Suena el gong y el nuevo tatami aguarda por las proyecciones de los futuros deportistas, mientras cada fragmento colocado simboliza el esfuerzo de entrenadores, padres, vecinos y la guía del sensei Jorge Luis León.

En la comunidad matancera de La Conchita, adscrita al Consejo Popular Boca de Camarioca, el proyecto El Hombre de Maisinicú recibe las miradas curiosas de los habitantes de ese litoral poblado.

Elementos reciclados para el montaje del techo, donaciones y mucha inventiva contribuyeron a que el tatami de La Conchita fuese un sueño hecho realidad. Foto: Édgar Moraga.

«Esto fue una iniciativa que tuvimos de junto con el profesor Vladimir Carbonell García, Quinto Dan de Karate, quien lamentablemente ya no se encuentra con nosotros. Nos tomamos la tarea de pensar en algo útil para un pueblo como este, donde hay muchos niños. Nunca antes existió un proyecto así, y si alguien estaba interesado en la práctica de los deportes debía moverse hasta lugares muy distantes», confesó León, el artífice de la obra, en medio de los ajetreos inaugurales.

Tiempo y dedicación se conjugaron para soñar en un espacio que motivara la práctica del Kárate Do. Una donación de las Federaciones Nacionales de este arte marcial y Judo posibilitó la realidad del engalanado sitio.

El tatami que nace en La Conchita

«Era un local abandonado de la Empresa Henequenera de Matanzas, que lo cedió para el proyecto, el cual llegó para quedarse. La comunidad está muy agradecida por todo lo hecho y seguiremos apoyando en lo que haga falta», dijo a la prensa María de los Ángeles Pérez Castillo, delegada de la Circunscripción #39 de la Comunidad Julián Alemán, perteneciente al Consejo Popular Boca de Camarioca.

«Una vez impartido el régimen de disciplina, vital en los deportes de combate, los niños se iniciarán en las técnicas de postura, desplazamiento, caídas. El kárate contribuye a la formación de valores y a la creación de habilidades motoras a partir del desarrollo físico», expresó el instructor Yordanis Canuet Junco.

Alrededor de 150 niños fueron matriculados antes de comenzar las clases deportivas, por lo cual los profesores ya piensan en la organización de cuatro grupos. Foto: Édgar Moraga.

En proceso de matrícula e inscripción, niños con cinco o más años de edad comenzarán sus pasos en el deporte. A decir de la pequeña de doce años de edad Emily Quintana Valdés, «proporciona conocimiento sobre otras culturas, además de defensa personal e interacción con mis compañeros de clase».

En tiempos donde la falta de recursos y las crisis escudan cualquier justificación, proyectos como el del tatami de La Conchita debieran multiplicarse en pos de los deportes, forjadores de carácter, disciplina y quimeras. (ALH)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *