Mateo Ignacio Fiol Fuertes se destacó en la historia matancera por su condición de maestro dedicado, masón incondicional y patriota íntegro.

El 16 de agosto de 1934, en la sección “Matanceras”, firmada por Manolo Jarquín, corresponsal del Diario de la Marina en Matanzas, apareció la siguiente nota:

“El duelo de hoy. A edad avanzada, rendido por los años y por las luchas, después de casi medio siglo de apostolado y dedicación a la enseñanza, ha fallecido en Los Arabos, donde últimamente residía, el sabio catedrático Dr. Mateo I. Fiol y Fuertes”.

“La nueva de fallecimiento de Fiol, llegada a esta ciudad ayer mañana, ha causado hondo pesar en todos los corazones y a sus familiares. Por estas líneas testimoniamos nuestra más profunda condolencia. Otro bueno que se nos va…”.

Tras una vida dedicada a la patria y a Matanzas, la ciudad que lo acogió como a un hijo entrañable, así se despidió a Mateo I. Fiol tras fallecer el 12 de agosto de 1934. Había nacido en La Habana el 9 de diciembre de 1861. Cursó estudios en las Escuelas Pías de Guanabacoa y en el Instituto de Segunda Enseñanza de esa ciudad, donde se graduó de bachiller en 1878. Matriculó la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana, la cual culminó en 1882. Después estudió Derecho Civil y Canónico, alcanzando el grado de licenciado en 1889. Lustros después, en 1901, obtuvo la condición de Doctor en Filosofía y Letras.

El maestro

Decidido a dedicarse a la docencia, Mateo Ignacio Fiol se estableció en Matanzas en 1883, tras la reapertura del Instituto de Segunda Enseñanza. Para cumplir con esta aspiración, solicitó una plaza en esta institución, lo cual le fue otorgado. Por esta razón, el 28 de septiembre de 1883 asumió como catedrático de Latín y Castellano de dicha institución. Al mes siguiente se le autorizó para impartir clases de forma privada. También fue profesor de Taquigrafía, lo cual hizo de forma gratuita.

Al año siguiente, en 1884, Mateo Ignacio Fiol asumió, la cátedra de Geografía e Historia Universales en el Instituto, la cual desempeñó durante dos cursos. Volvió entonces a trabajar como profesor de Latín y Castellano, hasta que en octubre de 1886 fue nombrado catedrático de Psicología, Lógica, Ética, Retórica y Poética. Sólo el llamado de la patria en 1895, con el que estaba estrechamente comprometido, le hizo abandonar la labor como profesor.

Tras ese lapso de tres años, volvió a reincorporarse al aula. El 31 de agosto de 1898 solicitó oficialmente la restitución de sus cátedras en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Así sucedió en diciembre de ese año. También reanudó, a partir de 1899, las clases de Taquigrafía. En 1900 impartió un curso preparatorio de Historia de Cuba a los maestros primarios matanceros. Ganó, en 1901, por oposición, las cátedras de Lógica y Cívica en el Instituto, lo cual le permitió desarrollar una ardua labor educativa en los inicios de la República.

Como era común en aquellos tiempos, para impartir clases Mateo Ignacio Fiol publicó sus propios libros de texto. Los primeros fueron Compendio de gramática latina, conforme al método de Burnuf (1883) y Programa de Latín y Castellano. Primer curso (1883). También editó Geografía elemental de la Isla de Cuba (1891) y Nuevo sistema de taquigrafía (1902).

Fragmento de un artículo publicado en 1894 en la revista Ciencias y Letras. Archivo del autor.

En la revista Ciencias y Letras, del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, publicó en 1894 los artículos: “El hombre según la teosofía” y “La teosofía y la teosoficofobia científica”. Además, dio a conocer las “Nociones elementales de psicología para los alumnos del Instituto de Matanzas. Extracto de las Conferencias psicológicas de Enrique José Varona” (1894). Estas últimas las compiló como libro en 1895.

Para contribuir a la formación ciudadana de los cubanos, en un período crítico para la nación cubana, conformó los textos Cartilla política elemental (1899) e Instrucción Cívica para los alumnos de segunda enseñanza (1903), con otras dos ediciones en 1906 y 1910. También fue autor de Instrucción cívica para los alumnos de primera enseñanza, que tuvo más de una edición, y de Derechos y deberes del hombre. Elementos de instrucción moral y cívica dedicados a la juventud cubana (1907).

Otros temas que le interesaron fueron recogidos por Mateo Ignacio Fiol en Filosofía de la religión (1904). También en Las maravillas del espíritu o los poderes de la mente humana. Voluntadinamia y telepatía (1901) y Psicología de la sugestión. Estudio psicológico de la sugestibilidad (1904).

Portada del libro Lecciones de lógica elemental (1912). Archivo del autor.

La obra más reconocida de Mateo I. Fiol fue Lecciones elementales de Lógica para los alumnos de segunda enseñanza (1901), que recogió la labor que desarrolló como profesor de esta materia en Matanzas. Tuvo una segunda edición: Lecciones de Lógica elemental, para uso de los alumnos de segunda enseñanza (1912). En la época en que se publicó se consideró un libro necesario y útil, que demostró las cualidades de su autor como profesor.

Acerca de este libro, expresó Medardo Vitier en 1953:

“Merece recordarse el texto de Lógica del profesor doctor Mateo Fiol. Conservo un ejemplar de la segunda edición que data de 1912. No se trata de una contribución original. Tampoco lo fue el texto de Varona, con toda su importancia. Ni es un tratado superior. Pero rebasa, por la extensión y la doctrina, el horizonte de los textos al uso. Fiol manejó obras fundamentales como las de Stuart Mill, Singwart, Basanquet, Minto, Jevons… En la parte que dedica a la inducción sigue a Varona. Es un libro bien escrito. No es que sea elegante su prosa ni esté a la altura del estilo didáctico de primera línea, pero Fiol es un expositor claro y logra una articulación nada común».

El masón

Como masón Mateo I. Fiol también dejó una destacada huella en la historia matancera. Llegó a alcanzar el grado 33°, del Rito Escocés, el más alto de esa denominación. Fue fundador de dos logias masónicas: “Verdad” y “Amistad, amor y verdad”, de las cuales la primera aún existe. Fue el primer Venerable Maestro de ambas instituciones y también de la logia “Libertad”. Además, formó parte de la Independiente Orden de Odd fellow como miembro de “Yucayo #2”, hoy “Yucayo #15”.

Tuvo un destacado papel en la articulación en Matanzas de la Orden Caballeros de la Luz, fundada en La Florida. En 1892 viajó a Matanzas Pedro Duarte Domínguez, quien estableció contacto con Mateo Ignacio Fiol y el grupo de sus amigos separatistas más cercanos, el propósito era constituir una filial cubana de esta Orden. De esta forma se encubría la actividad conspirativa por la independencia. Con un grupo de matanceros, entre los cuales estaban Pedro Betancourt y Emilio Domínguez, se fundó, el 27 de noviembre de 1892, la logia “El Salvador”, que tan importante fue en los inicios de la Guerra del 95.

Nota bibliográfica sobre un libro de Mateo I. Fiol, publicada en 1907 por el Diario de la Marina. Archivo del autor.

El nombre de Mateo I. Fiol aún es venerado en las logias masónicas matanceras. Es la denominación de una de las logias de la Orden Caballeros de la Luz que, además, funciona en Pueblo Nuevo, donde mismo funcionó un centro de conspiración por la independencia de Cuba. En 1961, el Ateneo de Matanzas, le rindió homenaje por su centenario. Lo mismo hicieron las logias masónicas “Rafael María de Mendive y “Minerva”, de La Habana; “Regeneración”, de Matanzas y “Regeneración Martiana”, del municipio de Martí. Al cumplirse el aniversario 150 de su natalicio, en 2011, todas las logias masónicas y de la Orden Caballeros de la Luz en Matanzas recordaron su legado como masón.

El patriota

Comprometido con la libertad de Cuba, en 1886 Mateo Ignacio Fiol estuvo entre los fundadores ese año, del Círculo de la Juventud Liberal de Matanzas. Sobresalió en este empeño, junto a Nicolás Heredia, Bonifacio Byrne, Carlos M. Trelles y otros jóvenes de la ciudad. Sin embargo, esta institución fue clausurada por las autoridades, lo cual quizás influyó en su decisión por apoyar la causa independentista. Sacó a la luz, además, los periódicos El Autonomista en 1887 y La Libertad en 1891, que tuvieron corta vida.

Desde 1892 Mateo Ignacio Fiol se consagró a la conspiración por la independencia. Participó en la creación de una organización secreta, al estilo de los carbonarios italianos, que se denominó “Caballeros de la noche”. Los miembros hacían sus reuniones en la logia “El Salvador”, de la Orden Caballeros de la Luz, en una casa con el número 42 de la calle Manzano. Fiol fungía como Luminar de esa logia. Entre los miembros estuvieron Pedro Betancourt, Martín Marrero, Emilio Domínguez, Pedro Duarte, Pío Campuzano, Juan Gualberto Gómez, Julio Sanguily, entre otros, todos de gran protagonismo en los años que vendrían.

Fue designado en 1892, delegado en Matanzas de la Junta Revolucionaria Cubana de Nueva York, junto a Pedro Betancourt y Emilio Domínguez. Estos nombramientos los trajo a Matanzas el comandante Gerardo Castellanos Leonard por encargo personal de José Martí. Al crearse el Comité Revolucionario de Matanzas, presidido por Emilio Domínguez, Mateo Ignacio Fiol resultó electo uno de los vocales. En la imprenta de su propiedad editó los periódicos El Sol, en 1892, y La Bandera, en 1894, en los cuales defendió ideas liberales a pesar de la censura existente.

Mateo I. Fiol, foto de 1918. Archivo del autor.

Tras el 24 de febrero de 1895, Mateo Ignacio Fiol se trasladó a Nueva York, tras lo cual se le declaró cesante de su plaza de catedrático. En Estados Unidos se puso en contacto con la Junta Revolucionaria Cubana, con el objetivo de alistarse en alguna expedición con destino a Cuba. Viajó a Tampa y formó parte del contingente que organizaba Calixto García, quien lo nombró secretario de su estado mayor con el grado de coronel. Estuvo en la expedición del vapor Hawkins, que naufragó y después en el “Bermuda”, con la cual se incorporó al Ejército Libertador en Oriente.

Tras siete meses en los campos de Cuba Libre, Mateo Ignacio Fiol debió volver a Nueva York. La vida en campaña le resultó muy dura y enfermó gravemente. Tras su llegada fue nombrado agente de la Junta Revolucionaria Cubana en Estados Unidos, labor que cumplió hasta el fin de la guerra.

Los últimos años

Desde que volvió a Cuba, Mateo Ignacio Fiol se consagró a su trabajo como profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. En estos años escribió dramas, en los que evidenció preocupaciones sociales. Fue el caso de La redención del obrero. Drama (1906) y Frutos de iniquidad (1908). También se destacó como precursor de la telegrafía y la radio-recepción en Matanzas, el construir el primer radio-receptor que hubo en la ciudad. Además, fue un promotor de la práctica del ajedrez. Fue vocal de la Junta de Patronos de la Casa de Beneficencia de Matanzas e impartió clases de esperanto.

Una vez jubilado en 1919, se radicó en La Habana desde 1926. En 1931 se trasladó a Los Arabos, donde su hijo mayor, Miguel Fiol Dulzaides, ejercía como médico. En ese lugar falleció a los 72 años de edad. Acerca de este maestro, masón y patriota, añadió el cronista del Diario de la Marina:

“Veterano de la Independencia, conspiró desde muy joven por la libertad de Cuba, y perteneció a las fuerzas del Gral. Calixto García, desembarcando con este en Oriente en el noventa y seis”.

“En las filas del periodismo se destacó siempre su pluma por su valentía y por su arrojo, laborando incansable por la independencia, exponiendo su vida, s bienestar y su sosiego por la santa causa que con el magisterio fueron los dos amores de su existencia”.

«Hombre de extraordinaria cultura, de gran ilustración, de profundos estudios, el Dr. Mateo I. Fiol, ingresó en el claustro de nuestro instituto en el año 1883, retirándose hará unos pocos años para disfrutar de un descanso y de una paz que tan bien ganada se tenía”.

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