Foto: Facebook del Atleta.

Lección de vida

Milas ve la televisión con los ojos de un niño que espera un milagro, pero que en el fondo sabe que no va a llegar. Cuando el árbitro termina el partido, una desazón lo abunda y las lágrimas empañan sus ojos. Su madre está abrumada por la realidad, pero debe sobreponerse para consolar a Viggo, el hermano de Milas, que llora desconsoladamente en el suelo.

En la televisión, las cámaras muestran el festejo de la selección australiana de fútbol, que acaba de clasificarse a octavos de final en la Copa Mundial de Catar. Desde otras tomas, aparecen los jugadores de Dinamarca esparcidos por la grama, masticando el crudo sabor de la derrota.

Una instantánea similar cuelga en la pared del hogar del protagonista de esta historia, quien porta el brazalete de una de las selecciones más combativas y corajudas en el fútbol europeo. Foto: Facebook del Atleta.

En eso, suena el teléfono de Elina, la madre de Milas. Es el número de su abuelo, pero él sabe bien que es otra persona. Su madre comienza una videollamada con el padre, a kilómetros de la casa. Del otro lado del celular, el padre se muestra sereno, pero con una mirada triste. Milas no aguanta más y pide el teléfono.

Para el mundo, él está hablando con Simon Kjaer, el capitán de los daneses, recordado por salvarle la vida a su compañero Christian Eriksen cuando le dio un infarto en pleno juego de la Eurocopa. Pero Milas no lo llama Simon. Lo llama papá, porque para él siempre ha sido un héroe, sobre todo en esos partidos dramáticos que juegan desde los pasillos de casa.

Milas mira por el móvil a los ojos abatidos de su padre, recién eliminado del Mundial. Maduro, le dice con inquietante serenidad: “lo bueno, es que hay algo positivo en esto”.

Simon lo mira extrañado y le pregunta dudoso “¿qué es lo positivo, hijo mío?” Milas responde con los ojos de un  niño que tiene claras las cosas importantes de la vida: “vas a volver antes a casa y estaremos juntos de nuevo”, mientras le devuelve el teléfono a la madre y nos regala una lección de amor, cariño y familia. Eso es el fútbol. Eso es la vida. (ALH)

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