Existe la creencia de que las vacas duermen de pie. Aunque esto es técnicamente cierto, lo cierto es que no son una excepción: de hecho, entre los animales que poseen esta capacidad, precisamente las vacas no son las que más lo hacen.
En el reino animal existen múltiples ejemplos de animales que son capaces de dormir de pie: otra cosa es que lo hagan a menudo, ya que esta capacidad responde principalmente a la necesidad de huir del peligro. Los animales han desarrollado diversos mecanismos biológicos y estrategias para dormir de pie: ¿Qué especies son capaces de hacerlo y cómo lo logran?
Qué animales duermen de pie
Los animales que duermen de pie son presas. El hecho de dormir de pie responde a la necesidad de huir del peligro sin perder tiempo levantándose y viene condicionado por dos factores: o sus depredadores son muy rápidos, o la anatomía de estos animales hace que sean demasiado lentos al levantarse.
La mayoría de especies que duermen de pie son aquellas que, en su entorno natural, son el objetivo de depredadores veloces, como lobos o grandes félidos: los équidos – entre los que se encuentran especies domesticadas como los caballos o ponis y otras salvajes como las cebras – y los cérvidos son las dos familias de mamíferos que suelen dormir de pie.
Los bóvidos, como las vacas, los bisontes, las cabras y los antílopes, también tienen la capacidad de dormir de pie, pero por norma general las especies domesticadas no suelen hacerlo porque simplemente no lo necesitan. Hay que tener en cuenta que esta posición genera un estrés en las articulaciones y que muchos de estos animales son bastante corpulentos; si se sienten seguros, no tendrán por qué recurrir a este mecanismo.
A menudo resulta imposible distinguir si duermen a simple vista, ya que el cerebro mantiene activo el mecanismo de parpadeo para que los depredadores no se den cuenta. Si se mueven en manada, generalmente habrá algunos individuos que se mantengan despiertos para dar la voz de alarma.
Abel G.M./National Geographic