- La revista Cuba y América dedicó su número de septiembre de 1903 a la ciudad de Matanzas.
Cuba y América la fundó en Nueva York el escritor Raimundo Cabrera. El primer número de la revista salió el 1 de abril de 1897. Según su creador, lo hizo a sugerencia de Nicolás Heredia, quien le expresó:
“La revolución necesita una revista que dé al extranjero la medida de la cultura y hasta de la riqueza y laboriosidad de las emigraciones cubanas”.

Esto, según narró Raimundo Cabrera
“…hizo nacer a Cuba y América, la lujosa publicación quincenal que las emigraciones cubanas acogieron y sostuvieron con verdaderas manifestaciones de entusiasmo…”.

Tras el fin de la Guerra de Independencia y la vuelta a Cuba de Cabrera y su familia, Cuba y América comenzó a publicarse en La Habana. El primer número de esta etapa salió a la luz el 6 de febrero de 1899. Se publicó hasta 1917. Fue una revista que cumplió un importante rol en la cultura cubana y sobresalió por la divulgación de temas históricos, políticos y literarios. En sus páginas es posible encontrar referentes importantes acerca de la evolución de la cultura cubana en una etapa trascendental de la historia nacional.
Homenaje a Matanzas
Aunque Cuba y América fue una revista que trató cuestiones generales, en ocasiones editó números completos sobre un tema específico. Así sucedió con el número mensual de septiembre de 1903, número 19 del año VI, que se dedicó por entero a Matanzas. De acuerdo con la reseña que apareció en el Diario de la Marina, el encargado de conformarlo fue el historiador y bibliógrafo matancero José Augusto Escoto. Añadió, además:
“Merecido homenaje dedica Cuba y América, en su edición mensual de septiembre, a la bella Matanzas, la culta ciudad cuna de tantos cubanos ilustres, que con justicia ha merecido el nombre de Atenas de Cuba, y que atesora tantas bellezas naturales, encanto de cuantos la visitan”.
“La cubierta del número que nos ocupa es un bonito dibujo estilo modernista, de Miguel Hevia. El frontispicio contiene varias vistas de Matanzas, que, con el resto de los grabados, que en gran número ilustran las páginas de la revista, contribuyen a dar una cabal idea de aquella hermosa ciudad”.
“El texto constituye una valiosa colección de trabajos relacionados todos con la historia, descubrimiento y cultura de Matanzas”.
“No hemos de encomiar el valor histórico, literario y artístico del último número de Cuba y América, que especialmente, leerán con gusto e interés los matanceros”.
“No obstante el regular volumen de la edición mensual de la estimada revista, sólo cuesta el número 20 centavos, hallándose en venta en todas las librerías”.
El contenido
Inició el número de Cuba y América correspondiente a septiembre de 1903, con la transcripción, bajo el título de “Fundación de Matanzas”, de la “Real Cédula del Rey D. Carlos II de España, ordenando a D. Severino de Manzaneda, Capitán General de la Isla de Cuba, la fundación de la ciudad de Matanzas”. Le siguió “La ciudad de Matanzas en la Isla de Cuba”, escrito en 1880 por Luis Simpson. Este trabajo trae notas, debidas a José Augusto Escoto, que destacan cambios urbanos en la ciudad y los nuevos edificios públicos construidos tras esa fecha.

Continuó el número de Cuba y América con el artículo costumbrista “Ocurrencias de antaño”, del geógrafo e historiador Francisco Javier de la Cruz, redactado por 1846. Un clásico de la historiografía local fue insertado a continuación. Se trató de “Apuntes para la historia de Matanzas. La imprenta. 1813-1834”, del erudito Francisco Jimeno. Después puede leerse “Don Tomás Gener. Acuerdo de la Diputación Patriótica de Matanzas en honor de su memoria”, que recogió el sentir de la ciudad agradecida tras la muerte en 1835 del ilustre catalán. En relación con este documento, Escoto reprodujo el poema “En la sentidísima muerte del Señor Don Tomás Gener”, de José Jacinto Milanés, que se publicó en La Aurora de Matanzas y, según se aclaró en una nota, no había sido incluido en las obras del poeta.
Acerca de la relación entre José Jacinto Milanés y el poeta mexicano Ignacio Rodríguez Galván versó el trabajo “Una composición de José Jacinto Milanés y su historia”, escrito por Escoto. Se acompañó del poema “Al Sr. D. José Jacinto Milanés después de la lectura de «El Conde Alarcos»”, de Rodríguez Galván, y del célebre poema de Milanés titulado “Contestación al Sr. D. Ignacio R. Galván”. Otros trabajos de este número de Cuba y América fueron “El Lugareño en Matanzas”, redactado en 1843, y El Lcdo. José Elías Hernández. Su vida pública en Matanzas desde 1833 a 1845”, informe oficial firmado por el notario Manuel del Portillo en 1845.

También se publicaron “Documentos para la vida de Estrampes” y “El Liceo de Matanzas. Los primeros juegos florales en 1861 y la Avellaneda”. Entre otros de los poemas incluidos estuvieron “Almas blancas”, por Bonifacio Byrne; “Al entregar el ramo de laurel a la Sra. Dña. Gertrudis Gómez de Avellaneda, en la noche del 9 de Noviembre de 1861”, por Federico Milanés; “A mi amigo D. Miguel T. Tolón a su vuelta a Cuba”, de Luisa Molina, y “A Luisa Molina”, de Miguel Teurbe Tolón. De este autor también se insertó el poema “A Emilia”.
Del destacado agrónomo Juan Bautista Jiménez, se publicó “La Exposición de Matanzas de 1881, y su significación en el progreso intelectual y material del país”. Más adelante apareció el poema “Matanzas”, escrito por los hermanos Carlos y Federico Urbach. Concluyó el número de Cuba y América dedicado a Matanzas con la semblanza “Dr. D. Mariano Artis”, debida a la pluma de Antonio González Curquejo, sobre el fallecimiento del relevante farmacéutico, quien laboró varias décadas en Matanzas.
Testimonio gráfico
Son numerosas las fotografías insertadas en este número de Cuba y América. Todas traen imágenes de lugares y edificios matanceros, algunos de los cuales no existen en la actualidad, lo que las convierten en un valioso testimonio gráfico.
Comienza con una composición de ocho fotografías. Tratan de la Antigua Plaza de Armas, el río San Juan y el río Yumurí. También una vista de Matanzas, un panorama de Matanzas, el Puente La Concordia, el Valle del Yumurí y la entrada a este. Otra foto es del “Teatro Esteban, hoy Sauto, Matanzas”. También de la Playa de Indios, que en realidad es Playa de Judíos, otro panorama de Matanzas, los alrededores del Castillo de San Juan y otra sobre el Puente de la Concordia. Le sigue otro conjunto con el Hospital Santa Isabel, la Plaza de la Independencia, el río San Juan y el Paseo Martí. En el caso de la Plaza de la Independencia, en realidad es una foto de las quintas de la actual Calzada General Betancourt.

Más adelante aparecen la Aduana, el Cuartel de Bomberos, la Ermita de Monserrate y, nuevamente, el Hospital de Santa Isabel. Otras fotografías son sobre un fortín español y el Cuartel de Bomberos del Comercio. Tres imágenes recuerdan al hoy desaparecido Centro Escolar Félix Varela. Una bella vista del Valle del Yumurí es otra de las fotos publicadas en Cuba y América. Del Castillo de San Severino están las fotos del calabozo donde estuvo Antonio López Coloma y del que sirvió de capilla a Domingo Mujica y otros patriotas.
Muestra, además, testimonio gráfico del frente de la casa donde vivió José Jacinto Milanés, la reja y el calabozo donde estuvo el poeta Plácido, así como el lugar donde se le fusiló. También del monumento a los patriotas fusilados en el Paseo Martí. Junto a cuatro fotos de jóvenes matanceras, hay grabados de Gertrudis Gómez de Avellaneda, José Jacinto Milanés, Tomás Gener, Miguel Teurbe Tolón, Gaspar Betancourt Cisneros y las Cuevas de Bellamar. Por último, aparece una foto de Mariano Artis.
Al concluir el contenido del número de Cuba y América dedicado a Matanzas, se insertó esta nota de la redacción:
“La confección de este número, que con gusto especial dedicamos a la bella Matanzas, ha estado a cargo del Sr. José Augusto Escoto, Bibliotecario de la Biblioteca pública de dicha ciudad. Las fotografías han sido tomadas por el fotógrafo de Matanzas, Sr. Ruiz de Castro”.

El número mensual de la revista Cuba y América, de septiembre de 1903, fue un valioso homenaje a Matanzas. En sus páginas recogió escritos de valor histórico y, además, imágenes de la ciudad que permiten contemplarla más de 120 años después. Es un tesoro que historiadores y estudiosos, amantes de la Atenas de Cuba, sabrán apreciar en su justo valor.