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Las once de la noche marcaba el inicio de la primera función de Teatro Pálpito en la ciudad de Matanzas. El público habitual del Biscuit, expectante desde sus asientos, recibió con un fuerte aplauso a la protagonista de la noche, Valia Valdés.
Las penas saben nadar comenzó con la agitada entrada de una actriz a una audición, a la que, por motivos de transporte y de la vida misma, llegaba con un día de retraso.
De a poco, la protagonista, comienza a acomodarse, o algo similar. Se le enredan los pies, los zapatos se rompen y para tomar valor necesita de un trago, o dos, o tres.
Poco a poco Valia Valdés da vida y voz a esa actriz que ha pasado por tanto y no ha alcanzado todo cuanto anhela. El monólogo se extiende desde sus inicios en el amor a la actuación, las burlas de su familia, su primer papel (aunque poco relevante) y sus vivencias amorosas, hasta su gran deseo de pasar la audición.
Las penas saben nadar deviene una adaptación de la obra de Abelardo Estorino. Al respecto, su protagonista y directora, Valia Valdés, abordó la importancia para el grupo de actuar la obra del dramaturgo en su ciudad.
“Hemos adaptado por primera vez el espectáculo que estrenamos en el Teatro Bertol Brecht, lo que implica retos.”
Actuar en Matanzas, para Valia, devino un gusto enorme debido a la amplia historia del teatro en la provincia, “de un estándar alto y calidad”.
El próximo 30 de marzo Teatro Pálpito visitará el municipio de Unión de Reyes, tierra natal de Estorino, en donde presentarán, en su honor, el monólogo Las penas saben nadar.
