Surgida en la isla japonesa de Okinawa, el Shorin Ryu es una de las modalidades más antiguas del karate-do que se practica en Cuba desde el año 1989. En Matanzas y durante tres días a la semana, practicantes de este arte marcial se reúnen para ejercitar las diferentes katas.
“No le enseñamos solamente a tirar patadas y piñazos, sin que le enseñamos la historia de nuestro estilo, creadores del mismo, sus orígenes, nombre y antiguos maestros, así como máximas y principios”, alegó Guillermo Rodríguez Rodríguez, delegado de la Escuela Provincial de Shorin Ryu en Matanzas.
La yumurina escuela primaria Mártires de Corynthia sirve de cuartel general a los entrenamientos hace más de una década. Bajo la égida del sensei y quinto dan Guillermo, noveles y avezados integran las rutinas del Shorin Ryu o escuela del bosque pequeño.
“Aquí no existe el ego. Desde el más pequeño hasta yo que soy el más adulto, somos iguales. No hay diferencias tampoco por los cinturones. Aquí prima la igualdad”, sentenció el sensei Guillermo.
“Hacemos diferentes tipos de entrenamiento y katas, pero todos nos llevamos muy bien. Estoy muy feliz porque me gusta mucho practicar el karate”, dijo Alejandra Santana García, practicante de solo diez años.
Sin carácter competitivo, el estilo nipón conjuga habilidad, destreza, movimiento y el arte de las armas tradicionales o kobudo.
Nos preparamos de tal forma que se crea una coraza física dentro del cuerpo. Endurecemos los puños, brazos y antebrazos para que en el momento de defenderse de un ataque se pueda contraatacar la fuerza del rival”, puntualizó Rodríguez Rodríguez.
Presente en diez provincias de Cuba, el Shorin Ryu se define como un sistema de defensa personal desde el espíritu y en total armonía con el cuerpo. Su práctica beneficia la mente, aporta disciplina y enseña valores tan importantes como el respeto al contrario y la humildad. (ALH)