«La clase es una paloma en la escuela de cristal», escribió Raúl Ferrer. Así me imagino el aula de María Hilda cuando describe su filosofía: «Me gusta emplear métodos activos, crear momentos cargados de alegría, emoción (…) que mis alumnos aprendan a autogestionar el conocimiento».
¿Cuántas Marías hay en la Universidad de Matanzas? Veinte, treinta o más. Si oyes «María Hilda», la mente busca un rostro entre la multitud. Pero si alguien dice «Muma», ocurre el milagro neuronal: la memoria se ilumina. Muma no es un nombre más; es ella: la profesora, la colega, la persona inolvidable que, con solo dos sílabas, ocupa todo el recuerdo.
Quienes estudiaron en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) «Luis Augusto Turcios Lima» en los años 80, la recuerdan como una profesora de Español y Literatura joven, jovial y siempre activa, con una curiosidad insaciable y una profunda responsabilidad. Ese primer contacto con el mundo del deporte despertó en ella una sensibilidad única hacia la vida del atleta.
Aunque ejerció la docencia en otras instituciones, años más tarde regresaría al sistema de enseñanza deportiva, esta vez a la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético (ESPA), con renovada pasión. Allí se desempeñó inicialmente como profesora; luego se dedicó a la atención integral del deportista, hasta que, con el surgimiento de las Sedes Universitarias Municipales, fue nombrada directora de la Facultad de Cultura Física en Varadero.
Muma siente en lo más profundo el pulso del sacrificio deportivo. Vibra con el esfuerzo de quienes dedican horas silenciosas al entrenamiento, madrugadas a la preparación, años a la perfección de un gesto.
Por eso creó en la Universidad de Matanzas «Orgullo de mi pueblo», un proyecto que trasciende un simple espacio: es un acto de amor hacia quienes han convertido el deporte en su razón de ser. «Lo creé por una necesidad urgente: que la comunidad universitaria comprenda realmente qué hay detrás del deportista cubano», explica.
«No se trata solo de aplaudir el triunfo. Se trata de reconocer el recorrido: los años de esfuerzo invisible, el sacrificio —las renuncias y el dolor superado—, los logros, las frustraciones… porque no siempre se gana, pero siempre se aprende, y los sueños», comenta.
Para ella, estos atletas son embajadores de nuestra cubanía. «Con su esfuerzo llevan a escenarios internacionales lo mejor de nuestra identidad: esa mezcla única de resistencia, alegría, dignidad y pasión que nos define. Son quienes izan bien alta nuestra bandera en podios lejanos, haciendo que en cada competencia un pedacito de Cuba brille con luz propia. Cuando un deportista cubano compite, no lleva solo su nombre. Lleva la historia de su barrio, el apoyo de su familia, las esperanzas de su pueblo».
Y cierra: «Esta es mi manera de aportar a que las personas se sientan orgullosas de ser cubanas. Mostrando a esos héroes cotidianos que, sin buscar fama, representan lo mejor de nosotros».
El compromiso de Muma se renueva cada día en su entorno. Trabajar en una Facultad de Cultura Física de Excelencia, rodeada de colegas de una calidad humana increíble —que la han sostenido en los momentos más difíciles— y presenciar cómo sus estudiantes, muchos de ellos atletas de alto rendimiento, alcanzan sus metas, la impulsa a crecer y a corresponder con la misma entrega.
«Sabes, para mí lo más difícil en mi labor como educadora es perder un estudiante, tanto física como académicamente. He perdido algunos, y eso es muy duro», confiesa.
Entonces comprendo que, para esta sexagenaria mujer cubana, educar y enaltecer el esfuerzo deportivo resulta más que una profesión: constituye parte misma de su esencia. «Me siento muy querida por todos. Ese afecto representa el motor que me hace venir cada mañana a la Universidad con energía renovada».
Al concluir nuestra conversación, un saludo prolongado y cariñoso de un exalumno que se encuentra con ella por el pasillo ratifica el cariño que despierta. Y en ese instante queda claro que, en el aula de cristal de María Hilda García Pérez, definitivamente, ha pasado la paloma.
Yasnier Hinojosa/ Perfil de Facebook Universidad de Matanzas
