Hoy es 11 de septiembre, y toda América Latina recuerda. Hace 50 años en Chile ocurrió uno de los más trágicos acontecimientos de la historia de nuestro continente. No fue el primero ni sería el último, incluso, me atrevo a asegurar, que aún faltan otros por llegar. No obstante, el Golpe de Estado militar protagonizado por el General Pinochet en ese hermano país, junto a otras marionetas de la Agencia Central de Inteligencia, tuvo, además del principal objetivo de derrocar al presidente electo Salvador Allende, el de imponer una férrea y criminal dictadura militar y volver a a esa rica nación al cauce de las conveniencias e intereses económicos y políticos del imperialismo.
En aquellos momentos, un escenario revolucionario de esa magnitud se vio acosado por la maquinaria de la reacción. Lo que a muchos les parecía como algo lejano que no los tocaba, los efectos de la Guerra Fría, fue para el continente americano un campo de batalla con muertos, torturados, exiliados y desaparecidos.
Nuestro país, Cuba, vivió eso en carne propia. La crisis de los Misiles de 1962, el enfrentamiento a los sabotajes y atentados terroristas, las lógicas carencias producto a un asfixiante bloqueo económico, el aislamiento diplomático, la negativa a los créditos y a la inversión extranjera. Un libreto que posteriormente se aplicaría en el país austral, protagonista, de la mano de Allende, de lo que se dio en llamar «la vía chilena para el socialismo».
Este enfrentamiento geopolítico se llevó la vida de muchos revolucionarios, tanto en Cuba, como en Guatemala, Nicaragua, Colombia, y otros muchos, quienes que se opusieron a ser el patio trasero del matón del Norte, no solo en los países donde se impusieron dictaduras militares, sino también allí donde «floreció» la democracia.
Recordemos hoy la entrada de los «milicos» sanguinarios en el Palacio de la Moneda de Santiago de Chile, y el heroísmo de Allende que, sin haber nunca tomado un arma en sus manos, defendió su vida y su justo status hasta el final. Recordémoslo hoy, porque tristemente está historia representa lo que pasa hoy en el mundo.
El oscuro plan Cóndor desplegaba sus alas sobre nuestra América en esa década, plagando de crímenes a este valiente continente. Dictaduras militares, desaparecidos, neoliberalismo, saqueo, opresión de minorías étnicas, fueron las consecuencias del esquema diseñado desde el Norte.
Y hoy, vemos con tristeza como se repiten los hechos y la historia. Mientras muchos se creen que la ‘operación especial rusa’ en Ucrania no les toca, que está tan lejos de sus casas y no tienen nada que ver con este conflicto, debemos reaccionar. Se está configurando un escenario transformador, el mundo cambia a pasos vista, y se reconfiguran las fuerzas políticas. Rusia, China, el grupo BRICS, apuestan por la multipolaridad, mientras los viejos imperios se resisten al cambio, un cambio del que también formó parte Allende.