El Teatro Sauto, Monumento Nacional, cerró el telón al Festival Varadero-Josone: Rumba, Jazz y Son en la ciudad de Matanzas. La Orquesta Faílde, Ivette Cepeda, y Toques del Río ganaron del público aplausos, respeto, alegría.
La Faílde extrajo en un sonido la matanceridad, y disipó las ondas para que resonaran por todo el coloso.
La poetisa Carilda Oliver Labra retornó en sentido canto, el público absorto ante tan bello desorden que generó la interpretación de la vocalista del conjunto, Alisbeth, la Santiaguera.
Luego Ivette Cepeda, quien trasciende épocas, hizo que su voz se adueñara de oídos y almas. Pocos logran el arte de emitir sonidos desde el diafragma como la diva espirituana. Regalo Número 1, Nana del Adiós, el poema musicalizado de Nicolás Guillén, y Muralla, fueron interpretados por la artista.
La última presentación correspondió a la más occidental de las agrupaciones, Toques del Río. Defensores de los ritmos gozones antillanos, mezclaron el Mambo con el Funk para mover las sillas de los matanceros.
Despide Matanzas la rumba, el jazz y el son, y el Festival dirige los instrumentos hacia la playa más hermosa de Cuba, Varadero, donde como en estos días en la Ciudad de los Puentes, la buena música acapara la atención. (ALH)