El libro En torno al cerebro, publicado por el médico y escritor José Varela Zequeira, fue un hito en los inicios de las neurociencias en Cuba.
En torno al cerebro. Apuntes para un ensayo de psicología energética, se publicó en La Habana en 1936 y contó con un total de 188 páginas. Lo integran nueve capítulos: “Preámbulo”, “Prolegómeno biológico”, “Psyquis y phycis, “Psicología experimental”, “Introspección”, “La célula nerviosa”, “Arquitectonia cerebral”, “Conciencia y subconciencia”, y “Síntesis”. Además, aparecen tres apéndices: “El ritmo psíquico”, “Vida y cultura” y “Psicología de la felicidad”.
Fue, hasta donde se conoce, la primera obra escrita por un cubano que sistematizó los conocimientos científicos acerca del cerebro humano, con un enfoque de modernidad. En ese sentido puede considerarse un hito en los inicios de las neurociencias en Cuba.
El autor y su obra:
El autor de En torno al cerebro, José Varela Zequeira (1859-1939), nació en Camagüey. Cursó la primera enseñanza en su ciudad natal. Más adelante se trasladó a España para iniciar sus estudios de medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, que terminó en la Universidad de La Habana en 1887. Trabajó en distintas clínicas y hospitales como cirujano.
Al estallar la guerra de independencia en 1895, emigró a Costa Rica, donde continuó ejerciendo la medicina. Al regresar a Cuba en 1898, obtuvo por oposición la cátedra de Anatomía Descriptiva y Disección en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana. Asistió a congresos científicos en Cuba y en el extranjero. Fue miembro de la Sociedad Antropológica, vicepresidente del Colegio Médico y correspondiente de la Academia de Medicina de Río de Janeiro.
Desde muy joven sobresalió por una activa vida intelectual. Colaboró con artículos en Revista Cubana, Revista de Cuba, El Mundo Artístico, El Fígaro, Cuba y América, Revista de la Facultad de Letras y Ciencias, Cuba Contemporánea, Revista Bimestre Cubana, Progreso Médico, Revista Universidad de La Habana y Revista de Avance, entre otras publicaciones. Ofreció disertaciones en la Sociedad de Conferencias y en el Lyceum de La Habana. Figuró en las antologías poéticas Arpas amigas (1879), Arpas Cubanas (1904) y Parnaso Cubano (1908).
Editó, junto a Enrique López, la revista Archivos de la Policlínica. Escribió, en colaboración con Federico Torralbas, la Bio-bibliografía del Dr. José I. Torralbas (1906). También dirigió el Boletín del Colegio Médico de Cuba. Entre sus obras aparecen La adaptación (1880), Carácter actual de los estudios antropológicos (1888), Bocetos académicos (1913), Nuestra universidad (1933), La personalidad de Enrique José Varona (1934), La figura de Enrique José Varona. Su influencia y su escepticismo (1937).
Publicó numerosos trabajos sobre medicina. Al morir tenía en proyecto un libro de ensayos titulado Problemas actuales. En relación con la fisiología del sistema nervioso y la psicología humana también publicó La rebelión de los instintos (1937) y Psicología de la conducta (1939).
El libro y su contenido:
Desde las páginas iniciales de En torno al cerebro, José Varela Zequeira destacó el carácter científico de su contenido:
“La ciencia con sus maravillosas conquistas y su creciente dominio de la naturaleza, no colma el vacío de nuestras ansias, ni alumbra la densa oscuridad de nuestras dudas, ni disipa nuestras incertidumbres y vacilaciones. La historia del pensamiento humano, es la perenne rebeldía contra las limitaciones del saber positivo”.
Señaló que se proponía una excursión
“…en torno al cerebro humano, en rápido bosquejo, sin vano alarde de erudición, ni empalagoso dogmatismo. Describiré someramente, como un viajero curioso, lo que me enseñó mi experiencia y la experiencia ajena; pero dispuesto a no detenerme allí donde la ciencia se declara impotente, y, temerario excursionista, echaré un puente sobre el abismo insondable”.
José Varela Zequeira insistió, en todo el texto, en la importancia de la regulación ejercida por el sistema nervioso sobre todo el organismo humano:
“El sistema nervioso regula la intensidad de las contracciones y el ritmo cardíaco, preside el ritmo respiratorio, actúa sobre centros termógenos, interviene en el funcionamiento de las glándulas de secreción externa y endocrinas, en todos y cada uno de los estadios del metabolismo; y por intermedio de los nervios vaso-motores, controla y gobierna la presión arterial y la distribución del riego sanguíneo”.
Otro elemento que resaltó de forma sistemática fue la necesidad de un estudio verdaderamente científico para comprender las funciones del cerebro. Reconoció que todavía no se había llegado al “…fondo laberíntico del órgano más complejo de nuestra economía”. Pero sostuvo que eso sería posible: “Quien desee adquirir lo que se sabe en la actualidad sobre el cerebro, debe someterse a un metódico aprendizaje”.
Atento a los avances científicos de su tiempo, José Varela Zequeira se alejó de la psicología rudimentaria y precientífica basada en nociones místicas o religiosas. Al mismo tiempo, manifestó sus dudas sobre los métodos de investigación existentes: “¿Los métodos de experimentación y la técnica físico-química, bastan por sí solos para cultivar los vastos campos de la Psicología contemporánea?”.
Destacó la relación indisoluble que existe entre la psicología y la fisiología del cerebro humano, que es uno de los pilares actuales de las neurociencias:
“La Psicología moderna es un árbol—valga el símil—de frondosidad creciente, cuyas ramas exuberantes penetra en la clara zona de la conciencia y en la nebulosa región de la subconciencia, y cuyas raíces se hunden cada vez más profundamente en la región de la urdimbre de la estructura cerebral”.
Reconoció los “…datos científicos irrefutables…”, que demostraban la “…subordinación de los hechos de conciencia a los procesos orgánicos”. Lo mismo expresó sobre “…las relaciones de interdependencia entre el proceso mental y el mecanismo nervioso”. Consideró que comprender esto sería de gran importancia para el desarrollo de ramas como la psicología de la infancia y de la juventud, así como para estudiar el comportamiento humano.
En el libro En torno al cerebro, José Varela Zequeira demostró conocer a profundidad los aportes histológicos del español Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Seguidor de sus ideas, sostuvo:
“…el número de neuronas que trae cada recién nacido, no aumenta, ni se repone, ni se reproduce, como lo hacen las células somáticas; y cuando un área cerebral, por esclerosis o traumatismo, se destruye, desaparecen también las representaciones y recuerdos”.
También siguió a Cajal en la valoración de la importancia de la neurona para el sistema nervioso:
“El desarrollo embriológico, la experimentación fisiológica, la anatomía patológica y el descubrimiento de nuevos métodos de coloración, contribuyeron de consuno a considerar la célula nerviosa como unidad anatómica y fisiológica (neurona) y elemento fundamental del sistema”.
Lo mismo hizo con la hipótesis de la sinapsis neuronal propuesta por Cajal, demostrada científicamente en 1950:
“La supuesta sinapsis, como hipótesis de estudio para explicar el proceso de la conducción, es considerada como un juego de válvulas que orienta la corriente nerviosa en una sola dirección y la hace más fácil y eficaz cuanto más se repite el reflejo”.
Conoció los estudios del austríaco Sigmund Freud (1856-1939). Lo elogió por “…el mérito de haber descubierto y conquistado los vastos dominios de la subconciencia”. También consideró que el psicoanálisis de Freud era un “método original”, que abría valiosas perspectivas en el conocimiento del funcionamiento cerebral.
Sin embargo, criticó con fuerza otro aspecto polémico de la obra de Freud:
“No merece igual reconocimiento y gloria su interpretación de los sueños, y la creencia de haber descifrado su lenguaje simbólico. Aquí incurre Freud en las mayores falacias y en las más grotescas extravagancias. Leyendo la significación que da a las visiones del sueño, y cómo pretende traducirlas al lenguaje de la conciencia, nos parece asistir a una escena de magia antigua o de quiromancia”.
Otro de los grandes científicos que mencionó José Varela Zequeira en el libro El torno al cerebro, fue al ruso Iván Pavlov (1849-1936). Al mencionar los reflejos condicionados, señaló que habían sido “…bien descritos y estudiados con sorprendente rigor científico por Pavlov”.
En el contenido del libro En torno al cerebro resalta el énfasis en la investigación científica, como método para desentrañar los misterios del cerebro. Al respecto planteó su autor:
“La embriología, la anatomía patológica, las vivisecciones practicadas en la serie animal, la extirpación metódica de zonas de los hemisferios, la destrucción total de la corteza (descerebración), o la separación de centros inferiores (tálamos, núcleos estriados), la excitación eléctrica y las operaciones quirúrgicas en el hombre, han aportado un inmenso caudal de hechos bien comprobados, para cuya interpretación fisiológica se requiere un profundo conocimiento de los más recientes estudios de histología nerviosa”.
No por ello dejó de expresar que el conocimiento sobre el cerebro era aún incompleto. Ni de confiar en que futuras investigaciones permitirían comprender nuevos aspectos sobre su estructura y función.
Sobre la distribución de los centros nerviosos en la corteza cerebral, escribió:
“…el mapa clásico cerebral, sólo da una somera idea de la localización funcional de los centros. Debemos a una ciencia novísima, la Arquitectonia cerebral, rama de la anatomía histológica, el poder delinear otro mapa de la corteza, más complejo e instructivo”.
Consciente de lo que aún quedaba por investigar, José Varela Zequeira se mostró optimista en relación con el futuro de las neurociencias:
“El que algunas leyes psicológicas no tengan hasta ahora un equivalente fisiológico, no quiere decir que no lo puedan tener en ulteriores progresos de las ciencias naturales, ante los cuales se han abierto en los últimos años muy luminosos horizontes”.
A los nuevos investigadores les dejó en el libro En torno al cerebro, valiosos consejos. Al comentar sobre la relatividad del conocimiento científico, expresó:
“Sería una esclavitud mental restringir el conocimiento a lo rigurosamente positivo y a las conclusiones experimentalmente probadas, pues ante un problema no resuelto, pueden proponerse hipótesis de estudio que sirvan de avanzadas en la exploración. Nuestras verdades tienen grados muy variables de evidencia, y lo que importa es distinguir la verdad confirmada, de la verdad provisional y probable”.
Además, añadió: “…creo recomendable como precepto de higiene intelectual, desertar de vez en cuando de dogmatismos soporíferos para avivar la imaginación creadora”.
Para José Varela Zequeira las investigaciones en psicología experimental estaban “…llenas de fecundas promesas y de halagüeñas perspectivas”. Lo demostraban, en aquellos años, los avances logrados en el estudio del cerebro humano. Así lo predijo en el libro En torno al cerebro. Así lo ratifica hoy el avance de las neurociencias.