Para acometer distintas tareas es común actualmente la respuesta de que son deficitarios los recursos. Pero muy difícil resulta comprender las explicaciones cuando lo que se requiere es un hombre, una pala y un machete.
La humilde avenida que conduce en Matanzas del parque René Fraga al Hospital provincial Faustino Pérez y las áreas verdes circundantes son ejemplo de limpieza. Pero si se accede a una de sus bocalles, calle 328 e/ 77 y 79, a solo unos metros, es muy otra la realidad.

La Dirección municipal de Servicios Comunales ha sido alertada anteriormente sobre la situación de esta vía, donde Limpieza de calles ignora el reclamo.
Hace apenas unos meses los vecinos tuvieron que pagar la labor de un equipo de los conocidos por “palita” para recoger los desechos provenientes de las áreas más altas luego de los fuertes aguaceros. Pero no ha sido una sola vez.
Y al solicitarse la presencia de algún responsable por la reiteración de las hierbas, la respuesta ha incluido que hay que tener en cuenta la calidad de los desechos, si se trata de tierra u otro elemento, los centímetros comprendidos en las reglas y lo establecido para los badenes. Al final del encuentro con el responsable, quedó en el aire mucha explicación y poca limpieza.
Dos detalles ajenos a Limpieza de calles, pero presentes también en apenas una cuadra: por ambos laterales de la vía corren las aguas de dos fosas desbordadas, una de ellas perteneciente al Consultorio del Médico de la Familia, y es precisamente contra una de las paredes de esta institución de Salud donde se acumulan por días los desechos sólidos de parte del barrio, felizmente recogidos en el momento de captar las fotos.

Únase a todo ello la indisciplina de los vecinos que ignoran horarios y lugares donde depositar sus desechos y lanzan las atiborradas jabitas a diestra y siniestra. Cómplices de la falta de higiene, desconocen que también son, ellos o sus familiares, víctimas del irrespeto a la comunidad.
No se trata este del peor ejemplo. En la ciudad son variados los lugares donde pueden argumentarse situaciones aún más complejas.
Prolifera el dengue, mueren personas, y ni así algunos parecen entender. Tenemos que cuidarnos nosotros mismos, y exigir que los demás, vecinos y organismos, también nos cuiden.
Sin generalizar, unas cuantas de las dificultades que se encubren con la falta de recursos pueden ser solucionadas. Y cuando surge esta circunstancia, no valen explicaciones, sino acciones.
