Foto: Tomada de Matanzas en Fotos

 

Vuelto a Matanzas confeso

Cuando una madrugada

Hallé a Penélope echada

A madurar por un beso.

El próximo domingo 12 de octubre la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas celebra el Aniversario 332 de su fundación. Como siempre, la Atenas de Cuba me asalta a propósito del feliz acontecimiento. Y por qué  hace pocos  días mi hija menor visitó Atenas, la mediterránea, y se me ocurrió que de algún modo le rendía  honores a la Matanzas de Grecia.

El nombre de Lysis, mi hija, se inspira en el de Lysis de Mileto, uno de los personajes protagónicos de la novela El ojo Dyndimenio de Daniel Chavarría que tiene lugar en la antigua Grecia. La gracia especial con que el  escritor uruguayo cubano dotó a la atractiva Lysis, así quedó  reflejado en el feliz lector, que hoy rememora el encanto.

Lydia en Grecia
Lysis en Grecia

Salvando enormes distancias, es posible retrotraer metafóricamente, la ciudad de los puentes de nuestros días a la Atenas fulgurante del viejo Pericles.

Aunque la urbe yumurina, distante de 1860, cuando se le acuñó para siempre el apelativo de la Atenas de Cuba, vive días de aguda crisis económica y social, su halo poético persiste en el imaginario de sus mejores hijos.

No vaya nadie a desmerecer los valores históricos culturales de la ciudad yumurina, a riesgo de cometer un penoso dislate.

Es cierto, la economía se resiente de una prolongada crisis y la situación higiénico – sanitaria se complejiza, pero Matanzas resiste y lucha. Allí crecen, no exentas de dificultades, universidades, escuelas, instituciones culturales, publicaciones, y toda suerte de manifestaciones artísticas y artesanales que dan renombre a la Atenas de Cuba.

Por eso, cuando contemplo las fotos de mi hija paseando por las ruinas del Partenón, canto la gloria de cuantos matanceros se inspiraron  en la Grecia clásica para construir una sólida cultura orgullo de nuestra historia citadina.

Como cuenta Urbano Martínez Carmenate, en su “Atenas de Cuba: del mito a la verdad”, durante el siglo XIX el auge económico y cultural de la ciudad de Matanzas, dio lugar a la propuesta de diversos epítetos consagratorios para la urbe.

El desarrollo impetuoso de la industria azucarera, el nacimiento de la prensa, el desarrollo urbanístico y el apogeo poético literario permitían a los orgullosos matanceros insinuar paralelos con el clasicismo griego.

De cualquier modo, mientras canto a la Matanzas que ha sido y la que resume 332 años de gloria y compromiso, no olvido las páginas que de niño colmaron con creces inquietudes y curiosidades.

Aquella de caballos troyanos, cíclopes temibles y valientes Odiseos, alentó muchos sueños de justicia y de belleza.

La música de Mikis Theodorakis y Vangelis, el cine de Costa-Gavras o la poesía de Yannis Ritsos, deleitaron una parte importante del tiempo del viejo cronista.

De vuelta a la Matanzas cumpleañera, cabe la tradición ateniense con que músicos y poetas la regalaron de elogios y cumplidos.

A unos 9740 kilómetros de la geografía griega, acá en una isla caribeña, Odiseo emprende feliz el periplo por los 332 años de una de las ciudades cubanas de más encanto y genio.

 

 

 

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