Los «red devils» son protagonistas del nuevo y más escandaloso batacazo del Mundial de Catar, tras firmar su eliminación en la primera fase. Jamás pudieron desatascar un 0-0 contra Croacia que clasificó a los de Luka Modric y dejó a Marruecos como líder del grupo F. Todo impensado.

Se lamentará por mucho tiempo Dries Mertens y la opción que perdió en el arranque del partido. Examinará en su mente el DT Roberto Martínez aquel bache que vino en esa primera media hora tras el repliegue de su equipo. Un desliz que dio vida a una Croacia que se acercó con Andrej Kramaric en dos ocasiones, aunque ninguna inquietante para Thibaut Courtois.
“Es mi último partido con esta selección, es un momento muy emotivo como se podrán imaginar”, expresó el estratega español luego de la eliminación. Aún quedan muchos rezagos de ese equipo que logró colgarse el bronce mundialista hace cuatro años. Hazard, Lukaku, Vertonghen, Witsel… siguen siendo la columna vertebral de los diablos, algo pesados por la edad y sin su mejor nivel. Bélgica, en sí, nunca dejó de ser favorita.

Sufrirá a la distancia De Bruyne, sabiendo que dinamitó el vestuario con su reconocimiento a la vejez del equipo. Su sinceridad rodó por cintillos de prensa, cual balón en pasto catarí. En el fondo, cierta razón tendría uno de los mejores centrocampistas del mundo.
Bélgica no tenía mucho combustible para seguir vivo en Catar. Al capitán no le faltaron empuje y capacidad para generar fútbol. Se acordó de enfilar al área rival, siempre creó peligro, siempre fue claro.
Y lo del complemento sí que les va a taladrar la mente: porque después de la opción clarísima de Mateo Kovacic en el arranque vendría una jugada espectacular, en la que inexplicablemente se escapó el gol de la clasificación cuando Romelu Lukaku (recién ingresado) estrelló la pelota en el palo tras un veloz contragolpe.
No fue la única, sino la primera de muchas oportunidades perfectamente enviadas al garete. En un Mundial al que llegó lesionado, el ariete interista salió tras el descanso, y lo hizo para desperdiciar un puñado de opciones tremendas, todas prácticamente con la puerta rival vacía.

Dio Lukaku un clase magistral de cómo no ser capaz de meter gol en una portería, la misma con la que tendrán pesadillas millones de belgas durante muchos meses. Con la pierna diestra, al palo, de cabeza, fácil y arriba, con la barriga en la misma boca de gol… Ya tendrá el Búfalo, el chance de redimirse, si los dioses del fútbol le admiten tal benevolencia.
Mientras, el técnico Martínez en su desesperación apostaba por Eden Hazard en los últimos minutos para intentar la hazaña: ¿si no le dio nunca resultado en todo el Mundial, por qué lo iba a hacer en los postreros instantes de un agonizante final? Bruselas repite la noche roja de hace días. Parecía ya un maleficio.

Así Bélgica confirmó su gris tránsito por el Mundial de Catar, en el que cada palabra de De Bruyne retumbará por bastante tiempo en su país: llegaron viejos a Doha, perdieron la oportunidad de ser campeones en su pico más alto en Rusia 2018. Ahora llegará el borrón y cuenta nueva, una necesidad para la supervivencia. Adiós a otro favorito, al segundo del ranking FIFA, una nueva víctima de la aplanadora de la juventud. (ALH)
¡Así fue el empate de #BEL ante #HRV que clasificó a los croatas a los Octavos de Final de la #CopaMundialFIFA!
— Copa Mundial FIFA 🏆 (@fifaworldcup_es) December 1, 2022