Hablar de la violencia de género nunca es fácil. Atreverse a romper el silencio,
requiere de valor y también de un proceso interior de elaboración; un acto de
generosidad hacia mujeres que han vivido difíciles situaciones.

En Cuba la violencia contra las féminas es una lamentable realidad que arrebata sueños, esperanzas y vidas.

Sofía, de 50 años revela cómo su padrastro abusaba de ella desde que tenía 9 años.
Jamás lo denunció, porque temía perder a su madre y hermanos. Además, era
maltratada por su jefe, quien la agredía físicamente. Llegó a sentir que no tenía salida,
pero finalmente buscó ayuda y rompió con el ciclo de violencia.

Un estudio reciente publicado por ONU Mujeres destaca que el 25% de las mujeres se sienten menos seguras en su hogar.

Detrás de cada estadística fría y desgarradora existen historias de sufrimiento, donde las víctimas experimentan en carne propia la violencia machista.

El puño oprime, golpear a una mujer es un crimen.

El uso del silencio es un comportamiento que utilizan los agresores muy a menudo con el fin de manipular y castigar a sus víctimas.

Toda mujer que sufre violencia utiliza esta señal de socorro para pedir ayuda, es importante aprender a identificarlas sin ponerlas en riesgo.

Los sentimientos de angustia y depresión desarrollados por las féminas provocan comportamientos autodestructivos, cicatrices para toda la vida.

Cada año se realizan manifestaciones a nivel mundial para rechazar todas esas actitudes de inequidades de género.

Ha llegado el momento de unirse y reconocer su derecho a vivir sin maltrato para cambiar el rumbo de su existencia.

Juntas: Una campaña nacional que promueve la Federación de Mujeres Cubanas para contribuir a eliminar la violencia de género en Cuba.

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