Alguien dijo una vez que podemos percibir de inmediato cuando una persona especial llega a nuestras vidas.
Eso precisamente fue precisamente lo que me sucedió aquel 7 de noviembre cuando vi de cerca tus ojos y fui el centro de atención de tu mirada, capaz de mover el mar de lugar, solo para hacerme reír. Ese mismo mar fue testigo silencioso, de los continuos brincos de mi corazón en esa tarde fría cuando te descubrí.
Lo que no pude imaginar entonces, fue que exactamente un año después, sin el mar de fondo, sin el vino tinto en la cabeza, sin la brisa alborotándome el pelo, sin los pies mojados, que enlazaría mi vida a la tuya.
Desde hoy, seré tu peor crítica; pero también tu mejor amiga. Me comprometo a prestarte mi almohada de vez en cuando, animarte desde la esquina del cuadrilátero cuando tus fuerzas mengüen, dormir siempre enredada en tus brazos y desvelarme junto a ti cuando alguna pena te inquiete.
A un año de aquel encuentro se mantienen revoloteando las mariposas en mi estómago. A un año de aquel día sin sol, continúas, tú, iluminando cada instante.
Alguien dijo una vez que podemos percibir cuando una persona muy especial llega nuestras vidas, yo soy muy afortunada de que tú, no quieras marcharte. (LLOLL)