El Atomium, incorporado al paisaje de Bruselas desde su construcción para la Exposición Universal de 1958, fue inicialmente concebido como un monumento temporal.
Esta estructura, formada por nueve esferas gigantes de acero inoxidable que representan una molécula de cristal de hierro, se mantuvo en pie debido al afecto que despertó entre los belgas. Desde entonces, se ha convertido en un símbolo de Bruselas, comparable a la Torre Eiffel en París.
Actualmente, el Atomium no solo es una atracción turística, sino también un espacio cultural que alberga exposiciones y eventos, ofreciendo vistas panorámicas de la ciudad desde sus esferas interconectadas.
Tomado de Conocimientum