conocer igualmente las Obras (1888), en dos tomos, de Francisco de Arango y Parreño. En ambos volúmenes aparecieron notas debidas a Morales, para aclarar algunos datos históricos.
Vidal Morales también hizo aportes en el caso del escritor y mecenas Domingo del Monte y Aponte. Publicó por vez primera la lista de bibliografía cubana elaborada por Del Monte en 1846. Lo hizo bajo el título de Biblioteca cubana. Lista cronológica de los libros inéditos e impresos que se han escrito sobre la Isla de Cuba, y de los que hablan de la misma desde su descubrimiento y conquista hasta nuestros días (1882). Además, dio a conocer otros documentos delmontinos en Revista de Cuba y Revista Cubana.
El biógrafo
Entre los aportes que realizó Vidal Morales y Morales a la historia de la ciencia en Cuba estuvieron varias biografías de científicos cubanos. En 1877 publicó, en la Revista de Cuba, la semblanza “José María de la Torre”, donde recreó la vida de este destacado “…geógrafo, estadista, anticuario y propagador de la enseñanza”. Esta biografía, ahora bajo el título “José María de la Torre. Estudio Biográfico”, se reprodujo en la Revista Bimestre Cubana, en 1913. También apareció como parte introductoria del tomo en que la Colección Cubana de Libros y Documentos Inéditos y Raros, editada por Fernando Ortiz, recogió el libro Lo que fuimos y lo que somos o La Habana antigua y moderna (1857), de José María de la Torre.
Otra obra de este género que Vidal Morales y Morales escribió fue “Don Antonio Bachiller y Morales”. La publicó primero en las páginas de la revista La Enciclopedia en 1887. Ese mismo apareció en forma de libro. En ella destacó la vida y obra del relevante historiador y bibliógrafo, a quien elogió como un
“…venerable anciano (…), laborioso y erudito publicista cubano, ventajosamente conocido y estimado en nuestra patria y fuera de ella”.
También en La Enciclopedia y en 1887, dio a conocer “Don Francisco de Frías y Jacott, Conde de Pozos Dulces”, donde biografió al ilustre político y agrónomo cubano. Publicada igualmente como libro y en el periódico El País, fue un estudio de la vida y obra de una personalidad de la ciencia cubana. Las valoraciones de Vidal Morales y Morales acerca de la vida del Conde fueron ampliamente comentadas por figuras como Rafael Montoro, Ricardo del Monte y Manuel Sanguily.
Además de estas dos biografías, en 1887 y en la misma revista, Vidal Morales y Morales insertó el trabajo “D. José Silverio Jorrín”, sobre la trayectoria vital del conocido político y escritor cubano. Jorrín se había destacado como político, estudioso de Cristóbal Colón y defensor de la educación pública. Tanto Jorrín, como Bachiller y el Conde de Pozos Dulces, fueron incluidos en el libro Cien figuras de la ciencia en Cuba (2002).

A la obra del historiador Vidal Morales y Morales fue dedicado el volumen 3 Biografías, dentro de la octava serie de los Cuadernos de Cultura, en 1949. Este homenaje se realizó a propósito del centenario de su nacimiento. Fueron incluidas las vidas de Anselmo Suárez y Romero, José Silverio Jorrín y Antonio Bachiller y Morales. En el ensayo introductorio, el escritor Félix Lizaso ponderó las cualidades de Morales como biógrafo.
Se conoce que Vidal Morales y Morales dejó inéditas las biografías Domingo del Monte y su tiempo, Vida de Don Tomás Gener, Vida de José Antonio Saco y Vida de Gaspar Betancourt Cisneros. Aunque nunca se publicaron, varios contemporáneos dejaron valoraciones positivas sobre su contenido.
En el caso de la Vida de Don Tomás Gener, Rafael Montoro la calificó como una “…obra maestra…”. Sólo se publicó una parte con el título “Don Tomás Gener y Buigas (Fragmentos de un estudio biográfico)”. Esta apareció en la revista Cuba y América, el 20 de octubre de 1900. De Domingo del Monte y su tiempo escribió nueve capítulos y dio a conocer una pequeña parte. Para José Silverio Jorrín, esta sería la “…obra fundamental…” de Vidal Morales y Morales.
Las biografías escritas por Vidal Morales y Morales, además de rendir tributo a estas personalidades, también demostraron, quizás sin quererlo el autor, la inutilidad de sus esfuerzos en favor de Cuba. Junto al ejemplo de sus vidas, a los esfuerzos por superar un estado de cosas realmente asfixiante para Cuba, estaban los intentos perdidos, las oportunidades desaprovechadas y el cruel desdén con que siempre trató España a los mejores representantes de la intelectualidad del país. Líderes autonomistas como Rafael Montoro y disidentes de esta corriente política como Enrique José Varona así lo reconocieron.

Vidal Morales y Morales colaboró con José Ignacio Rodríguez en la publicación de los libros Vida del Presbítero Don Félix Varela (1878) y Vida de Don José de la Luz Caballero (1879). En el prólogo al primero de estos volúmenes, Rodríguez reconoció que Morales era la persona a la que debía “…mayor deuda de gratitud…”. También fue colaborador del Diccionario biográfico cubano (1878), escrito por Francisco Calcagno. Se plantea que al morir tenía preparada una nueva edición, con múltiples ilustraciones y la rectificación de datos erróneos.
Otras obras
Otros dos trabajos de Vidal Morales y Morales merecen ser mencionados entre los que lo vinculan a la historia de la ciencia cubana. El primero es el ensayo crítico “Tres historiadores cubanos”, donde realizó un extenso y profundo análisis de las obras de Joseph M. F. de Arrate, Antonio José Valdés e Ignacio de Urrutia y Montoya. Este fue, además, el primer trabajo que apareció en las páginas de la Revista de Cuba en 1877. Estuvo motivado por la publicación de la obra de estos tres historiadores, en un volumen único, en 1876.

Este fue un valioso ensayo de crítica historiográfica. Vidal Morales y Morales consideró la aparición de este volumen “…un verdadero acontecimiento literario en esta tierra”. Señaló varios errores y omisiones, pero supo destacar también los aciertos. Sostuvo que estas eran obras, que no podían considerarse definitivas, pero representativas de una época ya pasada. Al concluir el análisis sostuvo:
“La historia, fotografía de una nación, no debe ceñirse a la narración a la narración descarnada de los sucesos políticos y militares, sino seguir paso a paso el múltiple y variado desarrollo del genio de un pueblo en sus distintas manifestaciones, para alcanzar el conocimiento exacto de la verdad, que es el objeto del historiador”.
Otro trabajo destacado de Vidal Morales y Morales fue “El Barón de Humboldt en Cuba”, que se conoció, dividido en tres partes, en las páginas de la revista El Fígaro en junio de 1897. En él, resaltó la trascendencia de la visita de Alejandro de Humboldt a Cuba, en 1800-1801 y 1804. Destacó la importancia del Ensayo político sobre la Isla de Cuba escrito por el sabio alemán. Además, hizo mención a las relaciones de Humboldt con relevantes personalidades como Francisco de Arango y Parreño e hizo especial énfasis en los criterios que sostuvo en contra la esclavitud. De acuerdo con el bibliógrafo Carlos M. Trelles, fue “…un trabajo de verdadero mérito y fue muy celebrado”.
Vidal Morales y Morales es considerado, no obstante los reparos que puedan hacerse a su obra, uno de los historiadores cubanos más laboriosos y dedicados. Amante de las glorias patrias, por las páginas de sus escritos desfilan las personalidades que dieron gloria a Cuba en el siglo XIX. Entre ellos incluyó varios que hicieron valiosas contribuciones por sus aportes científicos. Por esta razón, también hizo aportes al conocimiento del devenir histórico de la ciencia cubana.