Muchos desconfiaron cuando a él se le ocurrió crear una agrupación danzonera. Su juventud constituía una barrera insondable para quienes pensaban en un género con arrugas y encanecido.
Mas, la reprobación y los señalamientos negativos solo alimentaron los deseos del muchacho por llevar adelante la estirpe de su sangre musical, un linaje que defiende a toda costa en cada presentación de su orquesta.
“La Orquesta Faílde tiene sus predios en la Escuela de Nivel Medio de Matanzas, el Conservatorio de Música ubicado en la calle Río. Estaba yo en tercero o cuarto año de la carrera, tenía 18 años, y se me ocurrió hacer una agrupación con un formato parecido a la orquesta típica, como la de Miguel Faílde.
“Tocamos en algunos lugares, teníamos peñas en los portales de la Vigía, pasé el Servicio Militar y en el 2012 hicimos la audición para profesionalizarnos. El 14 de abril en el Patio de Pelusín del Monte fue nuestro primer concierto, durante el Taller Internacional de Títeres que organizan Rubén Darío Salazar y Teatro de Las Estaciones.
“Ahí comenzó el camino de la Faílde que llegó este 2024 a su doce aniversario. Actualmente tiene un promedio etario de 25 años. Me siento muy feliz por todo el recorrido realizado, por las buenas energías y los buenos consejos que nos han dado y también por las situaciones negativas que hemos vivido porque nos han enseñado a superarnos y a no volver a cometer los mismos errores.”
No podía ser diferente, Ethiel Faílde lleva la música corriéndole por las venas. El joven, junto a su orquesta, ha sabido defender el género creado hace más de un siglo por su tatarabuelo, Miguel Faílde, dándole aires de contemporaneidad, pero asegurándose de que no pierda su esencia.
Ethiel ha merecido la herencia legada a él por quien creara, en 1879, Las alturas de Simpson, no solo por el plasma que le corre por las venas, sino porque también la he engrandecido utilizando su talento para hacer de este un ritmo de y para los jóvenes.
“Nos interesa toda la música cubana y universal. Intentamos, hasta cierto punto, hacer toda la música que nos parece interesante y atractiva, con nuestro sello, con nuestra sonoridad, con nuestra forma de hacer y de decir.
“Como jóvenes tenemos inquietudes musicales y tratamos de canalizarlas a través de la orquesta. Nuestro repertorio de danzones es amplísimo, no solo las piezas antológicas sino también contemporáneos que hemos encargado a jóvenes compositores de este siglo XXI.
“También tenemos chachachá, mambo, son, rumba, boleros, timba, merengue, cumbia, de todo lo que nos parece que es importante y que nos puede aportar.
“Además, nuestro repertorio pasivo contiene cerca de 50 temas más que intercalamos entre presentaciones porque variamos mucho el repertorio de acuerdo al lugar donde vayamos a tocar.
“También incluimos temas inéditos, propios de la orquesta, entre ellos La cumbanchá, Tumbao, Siempre tu voz, Sigue ese camino, Rumba de esquina a esquina, En Veracruz, Mira, entre otros. Eso nos distingue porque, por lo general, las agrupaciones cuyo perfil es más de la música tradicional, hacemos repertorios con temas compuestos por grandes de la entonces música popular bailable.
“Hacemos eso también pero defendemos nuestras propias composiciones y cada tema que asumimos de los que forman parte del patrimonio sonoro de la Isla tratamos de hacerles nuestros propios arreglos.
La labor de Ethiel frente a la Failde ha revolucionado un género, matancero hasta sus más afinadas notas musicales que ha sido catalogado muchas veces patrimonio de la tercera edad, pero se siente entre las más jóvenes generaciones.
“Tenemos ya cinco producciones discográficas: Llegó la Failde, Siempre tu voz, un homenaje a Benny Moré que fue premiado en Cubadisco, Failde con tumbao, nominado a los Latin Grammy, Joyas inéditas, álbum con cuatro danzones inéditos de Miguel Failde que era una de las tantas deudas que teníamos con su obra y nos dio mucha alegría; y Danzoneando, grabado en vivo de una sola toma en el teatro Sauto, resultado de los programas televisivos que salieron al aire entre 2021 y 2022.
“Fuimos muy afortunados de poder llevar la banda sonora de este al fonograma, como pidieron muchos seguidores de la orquesta, en 10 temas, de ellos nueve danzones y El bodeguero, un chachachá defendido por Luis Silva en su popular personaje de Pánfilo. Invitamos también a los Maestros Orlando Valle (Maraca), en la flauta haciendo su Danzón Barroco y José Loyola, flautista también y director de la Charanga de Oro”.
Es que, aunque el danzón ya no solo se viste de traje y corbata, ello no significa que se desvirtúen sus esencias, sino que asume las características de los tiempos actuales, de los ritmos cotidianos que la vida impone, pero sigue ahí esperando por ser descubierto, reinterpretado y enaltecido.
Precisamente ese constituye el mayor logro de este muchacho que ha encaminado sus pasos hacia la renovación del baile nacional cubano y en el logro de este objetivo está el aliciente para seguir creando.
Ethiel hace suyo el palpitar de Faílde en las notas de sus danzones. Se para frente a su orquesta. Respira, siente, mira a su público, a sus compañeros y hace realidad un sueño de muchos. Hoy este no es un género delimitado a las cuatro paredes de un edificio en la calle Medio, ni se ciñe a quienes recuerdan su aparecer en el panorama musical matancero.
El danzón cobra vida, se siente su latir como un renacimiento desde la flauta de un joven, heredero por sangre y matanceridad de la tradición que ha sabido defender. Nuestro reencuentro con el baile nacional cubano se debe, en buena medida, a Ethiel Faílde.