En la obra pedagógica de Mario Emilio Dihigo Llanos sobresalen sus textos relacionados con la educación para la salud en la escuela cubana.
El médico y pedagogo Mario Emilio Dihigo Llanos (1895-1978) está entre los matanceros incluidos en el libro Cien figuras de la ciencia en Cuba (2002). Acerca de la contribución que realizó se planteó, que
“Dentro de sus mayores aportes se encuentran las obras de texto que elaboró, relacionadas con la enseñanza de la Educación para la Salud, Ciencias de la Naturaleza y Biología Humana, así como libros de cuentos, viajes y cuadernos… Reveló un concepto amplio de la docencia y la maestría pedagógica. De esta última, tuvo gran dominio y poseyó profundos conocimientos y habilidades pedagógicas, en la cual trabajó con vocación extraordinaria”.
Mario E. Dihigo elaboró numerosos materiales docentes relacionados con la enseñanza de la biología, dentro de los que se destacaron los relativos a la educación para la salud, ciencias de la naturaleza, anatomía y fisiología humana. Varios de ellos los publicó con José Francisco Wegener González, gran amigo y figura destacada de la educación cubana en el siglo XX.
El principal aporte de Dihigo a la educación cubana radicó, principalmente, en estos textos, que fueron editados en numerosas ocasiones. Sobresalen los titulados Educación para la salud. Cuarto grado (1949), Educación para la salud. Quinto grado (1950) y Educación para la salud. Sexto grado (1951).
Contribución
La contribución de Mario E. Dihigo Llanos a la enseñanza de la educación para la salud radicó en los aportes que realizó al proceso de enseñanza aprendizaje de esta asignatura en la escuela primaria cubana. Esto se evidenció de forma clara, palpable y objetiva, en los libros que escribió, que forman parte del patrimonio educativo cubano y matancero.
Fueron varias las generaciones de cubanos que se formaron con estos libros, utilizados en la educación primaria por décadas. Aún hoy, son un valioso material de consulta por recoger aspectos de la educación para la salud que no han perdido vigencia y que aparecen entre los objetivos a cumplir por la escuela cubana actual, no solo en el nivel primario. Estos libros fueron el resultado del esfuerzo de Mario E. Dihigo para que la impartición de la educación para la salud en la escuela cubana tuviera un sólido carácter científico. Todos estuvieron en correspondencia con los planes de estudios aprobados para la escuela cubana.

Los objetivos de la educación para la salud fueron asumidos por Mario E. Dihigo a partir de los planteados en el plan de estudios para las escuelas primarias, puesto en vigor en 1944. En este plan, se precisaron las metas a cumplir por los estudiantes en cada asignatura y la Educación para la Salud era una de ellas. Dihigo concibió sus libros en plena correspondencia con este plan y, además de cumplir con lo que se exigía oficialmente, agregó otros aspectos de acuerdo a lo que consideró necesario y su larga experiencia de profesor en la Escuela Normal para Maestros de Matanzas le aconsejaba.
Para cada uno de los objetivos o metas concebidos en el plan de estudios de 1944, seleccionó los contenidos a incluir en sus libros de educación para la salud. Sin embargo, no fue una selección mecánica ni ajustada solamente a los rígidos moldes del plan de estudios. En cada bloque de contenidos está la huella de Mario E. Dihigo como autor, pues enriqueció los contenidos con aspectos novedosos que fortalecían el aprendizaje de los estudiantes.
Al tratar los aportes de Mario E. Dihigo en los libros de educación para la salud hay varios aspectos a resaltar. Entre ellos, que presentó aspectos básicos de la biología del cuerpo humano que debían ser conocidos por los estudiantes para una mejor comprensión de los contenidos de aprendizaje de la educación para la salud. Esto incluyó conceptos anatómicos (estructura) y también fisiológicos (función). Utilizó, además, un ascenso en el nivel complejidad de cuarto a quinto y a sexto grados.

En el caso específico del libro de Educación para la salud. Cuarto grado, hay que destacar los contenidos relacionados con “Importancia del sueño y el descanso”, “Cómo influyen el aire libre y el sol en nuestra salud” y “Formar buenos hábitos de salud mental”. También sobresalen, por la vigencia que poseen, los relativos a “Conocimientos y prácticas relativas a la salud en el hogar, en la escuela y en la comunidad” y “Perjuicios que ocasionan el alcohol, el tabaco y las drogas”.
Por su parte, en el libro de Educación para la salud. Quinto grado, también incluyó contenidos novedosos. Es el caso de “El sueño y el descanso en relación con nuestra vida”, “Efectos del alcohol, el tabaco y las drogas en nuestro cuerpo. Cómo el hombre se envenena lentamente” y “Prácticas y hábitos de seguridad personal. Peligros de la electricidad”, entre otros.
A su vez, el libro de Educación para la salud. Sexto grado, asumió contenidos vinculados a “Repasar lo estudiado acerca de la nutrición. La dieta. Cómo podemos ayudar a la función digestiva” y “La salud y el ejercicio físico. Ampliación de lo estudiado en anteriores grados. La posición o postura”. Además, hay que mencionar “La salud en el hogar, la escuela y la comunidad. Contaminación de aguas y alimentos. Animales dañinos. Formar hábitos de limpieza. La vacunación” y “Repaso de los asuntos relativos a primeros auxilios. Cuidados en casos de quemaduras, golpes, asfixia”.

Mario E. Dihigo concibió nuevos contenidos no previstos en las metas planteadas por el Ministerio de Educación, que consideró indispensables. Por ejemplo, en lo relativo a “Repasar lo estudiado acerca de la nutrición. La dieta. Cómo podemos ayudar a la función digestiva”, de sexto grado, incluyó: “Cómo confeccionar un “Menú” adecuado” y “Cortesía y buenas maneras de mesa”. Hay que destacar una concepción científica de la educación para la salud en su relación con el extensionismo en salud escolar. Así se evidenció en “Los “Clubes de salud”, “Lo que puede hacer el “Club de Salud” y “Campaña contra las drogas”, entre otros contenidos.
En el caso de los métodos del proceso de enseñanza aprendizaje, también Mario E. Dihigo hizo un aporte significativo. La conversación o diálogo, las analogías, tan importantes en la enseñanza de la biología como ciencia, y la comparación entre dos o más aspectos, fueron utilizados de forma creativa. Mención aparte requiere el juego o método lúdico, porque, según se demuestra en estos textos, los juegos, las dramatizaciones, el trabajo grupal, debían ser aprovechados de forma creativa en función de los objetivos o metas de la educación para la salud.
Un ejemplo se manifiesta en las actividades que orientó a los alumnos: consultar a un médico de la localidad sobre las medidas más aconsejables en caso de torceduras o golpes y organizar en las escuelas la asociación Cruz Roja de la Juventud. En estos libros se evidenció, además, la importancia que atribuyó a la observación y esto se aprecia fácilmente en las ilustraciones del contenido, sin exagerar el formato ni la cantidad de páginas del libro.

Los medios del proceso de enseñanza aprendizaje, presentes en las figuras incluidas en los libros de Mario E. Dihigo sobre educación para la salud, son también un componente en el que este autor hizo aportes. Las ilustraciones de estos libros, siempre con gran calidad tipográfica y de impresión, forman un verdadero tesoro de la didáctica de la educación para la salud en Cuba. Fue magistral el uso que hizo de dibujos, esquemas, radiografías, gráficos y planos, pero sobre todo de fotos de la vida cotidiana, para ilustrar y apoyar los contenidos en cada uno de los grados. Hay que destacar que la mayoría de estas figuras no ha perdido vigencia, a pesar del tiempo transcurrido.
Por último, la evaluación también fue concebida por Mario E. Dihigo de forma novedosa. Se materializó, dentro de cada uno de los libros de educación para la salud, en las “Actividades y ejercicios”, que aparecen al final de cada una de las unidades o metas. Se trató de tareas de aprendizaje dirigidas a los estudiantes de cuarto a sexto grados, caracterizadas por la creatividad. En ellas está presente, desde la simple reproducción de lo aprendido, hasta la ejecución de actividades grupales, visitas a centros de salud, creación de clubes de salud en las escuelas, entre otras, que demuestran el nivel de significatividad que otorgó al aprendizaje.
Vigencia
La labor de Mario E. Dihigo como autor de libros de texto de la educación para la salud en Cuba se fundamentó en su desempeño como médico y como profesor de anatomía, fisiología e higiene en la Escuela Normal para Maestros de Matanzas. Por tanto, su contribución a la enseñanza de la educación para la salud en Cuba, estuvo mediada por la práctica educativa que desarrolló en la formación y superación de los maestros primarios cubanos.

Como principales limitaciones de estos textos de Mario E. Dihigo deben señalarse la desproporción existente entre algunas unidades y metas en comparación con otras, donde algunas tienen poca extensión en páginas, mientras otras son quizás excesivamente largas. Por ejemplo, en sexto grado la Meta sexta, referida a la salud mental, solo ocupa 15 páginas. Igualmente hay un desbalance en el número de “Actividades y ejercicios” de algunas unidades y metas. Mientras algunas solo traen cuatro actividades, otras tienen más del doble.
Los libros de Mario E. Dihigo no prestaron atención, por las características de la época que le tocó vivir, a las enfermedades de trasmisión sexual. Estos contenidos estuvieron ausentes en todas las ediciones que se hicieron de sus textos. Tampoco se analizó la higiene de los sistemas reproductivos del hombre y la mujer, cuestión que se vio reflejada además en su libro de Anatomía, fisiología e higiene (1938).
A pesar de estos aspectos, los aportes que realizó Mario E. Dihigo a la enseñanza de la educación para la salud en Cuba son perdurables y vigentes. Los libros de texto que escribió proporcionan, a los maestros cubanos de todos los tiempos, un modelo de actuación con una base pedagógica y científica sólida.