Por Carlos Manuel Bernal López 
Entre los agujeros que sobresalen a simple vista desde el suelo y el maltratado tatami, la nueva hornada de judocas matanceros intenta abrirse paso hacia el éxito.
Sin embargo, las condiciones no son idóneas. Debido a problemas que afrontó la Escuela de Iniciación Deportiva Luis Augusto Turcios Lima con el abasto de agua, los deportistas permanecieron varios meses fuera del entrenamiento.
«En la primera etapa del entrenamiento o etapa general, tuvimos un déficit grande de casi dos meses y medio. Para el mes de enero fue que comenzamos la preparación con reajustes en el plan de trabajo, en aras de que los atletas lleguen en óptimas condiciones a los Juegos Escolares. No obstante, fue un tiempo en el que el resto del país se estaba alistando y nosotros permanecimos en cero», expresó Yarilennis Silvera Martín, profesora de la disciplina en el centro deportivo.
Judocas errantes por un tatami
Ahora los exponentes del legendario arte marcial necesitan recuperar el espacio perdido en una cruzada contra el tiempo.
«La categorías mayores como la de cadetes están más avanzadas porque llevan más tiempo acá, pero la categoría 13-14 años no se ha podido enseñar todos los elementos técnicos que deben poseer para esta fase. Nos ubicamos básicamente en las técnicas que serán evaluadas en el examen», añadió.
Si bien existen intenciones gubernamentales en pos de solucionar la crítica situación del judo en la Turcios Lima, hoy son sólo remedios futuristas.
«El trabajo en las técnicas de piernas es fatal, porque puede ocurrir alguna lesión. El Ne-waza es malo, pues las pelusas que salen del colchón acomplejan aún más el proceso. Sin embargo, mantenemos el trabajo ya que resulta peor quedarnos sin hacer nada».
La vos fuerte de los entrenadores sobresale en cada sesión, mientras los judocas ponen empeño y ganas en lo que algún día fue un tatami.