¿Estamos conscientes de la emergencia climática? ¿Conocemos a profundidad los efectos y consecuencias que tiene para el futuro de la humanidad las heridas profundas que cada día heredamos en el planeta como sociedad? ¿Cuánto más podemos hacer para que la salud ambiental sea una realidad y no un tema de cumbres y congresos?

Foto: cuba.un.org
Foto: cuba.un.org

El próximo 26 de septiembre se celebrará el Día Mundial de la Salud Ambiental, una iniciativa surgida en 2011 de manos de la Federación Internacional de Salud Ambiental. Y es triste reconocerlo, pero se ha avanzado muy poco en el mundo para preservar el entorno natural que compartimos. Datos escalofriantes son publicados por las agencias de la Organización de las Naciones Unidas y otras organizaciones involucradas en la protección de la naturaleza y la defensa de la vida.

El sitio web de noticias de la ONU refiere que una de cada seis muertes en el mundo está relacionada con enfermedades causadas por la contaminación, una cifra que triplica la suma de las muertes por SIDA, malaria y tuberculosis y multiplica por 15 las muertes ocasionadas por las guerras, los asesinatos y otras formas de violencia.

Al respecto, el mismo informe señala que la contaminación atmosférica es el mayor contribuyente ambiental a las muertes prematuras, al causar unos siete millones de ellas cada año, y que la exposición a sustancias tóxicas aumenta «el riesgo de muerte prematura, intoxicación aguda, cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias, efectos adversos en los sistemas inmunológico, endocrino y reproductivo, anomalías congénitas y secuelas en el desarrollo neurológico de por vida».

Es la contaminación ambiental la principal amenaza para el futuro de la humanidad, y ello es consecuencia del modelo económico de producción capitalista.

Así lo denunció en su momento el Líder Histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro: «A los grandes daños que el capitalismo ocasionó a la humanidad en tiempos pasados con la explotación directa de las colonias y países dependientes, las guerras imperialistas por el reparto del mundo con su secuela de matanzas en masa y destrucción, y el subdesarrollo y la pobreza que afectan a un gran número de pueblos, se suman ahora el derroche irracional e ilimitado de los recursos naturales del hombre. Si hasta fecha reciente era preocupación justa y angustiosa que el aire y las aguas estaban siendo contaminadas en el mundo, ahora se añade el problema vital de los recursos energéticos y la posible escasez de otros muchos recursos naturales antes que el hombre haya podido desarrollar fuentes alternas de unos y otros».

Con el objetivo esencial de identificar y acometer acciones y proyectos de adaptación al cambio climático, de carácter integral y progresivos, necesarios para reducir la vulnerabilidad, se aprobó el 25 de abril de 2017, por el Consejo de Ministros, la Tarea Vida.

La Tarea Vida, de acuerdo con lo estipulado en la documentación oficial, es un Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático y está sustentado sobre una base científica multidisciplinaria, que da prioridad a 73 de los 168 municipios cubanos, 63 de ellos en zonas costeras y otros diez en el interior del territorio.

Contempla cinco acciones estratégicas y once tareas dirigidas a contrarrestar las afectaciones en las zonas vulnerables.

Desde su aprobación, en Matanzas se han implementado varios proyectos e inversiones encaminados a responder a sus objetivos. Nuestra provincia es una de las regiones del país más vulnerables a las afectaciones del cambio climático, y posee zonas naturales de gran importancia para la conservación y para el desarrollo económico y el turismo. Por ello se hace imprescindible implementar acciones que permitan un desarrollo sostenible.

Sobre esa línea, es meritorio reconocer, que desde la aprobación de la Tarea Vida, comenzaron los trabajos en Matanzas, y ya contamos con el 40 por ciento de las playas de la provincia recuperadas por acciones como el vertimiento de arena, el acomodo del perfil de dunas y camellones, la ubicación de pasarelas sobre la arena en Varadero y otras labores de rehabilitación en playas como Los Pinitos y El Mamey.

A ello se une la instalación de plantas para el tratamiento de residuales en una parte de la red hotelera de Varadero, lo que permite reutilizar las aguas albañales para el riego de áreas verdes y el consiguiente ahorro de agua. Y además, el nuevo acueducto y sistema de alcantarillado que se ejecuta en la ciudad de Cárdenas, obra que beneficiará a más de 30 000 habitantes con servicio de agua estable y eliminación de inundaciones.

Canal de Soplillar
El dique y canal de Soplillar, en la Ciénaga de Zapata, mitiga las inundaciones y permite el manejo sostenible de la cuenca y la recuperación de las afectaciones. Foto: Twitter de la viceprimera ministra Inés M. Chapman

Otros beneficiados con estas acciones son los vecinos de Playa Girón y Cayo Ramona, en el humedal de Ciénaga de Zapata. Esos poblados del sur matancero afectados con la intrusión salina, ya disponen de dos plantas desalinizadoras de agua. Asimismo es preciso mencionar la construcción de un dique en el canal de Soplillar, una obra ingeniera que posibilita el drenaje de las aguas pluviales hacia la laguna del Tesoro, evitando las inundaciones en esa región.

En ese sentido, en la ciudad de Matanzas, se llevan a cabo trabajos de urbanización en las márgenes del río San Juan, un programa que comprende la rehabilitación y construcción de viviendas, la reparación de las redes fluviales, pavimentación de las calles y el alumbrado público, acciones que más allá de celebrar el 330 aniversario de la urbe, mitigan los efectos negativos que sobre esa área geográfica generaba la urbanización descontrolada y el vertimiento de desechos.

La Tarea Vida tiene un alcance y jerarquía superiores a los documentos anteriormente elaborados referidos al tema de la protección y la salud ambiental. Su implementación requiere de un programa de inversiones progresivas que se irán ejecutando a corto, mediano, largo y muy largo plazos. Por eso, es preciso coadyuvar con acciones de formación, capacitación y educación. Está en riesgo nuestro futuro, y el de nuestros hijos.

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