«El rey ha muerto». Así informaban las monarquías el deceso de los gobernantes, mientras redoblaban las campanas. Eran rituales de respeto y de acompañamiento en la transición: de la vida a la eternidad, de un rey a otro, de una época a la siguiente.
Hoy, alejado de los focos y acompañado por su familia, el rey ha muerto. Pelé, el rey del fútbol, de un deporte que empezó a jugar con insolencia adolescente y que cambió a su pinta. Su reinado no fue por apellido, ni por familia, ni por tradición; fue por talento y por hambre. La metafórica y la real.

Su viejo intentó ser futbolista, pero se rompió los ligamentos y olvidó la carrera. La mamá de Pelé odiaba al fútbol e hizo todos los esfuerzos para que el hijo no se dedicara al deporte. Falló. Gracias a Dios falló.
Vendía cacahuetes y lustraba botas en la calle para ayudar a la familia. El niño Edson armó un equipo con sus amigos y comenzó en torneos sin importancia. Jugaban «a pata pelá», porque no tenían monedas para comprarse zapatillas.
Edson vivió la pobreza, la encarnó y la hizo propia. Ese fue el motor para desobedecer a su madre y jugar por las inferiores del Santos. Flaco y mal alimentado, no le proyectaban futuro. Destruyó los prejuicios. Con talento, disciplina y honestidad forjó un nombre, y con apenas 17 años lo convocaron al Mundial en 1958.

Ocho años antes, cuando era un párvulo, vio llorar a su padre el día en que Brasil perdió la finalísima contra Uruguay. Ese día le prometió ganar el título. Y lo hizo. Y no una, sino tres veces. ¿Para qué llenar la nómina si puedes ser el mejor de todos los tiempos?
El niño Edson recibió un apodo. Sus amigos le pusieron Pelé y así quedó para siempre. Después llegaron otros, pero ninguno tan acertado como “el rey”. Un rey que ganó espacio en el trono, que construyó el reinado a su alrededor. Sin grandilocuencia ni soberbia, sino que con ingenio, buen tino y agradecimiento.

El que tuvo hambre jamás se olvida. Y el mejor jugador de la historia, jamás se olvida. Hoy murió Pelé, con 82 años y una galería de recuerdos irán agigantando la leyenda. La leyenda del niño que se volvió futbolista en un mundo en blanco y negro, y coloreó lu vida con humildad y títulos.
Así son los inmortales, antagónicos y protagonistas, y finalmente, eternos. Hoy redoblan las campanas. Pelé vivirá para siempre, pero el rey ha muerto. (PRM)
🇧🇷 The one & only Pelé
⚽️ 1279 goals
🏆 3 FIFA World Cups
🏆 6 Brazilian league titles
🏆 2 Copa Libertadores
🎖️ FIFA Player of the Century
🎖️ TIME 100 Most Important People of the Century🐐 The GOAT & Trailblazer #FIFAWorldCup|#Pele|#BRA pic.twitter.com/U13h7h5ssI
— FIFA World Cup Stats (@alimo_philip) December 29, 2022
En la torre de Babel que es este mundo idiomático, el balompié en cada lengua tiene sus estamentos: ¨»FUTEBOL», «FÚTBOL», «CALCIO», BALOMPIÉ, «SOCCER», «Fußball», «Französisch», «ARTIKEL», «Reißverschluss» y muchísimos nombres más¨, incluso lo que es en el mundo Fútbol, en USA es soccer; sin embargo, en todas las lenguas, este deporte tiene un solo Rey, y se escibe y pronuncia PELÉ.
En la valoración, coincido con Tostao, Campeón junto al Rey en la Copa de México 70, cuando este anota: Diego Maradona era espectacular, pero no estaba al nivel de Pelé físicamente, no marcó el número de goles que marcó Pelé. Lionel Messi es espectacular, pero no cabecea el balón como lo cabeceaba Pelé, no dispara tan bien con las dos piernas. Cristiano Ronaldo es un futbolista excepcional, pero no tiene la habilidad que tenía Pelé y no hace los pases increíbles que hacía Pelé, enfatizó. Si tomamos las cualidades de Cristiano Ronaldo y de Messi y las combinamos, ¡entonces tendremos un jugador que comparar con Pelé! Añado otra consideración, ¨Nadie de las actuales estrellas vigentes hubiera podido soportar lo que el brasileño sufrió en carne propia. Para jugar el «juego bonito» en los tiempos en que el futbol era «salvaje» sin tantas penalidades o leyes a favor del futbolista; la única forma de pararlo era atacando mediante «patadas violentas» directamente a sus rodillas, peroné y tobillos¨ Así, en 1966 en la Copa de Chile, en el juego contra Bulgaria, un defensa, creo recordar llamado Jenchev, prácticamente acaba con la carrera deportiva del astro. Descanse en paz, el fútbol está de luto.