En 1881 José Martí estudió el contenido de la revista científica venezolana Vargasia.

El 20 de enero de 1881 José Martí arribó al puerto de La Guaira, en Venezuela. Al mes siguiente se inició como profesor de Gramática francesa y de Literatura en el colegio «Santa María», dirigido por Agustín Aveledo. También impartió clases de Literatura en el Colegio «Villegas», de Guillermo Tell Villegas, en el que establece una cátedra de Oratoria.

El 15 de junio comenzó a colaborar en el periódico La Opinión Nacional, de Caracas. El 9 de julio publicó el primer número de la Revista Venezolana. En el segundo número de esta publicación dedicó un artículo a Cecilio Acosta, escritor fallecido por esos días y del cual era amigo. Esto provocó la ira del general-presidente Antonio Guzmán Blanco, quien lo expulsó del país.

En el Cuadernos de apuntes 13, que aparece en el tomo 21 de las Obras completas de José Martí, aparecen notas y apuntes que contienen los resultados de los estudios realizados por José Martí en Caracas, especialmente en la revista Vargasia. También aparecen allí los resúmenes y valoraciones que hizo de los textos Historia de la literatura en Nueva Granada, de José María Vergara, e Historia de la guerra del Pacífico, de Diego Barros Arana.

Una revista de ciencia

José María Vargas. Archivo del autor.

La revista Vargasia fue el órgano de divulgación de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas. Su nombre fue concebido en homenaje a José María Vargas (1786-1854), médico cirujano, científico, catedrático y rector de la Universidad de Caracas, además de político, escritor y primer presidente civil de la República de Venezuela entre 1835 y 1836. Esta publicación tuvo siete números. Los primeros tres números se publicaron en un solo tomo, fechado enero-marzo de 1868. El número cuatro, salió en 1868 y al año siguiente se publicaron el cinco y el seis. El número 7 está fechado en julio de 1870.

El contenido de esta revista se integró, sobre todo, por trabajos acerca de la flora y fauna de Venezuela, además de varios relativos a la meteorología del país, temas que fueron los más abordados. Se ha afirmado que

“…está formado en su mayor parte por las investigaciones originales sobre temas científicos en el campo de las ciencias naturales, realizados por los miembros de la Sociedad [de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas]…”.

En sus inicios, que se remontan al 18 de marzo de 1867, la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas funcionó como reuniones informales en las que participaban relevantes personalidades dedicadas a los estudios científicos, entre ellos Adolf Ernst, su fundador y presidente, y Arístides Rojas. Llegó a tener 150 socios residentes y 77 corresponsales. Existió hasta 1878. Con sus investigaciones contribuyó a la consolidación del positivismo como corriente filosófica predominante y divulgó los postulados esenciales de la teoría darvinista. Su labor influyó en la creación del Museo Nacional y de la Cátedra de Historia Natural de la Universidad Central de Venezuela.

Un científico alemán en Venezuela: Adolf Ernst

Los “recuerdos cubanos”

Al leer la revista Vargasia y estudiar su contenido, a José Martí le llamaron la atención dos temas vinculados con Cuba, a los cuales denominó “recuerdos cubanos”. El primero de ellos por tratarse de un aspecto científico estudiado por dos amigos suyos, uno de ellos cubano. El segundo se refería a la posibilidad de conocer más sobre arqueología aborigen. Al respecto anotó:

“Recuerdos cubanos hallados en la Vargasia. En la sesión del 4 de noviembre, se leyó un artículo de Antenor Lescano, acerca de la influencia de la luna sobre los vegetales. El 9 presentó Arístides Rojas dos testimonios de esta influencia. ¿Diría algo de indios cubanos Arístides Rojas el 30 de marzo, cuando habló sobre un collar, ídolos de piedra y cobre, y varias hachas, de indios de Venezuela y las Antillas?”.

El primero de estos “recuerdos cubanos” que José Martí pudo leer en la revista Vargasia, aparece en la breve reseña de lo tratado el 4 de noviembre de 1867 en una sesión de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas: “Lectura de un artículo de Antenor Lescano, acerca de la influencia de la luna sobre los vegetales”.

En el acta correspondiente es posible conocer otros detalles de esta sesión y la discusión suscitada con respecto al artículo de Lescano. Al respecto quedó anotado por Adolf Ernst:

“A continuación se dio lectura a un artículo de Antenor Lescano reproducido en El Porvenir del 4 de noviembre, sobre la falsa teoría de la influencia de la luna sobre los vegetales. Esta misma cuestión había ya antes formado el tema de discusiones entre varios miembros de la Sociedad, y se convino en que el único medio de resolverla era la observación racional y concienzuda de los hechos, prescindiendo de la creencia general o de ideas preconcebidas. El que suscribe, personalmente convencido de la total falsedad de la opinión vulgar, expuso que ya desde principios de octubre pasado hace experimentos en este sentido, cuyos resultados presentará a la Sociedad”.

En el interés martiano por esta breve referencia influyó que su autor era uno de sus fraternales amigos en México, el camagüeyano Antenor Lescano Noy. Lescano estudió agronomía en la Escuela Imperial de Saulsaie, Francia, y con ese mismo objetivo fue enviado a México en 1863 por la Sociedad Económica de La Habana. Al estallar la guerra del 68 emigró a México, donde editó la Revista de Agricultura y El Cultivador. También publicó un Curso elemental de agricultura. (Agronomía) (1875).

La otra referencia que José Martí tomó de la Vargasia siguió vinculada a la anterior porque es una continuidad del tema tratado el 4 de noviembre. En ella presentó el contenido de la sesión científica del 9 de diciembre de 1867, de acuerdo a lo que publicó la revista: “Dr. Arístides Rojas, dos testimonios en favor de la influencia de la luna sobre los vegetales”.

Arístides Rojas es considerado uno de los más destacados hombres de ciencia de Venezuela. Fue amigo de José Martí, a quien conoció precisamente durante su estancia en ese país. Se graduó como médico en 1854 e investigó las ciencias naturales y las tradiciones indígenas de Latinoamérica. Entre sus obras se destacan El lenguaje de las flores y el de las frutas como emblema de las piedras preciosas y los colores (1854), Un libro en prosa. Miscelánea de literatura, ciencia e historia (1876) y Humboldtianas, crónicas publicadas en La Opinión Nacional de 1879 a 1880.

La interrogante martiana acerca de la intervención de Arístides Rojas se derivó de la lectura en Vargasia del resumen de los temas tratados en la sesión número 26 de la Sociedad, celebrada el 30 de marzo de 1868. En el acta correspondiente quedó recogido que Rojas presentó dos comunicaciones, la segunda sobre:

“Rocas porfíricas talladas en diversas formas por los indios de Venezuela y de las Antillas. (Un collar, ídolos de piedra y uno de cobre, varias hachas, etc.). También dio dibujos de varios ídolos hallados en Venezuela (Estado Trujillo)”.

No se especificó si entre los objetos presentados alguno era proveniente de Cuba.

Otros temas en Vargasia

Otros aspectos derivados de la lectura que hizo José Martí de Vargasia, aunque no están vinculados con Cuba, también se encuentran en el tomo 21 de Obras completas. En una de las primeras notas José Martí escribió un párrafo vinculado al gran científico venezolano Arístides Rojas:

“Familiarizado con los movimientos interiores y cóleras majestuosas de la tierra; crecido en el comercio íntimo con los grandes ejes volcánicos, que, como sierpes huecas, penetran por el Continente;―hay en su prosa algo de esa grandeza y majestad de la naturaleza que ama y penetra,―de los mares que ha visto secar―de las montañas que ha visto levantarse―del fuego que ha visto hervir. Para él, la tierra se conmueve como si la llevase sobre los hombros algún inmenso Atlante;—y como hombre encadenado que pugnara por echar abajo con sus palmas recias los muros que lo cierran—así ve al fuego preso empujar hacia arriba las sabanas, rebosar ríos, y regarse por valles y por mares”.

La lectura del artículo “Sobre la tempestad seísmica de las Antillas de 1867 a 1868, con un mapa”, publicado por Arístides Rojas en el tomo primero de Vargasia, confirma la apreciación sugerida por el maestro de los martianos cubanos Cintio Vitier, quien consideró el párrafo anterior dedicado al científico venezolano Arístides Rojas:

“Dado el enorme sitio que el tema del volcán y el sismo tiene en la simbología y concepción americanas de Martí, no es aventurado afirmar que este aspecto de la obra de Rojas debió nutrirlo con multitud de datos, hechos y sugestiones”.

El trabajo de Arístides Rojas trató de explicar los sucesivos movimientos sísmicos ocurridos en las Antillas y América del Sur entre 1867 y 1868. Lo hizo al fundamentar, con evidencias científicas  la certeza de que todos estaban relacionados:

“Al aplicar el sistema de Beaumont al estudio de los fenómenos seísmicos (sic) de una sección de América, nos hemos limitado a marcar solamente el simple pentágono de la hoya antillana que comprende los cinco ejes volcánicos que la cruzan. Mas tarde, cuando publiquemos nuestro Estudio seismológico (sic) por completo, trazaremos de una manera distinta el mapa explicativo de la red pentagonal”.

Una de las frases de este párrafo fue: “crecido en el comercio íntimo con los grandes ejes volcánicos”. Esto ratifica lo expresado, pues en su artículo Rojas mencionó doce veces la palabra “ejes”, once de ellas como “ejes volcánicos”, lo cual se vincula con este aspecto señalado por José Martí.

En estrecha relación con el párrafo anterior, aunque separada en la intención gramatical, el Apóstol anotó un término científico muy breve, que se utiliza con frecuencia en la sismología: “Foco volcánico”. En el mismo artículo Arístides Rojas escribió:

“El gran archipiélago de las Antillas, circundado de volcanes por sus límites occidental y oriental, puede considerarse como la única hoya volcánica, foco principal de los constantes temblores de tierra que agitan una gran porción del continente americano”.

Arístides Rojas. Archivo del autor.

Más adelante volvió a referirse a este foco volcánico al explicar extensamente “las relaciones que ligan este foco de las Antillas con los otros focos del continente”. Es posible considerar que José Martí anotó esa expresión por dos causas. Primero, debido a su sistemático interés científico, para distinguirla como un nuevo conocimiento aprendido al estudiar el trabajo de Rojas. Y, además, como parte de la esencia patriótica que la caracterizaba, por el hecho de que hacía referencia a la presencia de un importante foco volcánico en las Antillas, zona geográfica que consideró el fiel del mundo y de América, razonamiento que seguramente sintió corroborado, en este caso, por evidencias geológicas.

En estas notas, derivadas del estudio y lectura de la revista, aparece escrito un término de las ciencias biológicas, que se refiere a un curioso fenómeno que ocurre en algunas especies animales. Quizás con la intención de profundizar en este término anotó Martí: “Partenogénesis”. En Vargasia se lee que en la sesión número 19 de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas, Adolf Ernst presentó un trabajo “…sobre una especia indígena del género Psyche, Schk [mariposa de la familia de las Bombycidae,] como ejemplo de partenogénesis entre los insectos”.

Sobre viajeros célebres por Venezuela anotó José Martí:

“Viajeros notables por Venezuela: Federmann, Raleigh, Labaysse, Humboldt, Depons, Conde de Segur, Robinson, Duane, Wallace, Linden, Otto, Spruce, Karsten, Hawkshaw, Schomburgk, Lisboa &-Goering, reciente”.

Al presentar una sección de la revista que se dedicaría a publicar las obras de científicos extranjeros que habían estudiado la naturaleza de Venezuela, Arístides Rojas planteó el párrafo que da origen a la nota martiana:

“Cada número de la Vargasia contendrá al menos el juicio o resumen de una obra y todos ellos comprenderán los viajes de Federmann, Raleigh, Labaysse, Humboldt, Depons, Conde de Segur, Robinson, Duane, Wallace, Linden, Otto, Spruce, Karsten, Hawkshaw, Schomburgk, Lisboa, &c”.

En el apunte martiano se agregó: “Goering, reciente”. Este dato fue tomado también de la revista Vargasia. Específicamente de la reseña de la primera sesión oficial de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas, celebrada el 5 de agosto de 1867. Allí se lee:

“Antonio Goering, viajero ornitólogo, entonces de tránsito en Caracas, relación sobre una excursión a algunas cuevas hasta ahora no exploradas, hacia el sureste de Caripe; con una serie de magníficas vistas originales de los puntos más interesantes”.

En relación con el científico alemán Alejandro de Humboldt, anotó José Martí:

“Propósito de Humboldt. Pero sabéis -dice en carta a Lalande- que mi objeto principal es la Física del mundo; la composición del globo, el análisis del aire, la fisiología de los animales y de las plantas, las relaciones generales, finalmente, que ligan los seres organizados a la naturaleza inanimada”.

En Vargasia apareció una carta de Humboldt al astrónomo francés Joseph Lalande (1732-1807), donde se lee lo citado por José Martí:

“…pero sabéis que mi objeto principal es la física del mundo, la composición del globo, el análisis del aire, la fisiología de los animales y de las plantas, las relaciones generales, finalmente, que ligan los seres organizados a la naturaleza inanimada: estos estudios me impelen a abrazar muchos objetos a la vez”.

Otra nota de José Martí recogió un criterio de Humboldt sobre las estrellas:

“Aquella luz de las estrellas meridionales, que brilla tan especial y singularmente, y que hizo prorrumpir a Ht. en deseos de escribir un estudio sobre ellas. Y le pareció que las estrellas brillaban, no con la luz fría de las estrellas del norte; sino con la luz (elocuente y centelleante) de los astros de la América del Sur”.

En la carta de Humboldt a Lalande, publicada en Vargasia, se lee:

“La belleza de las noches tropicales me ha estimulado a principiar un trabajo sobre la luz de las estrellas meridionales”.

Una especie de mono fue el motivo de otra anotación martiana: “Capuchino del Orinoco.Brachyurus chiropotes-Geof. II Hil. Tiene un rabo que es uno de sus más bellos ornamentos. Y por lo grueso y poblado se asemeja a un penacho”.

Estos datos aparecen en Vargasia de la siguiente forma:

“5-6. Capuchino, (156). Bajo este nombre confunde Codazzi dos monos bien diferentes: el Cebus Capucinus, Erxl., y el Brachyurus Chiropotes, Geoffr. St. Hil., que también se conoce bajo el nombre de Cupuchino del Orinoco. Es este último el que tiene, según las palabras de Codazzi «un rabo que es uno de sus bellos ornamentos, y que, por lo grueso y poblado, se asemeja a un penacho»”.

Sobre una especie de mosca parásita trata la nota que le sigue:

“La lucilia hominivorax, mosca de Cayena, se aposenta en las fosas nasales y deposita en ella larvas que ocasionan la muerte en medio de los sufrimientos más atroces”.

En Vargasia apareció esta información:

“Moscas parasitarias.-Hay gran número de moscas que depositan sus huevos en animales vivos, produciendo larvas e insectos que no causan la muerte del animal donde se han desarrollado: este fenómeno constituye el parasitismo.-Otras moscas al contrario, atacan con preferencia al buey, al caballo, &c. y producen hemorragias mas o menos abundantes, y hasta la muerte del animal si es picado con frecuencia. El hombre mismo no puede sustraerse en ciertos climas tropicales de la funesta picadura de este Díptero.-En Cayena, por ejemplo, hay una mosca (Lucilia hominivorax) que se introduce en las fosas nasales, se desarrolla con abundancia y produce larvas que ocasionan la muerte en medio de los sufrimientos más atroces. Se registran ya cinco casos de muerte producida por estos insectos”.

Acerca de una picadura que produce hemorragias señaló José Martí: “La picadura del tábano produce hemorragias”. En relación con el fragmento anterior se lee en Vargasia:

“En algunos de nuestros puertos de Oriente hay una mosca grande de color oscuro (Tabanus) que no respeta ningún animal, sobre todo si está en movimiento, y cuya picadura produce hemorragias”.

Un término derivado del latín

Un último apunte martiano, también se vincula a la revista Vargasia, aunque a otro número de la revista. Contiene una referencia explícita sobre que estas lecturas fueron hechas por él durante su estancia venezolana de 1881. Se trata del siguiente: “De Specimen he leído especímenes, en Venezuela, en La Vargasia. ¿Con qué derecho? Pues tal vez con derecho perfecto. Del latín”.

Este término latinizado apareció mencionado en el número 5 de la revista, que se publicó en 1869. Es, además, una evidencia de la preocupación de José Martí por los temas filológicos. Se trató de tres menciones a la palabra “especímenes”, todas en actas de sesiones celebradas por la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas:

Sesión del 9 de noviembre de 1868: “El Presidente dio una corta descripción de la Meriania Karstenii, Naud, exhibiendo especímenes de esta linda melastomácea”.

Sesión del 26 de abril de 1869: “El Presidente exhibió especímenes de las plantas siguientes, acompañándolos con algunas observaciones explicativas: Oncidium scansor, Reichenb. fil; Bravaisea floribunda D (naranjillo bobo); Hydrocotyle asiatica L; Polugonum densiflorum, Meisn; Miconia argyrophylla, DC.

Sesión del 17 de mayo de 1869: “El mismo presentó en seguida especímenes de Chysis aurea. Lindl. (montañas de Capaya,) y frutas de Maximiliana jagua, Seem, (palmajagua.)”.

Las notas y apuntes que hizo José Martí del contenido de la revista Vargasia demuestran su vocación por el conocimiento científico y la admiración que sintió por los hombres de ciencia. A esto hay que agregar la intención de resaltar las peculiaridades de la naturaleza de nuestra América, la patria grande que tanto amó.

Portada de los primeros tres números de la revista Vargasia. Archivo del autor.

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