El mundo celebró el Día Internacional de la Enfermería, en homenaje a Florence Nightingale, nacida en igual fecha pero del año 1820. Considerada la madre de la enfermería moderna, fue fundadora de la primera escuela en el mundo destinada a aprender sobre una profesión que desde entonces, cambió para siempre y para bien.
Según relata la historia, la joven se educó en Inglaterra, con notables conocimientos en diversas materias, pero sus padres solo esperaban de ella un buen matrimonio y entera dedicación a su casa y familia, tal como demandaban las normas de comportamiento social en aquellos años, marcados por la discriminación de la mujer.
Sin embargo, muy pronto brotó en Florence su vocación humanista. Cuando contaba apenas con 17 años, comenzó a visitar las viviendas de personas pobres y enfermas, para apoyarlas y mitigar sus penas. Tras conocer sobre las deficientes condiciones sanitarias que imperaban en los hospitales y campos de batalla, tras el estallido de la guerra franco-rusa en Crimea, la joven emprendió el viaje acompañada de 38 enfermeras voluntarias que había reclutado y se presentó en la guerra, lista para ayudar. Era la primera vez que se permitía la entrada de personal femenino en el ejército británico.
Florence trabajó sin descanso para mejorar las condiciones en los hospitales y la atención a los soldados. Introdujo importantes cambios que revolucionaron los cuidados médicos militares de Inglaterra, incrementaron los estándares de sanidad y nutrición y disminuyeron drásticamente los índices de mortalidad. Las reformas de la joven enfermera contribuyeron a corregir las condiciones higiénicas en general.
Otros de sus grandes aportes fueron la dignificación de la profesión de enfermería, la inclusión de análisis estadísticos y la formación de enfermeras con alto grado académico y responsabilidad médica, así como la defensa de los derechos de la mujer.
El humanismo, la constancia, el amor y la entrega incondicional que caracterizaron en su época a la joven británica, son los valores que impulsan a los profesionales de la enfermería de hoy, los mismos que con sus cuidados, representan un factor fundamental en la recuperación de los pacientes.
Es la enfermera o enfermero quien aplica las inyecciones y alivia el dolor, quien sostiene con fuerza la mano del enfermo que atraviesa un momento desesperación y la voz dulce que nos asegura con confianza, que todo estará bien. Y es que al decir de José Martí «La más noble de las ocupaciones y quien sabe si la más grata…es la de enfermeras». (ALH)