Hace doscientos años una joven estadounidense hizo ciencia en Matanzas. Fue, hasta donde se conoce, la pionera en esa actividad en territorio yumurino. Su nombre era Nancy Anne Kingsbury Wollstonecraft.

De la niñez de Nancy Anne Kingsbury se conoce muy poco. Nació el 29 de octubre de 1781 en Rindge, New Hampshire. Muy joven contrajo matrimonio con Charles Wollstonecraft, quien murió en Nueva Orleans en 1817. Colaboró en la fundación de la institución educativa femenina Poydras Female Asylum,  centro para huérfanas.

Después de la muerte de su esposo se trasladó a Cuba y se estableció en Matanzas. Es muy posible que al llegar a la futura Atenas de Cuba estuviera enferma de tuberculosis. Aquí falleció el 16 de mayo de 1828, a los 46 años.

Desde aquella época hubo indicios de la dedicación de Nancy Anne al estudio de la flora de la ciudad. Así se le mencionó en la revista estadounidense New York Farmer en 1828. A su vez, el periódico El Mensajero Semanal, editado por Félix Varela y José A. Saco, comentó esa noticia meses después. En 1912 el bibliógrafo matancero Carlos M. Trelles también aludió a su trabajo.

El contenido del libro que dejó manuscrito, titulado Specimens of the Plants and Fruits of the Island of Cuba, permite valorar otros aspectos. Por ejemplo, las ilustraciones de órganos reproductivos vegetales indican que Nancy Anne conocía la clasificación propuesta por el sueco Carl von Linneo. Además, la mención a varios autores destacados muestra un dominio elemental de la botánica como ciencia.

Los tres volúmenes manuscritos de su libro contienen 121 ilustraciones. Las acompañan 220 páginas de texto, con las descripciones correspondientes a cada planta. Meses antes de morir, Nancy Anne lo envió a Estados Unidos para que fuera publicado, pero eso no sucedió y quedó inédito. En 2018 fue localizado por el investigador cubano Emilio Cueto y por Judith Russell, bibliotecaria de la Universidad de la Florida. Hoy está disponible en la Biblioteca digital HathiTrust, cortesía de la Biblioteca de la Universidad de Cornell.

La verdad es que esta estadounidense, sin tener formación profesional, legó una obra científica de gran valor en la historia de la botánica en Cuba. Realizó numerosas observaciones de plantas cubanas, la mayoría ornamentales y frutales. El estudio que desarrolló revela cuáles eran las especies más comunes en los jardines y patios de aquellos tiempos.

Además de los textos que acompañan cada planta, donde incluyó algunas de sus características esenciales y la posible utilización en la vida cotidiana, aparecen valiosos dibujos. Estos fueron realizados por ella, con un nivel de precisión y detalle derivados de una aguda observación científica.

Unidos a esta obra imperecedera, Nancy Anne escribió varios textos en Matanzas. Estos se publicaron en la revista Boston Monthly Magazine, con el pseudónimo D’Anville. En uno de ellos, “The Natural Rights of Woman” (1825), realizó una apasionada defensa de los derechos de las mujeres, entre ellos el de participar en actividades científicas. Otros fueron “Patriotism….a sketch” (1825), “Books and literatura” y “Letters from Cuba (1 y 2)”, los últimos en 1826.

Mujer adelantada a su tiempo, erguida por encima de los convencionalismos, Nancy Anne Kingsbury Wollstonecraft fue, sin saberlo quizás, la primera mujer que hizo ciencia en Matanzas. En esta tierra hermosa que escogió para morir.(LLOLL)

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