A 65 años de la primera intervención de Fidel ante las Naciones Unidas, sus palabras parecen pronunciarse para denunciar los problemas que actualmente padece la humanidad.
Reportes de la época señalan las 2:57 de la tarde del lunes 26 de septiembre de1960, cuando el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, vistiendo su estricto traje de campaña, ocupó el podio de la XV Asamblea General de las Naciones Unidas.
Aquella no sería una intervención común. Las palabras de Fidel se levantarían acusadoras del maltrato sufrido por la delegación cubana desde su llegada a Nueva York. Al propio tiempo se erigirían con resuelta valentía para defender los legítimos derechos de todos los pueblos del mundo.
Durante más de 5 horas se escuchó la voz de la Revolución Cubana entre decenas de aclamaciones y aplausos.
El recibimiento descortés a la delegación cubana por parte de las autoridades norteamericanas había trascendido los trámites de rigor para hacerse eco en los más importantes medios de prensa. La negativa de varios hoteles a darle alojamiento respondía a las indicaciones recibidas desde las instancias de gobierno.
Dispuesta a ubicarse en varias casas de campaña en los jardines de la ONU, finalmente la delegación cubana fue recibida hospitalariamente en el hotel Theresa del barrio de Harlem.
Ante la situación creada, el Presidente de la ONU y otras autoridades mediaron para conseguir un Hotel de mayor categoría. Pero el propio Fidel decidió acceder a la hospitalidad del barrio más humilde de la ciudad.
Importantes personalidades del mundo como el líder religioso Malcom X; el presidente de la República Árabe Unida, Gamal Abdel Nasser; el Primer Ministro de la India, Jawaharlal Nehru y el mandatario soviético Nikita Krushohv, visitaron en gesto de reconocimiento y solidaridad a Fidel en sus humildes pero dignas habitaciones.
La tarde memorable del 26 de septiembre el Líder Histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en su condición de Primer Ministro de la República de Cuba inauguraba un discurso de condena, rechazo y enfrentamiento al poder colonial y la injerencia imperialista que se apropiaba de las principales riquezas de los pueblos oprimidos.
¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!
Ya antes, en el propio discurso Fidel había arreglado cuentas con los responsables del irrespetuoso tratamiento recibido por la delegación cubana a su llegada a Nueva York. Los que afirman que “la delegación cubana se alojó en un burdel debían reconocer que el capital financiero imperialista es una ramera que no puede seducirnos”, afirmó.
Finalmente, Fidel dio lectura a los elementos esenciales de la Declaración de La Habana, aprobada en asamblea general del pueblo cubano reunido multitudinariamente en la Plaza de la Revolución en respuesta a la ominosa carta de Costa Rica. El derecho del pueblo cubano a su autodeterminación, su soberanía y su desarrollo eran irrenunciables.
Transcurridos 65 años del histórico acontecimiento, las palabras de Fidel se yerguen con la fuerza indomable de la razón. El porvenir de la humanidad enfrenta semejantes peligros. Combatir unidos por la defensa de sus ideales es el mayor regalo al Comandante en Jefe en el año de su centenario.