Ciento treinta y siete años de existencia celebra Varadero, la ciudad balneario que enamora a quienes la visitan y quedan encantados con la belleza de sus playas y la calidez de sus habitantes. Recorrer sus calles es una experiencia inolvidable en la que se combinan sol, playa, costumbres y tradiciones.
Según recoge la historia local, este rincón de Cuba comenzó a hacerse conocido en el Siglo XIX, cuando las familias más acaudaladas del país descubrieron su potencial natural para vacacionar. En 1883, Antonio Torres emplazó el kiosco “Torres” para la venta de refrescos y pescado frito a los vacacionistas que llegaban hasta la zona. Este establecimiento prosperó y hoy se le considera el embrión de los grandes hoteles que abrieron sus puertas en Varadero, años después.
Con el advenimiento de la República, en 1902, Torres empieza a prestar servicio de restaurante durante todo el año. Las regatas, que se convocaron inicialmente en 1900, se sistematizan a partir de 1910. Tres años más tarde llega el teléfono y en 1915 ya existía alumbrado público con faroles de carburo que se encienden hasta las nueve de la noche. La electricidad llegó dos años después. Pero a pesar de todo ese desarrollo, en 1919 solo residían de manera habitual en Varadero 193 personas. No podía ser de otra manera en un sitio donde la higiene pública era desastrosa y no había agua potable.
Mucho se habla también sobre el origen del nombre del balneario. La hipótesis más difundida plantea que la playa se denominó así por los marineros de los barcos, víctimas de los fuertes vientos y las brisas marinas, que inevitablemente terminaban varados a la espera de una mano amiga que los sacara del apuro. En cambio, otros aseguran que se llama de esta forma por los numerosos patrones que acostumbraban a retener sus naves en los bancos de arena varaderenses para hacerles reparaciones.
En 1883 diez familias cardenenses construyeron un caserío, con su iglesia, su mercado y hasta un parque. Así, cuatro años más tarde, el ayuntamiento de Cárdenas aprueba los planos del asentamiento, en la que se considera la fecha de fundación oficial de la ciudad.
Varadero es uno de los destinos más conocidos a nivel mundial, categoría que se ha ganado por sus numerosos encantos. Sus espectaculares playas de arena fina, las maravillas naturales que lo rodean, así como la variedad de actividades que se pueden realizar, lo convierten en un sitio ideal para vivir, vacacionar y desconectar del bullicio del mundo exterior.
Pero además de sus increíbles playas, consideradas entre las mejores de Cuba y el mundo, Varadero cuenta con numerosos atractivos que lo convierten en un destino deseado por todos para pasar días inolvidables. Un buen ejemplo son el Parque Josone, ideal para disfrutar de un día de recreo en familia y admirar una muestra de la imponente naturaleza local; también está la asombrosa Mansión Xanadú, un elegante edificio convertido en restaurante y hotel, con increíbles vistas desde la azotea.
La urbe cuenta también con sitios como el Fondo de Bienes Culturales, la iglesia de Santa Elvira, el Parque de los Festejos y otros tantos que invitan a conocer la cultura, historia y costumbres de los varaderenses que celebran el aniversario 137 de su fundación.
En el aspecto natural, Varadero muestra al mundo con orgullo la fascinante Cueva de los Musulmanes, en el Área Protegida Varahicacos, donde existen restos prehistóricos de los primeros habitantes de la isla, además de una flora y fauna endémicas, que incluyen al cactus más longevo de Cuba, del Continente y quizás del mundo. Se trata del popular “Patriarca”, uno de los símbolos más representativos de la localidad.