El fútbol suele pasar factura de la manera más dura cuando puede. La piedad no está dada en los cánones de la cancha y no la tuvo Guadalupe con la selección de Cuba en el segundo partido del grupo D, de la Copa Oro de Concacaf 2023.
Los Gwada Boys no jugarán la Liga de Naciones en su nivel A, porque unos meses atrás la absoluta cubana se impuso en la cancha del Antonio Maceo y les arrebató la posibilidad.
Este sábado, los dirigidos por Jocelyn Angloma tomaron desquite de ello de la manera menos piadosa que pudieron: con un 4-1 contundente, pragmático.
La falta de artilugios de los guadalupeños no puede confundirse con torpeza, lejos de eso, en la primera mitad habían anotado tres golazos en toda su dimensión.
Tres escenas de una misma película, con el mismo guión minimalista y lineal: tomar la pelota en el borde del área con todo el tiempo y el espacio posibles y meterla lejos del alcance de Raico Arozarena.
Un calco el uno del otro, con protagonista repetido dos de ellos, Matthias Phaeton, y en el medio Ange-Freddy Plumain asumió el rol de castigar el espacio por delante de la defensa cubana.
La vocación ofensiva de dos volantes como Willian Pozo y Yasnier Matos, ubicados en la línea de tres por delante de los centrales, dejaba mucho campo a Yosel Piedra para defender por el centro, por esa misma razón se perdió en la media en presencia.
Quizá por varias circunstancias encontró premio Guadalupe, porque se encontró con un gol tan tamprano como al minuto 12 y también porque los cubanos no hallaron la forma de perforar la portería contraria.
Pudo llegar el empate en una de tantas oportunidades creadas en la primera mitad, pero alguna pierna encontró el disparo de Maykel Reyes y otra el de Yasnier Matos, con la defensa contraria a su merced.
Incluso el público presente en el Shell Energy Stadium pudo celebrar el gol del delantero pinareño en el 40′, mas el VAR delató posición adelantada y cortó el grito de miles de gargantas, en la próxima jugada Guadalupe castigó con su segundo gol.
Al 50′, Anthony Baron abandonó el libreto de la simplicidad y se gastó una jugada que seguro estará entre las mejores del torneo, con giro incluído en el área cubana puso el cuarto de la noche.
Desde el descanso, Pablo Elier Sánchez corrigió el parado inicial y propuso jugar con un doble pivote que le aseguró poblar el área donde más sufría, el daño, sin embargo, ya estaba hecho.
La hemorragia de los Leones del Caribe, heridos en el orgullo y el en marcador, cesó y gozaron de mejores oportunidades, lo que trajo también mejores dividendos: un penal provocado por el recién ingresado Eduardo Hernández consiguió el gol de la honra en las botas de Aricheell Hernández.
Y en noches así hasta la fortuna abandona a los perdedores, otro gol conseguido, este por Daniel Díaz, fue invalidado a instancias del videoarbitraje, igualmente por posición adelantada.
Entonces, cuando todo está por salir mal lo hará, tanto fue así, que los de la Mayor de las Antillas, urgidos de ir adelante, quedaron con uno menos tras la expulsión de Aldair Ruiz, que apenas duró 20 minutos sobre el césped.
«No fuimos contundentes y hasta creo que nos faltó un poco de actitud a la hora de ir hacia adelante. Quizá la presión nos afectó, el compromiso de ganar, y terminamos perdiendo de forma holgada ante un equipo que tuvo la calidad individual para resolver la victoria», analizó Pablo Elier Sánchez luego del choque.
«Las sensaciones no son buenas a pesar de que salí a dar lo mejor de mí, porque nunca es reconfortante una derrota. Queda un partido y, a pesar de que no tenemos opciones de clasificar, debemos salir a hacerlo lo mejor posible para terminar con buena cara», aseguró el joven Eduardo Hernández.
Y a ese partido deberá encomendarse el el elenco cubano para demostrar que no eran pretensiones descabelladas llegar aquí en busca de un pase a cuartos de final.
Del otro lado estará Canadá, urgida de una victoria luego de empatar por segunda ocasión, ahora sin goles frente a Guatemala. Los Leones del Caribe tienen la oportunidad de evitar el frío sótano de la llave, recuperarse de este duro golpe y pelearle a los canadienses no es una opción, sino un deber.