Mi hogar, Matanzas

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Muchos la conocen por La Atenas de Cuba, otros por la Ciudad de los puentes, pero para los que nacimos en ella, esta urbe resulta sinónimo de hogar, familia, y lugar de tradiciones.

Cuna de la rumba y el danzón, el ritmo está impregnado en sus puentes, sus edificios, en cada esquina y persona. Porque no solo son música, sino parte esencial del espíritu de esta ciudad tricentenaria.

Caminar por mi ciudad me hace darme cuenta de las muchas historias escondidas en ella a plena luz del día. ¿Cuántos besos robados habrán presenciado los edificios coloniales del centro?

Y mientras las preguntas inundan mi mente me sumerjo en la belleza del casco histórico. Se alzan ante mí, imponentes y majestuosos, el Teatro Sauto, la Estación de Bomberos y el Palacio de Justicia.

Muy cerca de ellos, joven e impetuoso, el boulevard de Narváez invita a un trago o un café cerca del San Juan mientras observa el ir y venir de los pescadores y de los jóvenes remeros.

Narváez

El mar me acompaña en mi regreso a casa. ¿Cuántos secretos guardará con recelo la profunda bahía? La misma bahía en cuyas profundidades según dicen permanece un tesoro. Recuerdo cómo fue testigo silenciosa aquella tarde en que me confesé enamorada. Una vez en mi destino, Matanzas, la Atenas de Cuba, y su belleza permanecen conmigo.

Acerca Daniela Pujol Pérez

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