Considerada una pionera en las ciencias del mar, Isabel Pérez Farfante fue una mujer cubana que dedicó su vida a la investigación científica.
Uno de los recursos naturales más preciados de Cuba y del mar Caribe son los camarones. Especie comestible, su captura y comercialización ha sido un rentable negocio. Esto ha sido posible, entre otras causas, por los estudios que realizó, durante décadas, una bióloga cubana que se llamó Isabel Pérez Farfante.
Vida de ciencia
Hija de padres inmigrantes españoles, Isabel Pérez Farfante nació en Güira de Melena el 24 de julio de 1916. Hizo los primeros estudios en Cuba y los secundarios en Asturias, tierra natal de sus progenitores. Ingresó en la Universidad Complutense de Madrid, pero el inicio de la Guerra Civil Española condicionó su regreso a Cuba.
Desde 1937 se desempeñó como ayudante del laboratorio y museo de Ciencias Naturales del Instituto de Segunda Enseñanza de la Víbora, plaza que asumió como profesora titular de Física y Química en 1939. En 1938 se graduó como doctora en Ciencias Naturales en la Universidad de La Habana. Fue instructora de la cátedra de Zoología de la Universidad de La Habana en 1940 y cinco años después se le nombró técnico del Departamento de Zoología. También impartió clases de ciencias naturales en el Colegio Sepúlveda.

Contrajo matrimonio en 1941 con Gerardo Canet Álvarez, geógrafo y economista que fue un valioso apoyo en su carrera científica. Recibió en 1942 una beca Guggenheim para estudiar biología y ecología. También fue beneficiada con una beca Alexander Agassiz, en oceanografía y zoología y otra de la Institución Oceanográfica de Woods Hole. Con estos antecedentes asistió al Radcliffe College en Cambridge, Massachusetts.
Fue una de las primeras mujeres en concurrir a la Universidad Harvard, donde alcanzó una maestría en biología en 1944. Fue la primera mujer cubana que obtuvo un doctorado de una universidad de la Ivy League, en 1948. Este es un grupo de colegios y universidades del noreste de Estados Unidos, compuesto por Yale, Harvard, Princeton, Columbia, Dartmouth, Cornell, la Universidad de Pensilvania y Brown, caracterizados por altos logros académicos y prestigio social.
Durante una visita al Museo Nacional de Estados Unidos en Washington, D.C., conoció casualmente a Thomas Barbour, reconocido naturalista, quien tenía largas relaciones de trabajo con Cuba. Barbour la recomendó en Harvard, donde fue nombrada curadora asociada del Museo de Zoología Comparada de Harvard. Allí trabajó entre 1946 y 1948. Hizo además una estancia en el Centro de Investigación de la Vida Silvestre de Harvard, donde trabajó con el biólogo marino e ictiólogo Henry Bryant Bigelow, primer director del Instituto Oceanográfico Woods Hole. Ambos investigaron los caracoles lancelot y publicaron el libro Fishes of the Western North Atlantic. Lancelets (1948).
Al culminar el doctorado, regresó al claustro de la Universidad de La Habana como profesora titular, plaza que desempeñó hasta 1960. Trabajó además en el Centro de Investigaciones Pesqueras de La Habana, primero como investigadora (1952-1955) y directora (1959-1960). Fue autora del libro de texto Nueva zoología (1964), que se utilizó durante muchos años como libro de texto en Cuba, aunque sin referencias a su autora.

Después que Isabel Pérez Farfante y su esposo se radicaron en los Estados Unidos, se le nombró, de 1961 a 1969, asociada en Zoología de Invertebrados en el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard. Esto fue posible por el prestigio científico que poseía. En esta etapa dirigió, entre 1961 y 1962, un estudio sobre camarones comerciales para el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU. También investigó en el Radcliffe College de 1962 a 1964. Recibió, durante 1964 y hasta 1966, apoyo financiero para investigación por parte de la Fundación Nacional de Ciencias. En 1966, comenzó a trabajar en el Servicio Nacional de Pesca Marina como zoóloga.
Figura relevante de la carcinología mundial, ciencia que estudia los crustáceos, de 1986 a 1990 fue Carcinóloga Emérita del Servicio Nacional de Pesca Marina de los Estados Unidos. Además, desde 1987, fue investigadora asociada de la División de Crustáceos del Museo Nacional de Historia Natural en el Instituto Smithsoniano, Washington, D.C. Permaneció en este puesto hasta 1997 y luego se jubiló en Key Biscayne, Florida. Falleció el 20 de agosto de 2009.
Temas de una obra
Desde que se inició como investigadora, Isabel Pérez Farfante prestó atención a los invertebrados. Las primeras publicaciones que realizó trataron sobre “Nuevos foraminíferos de Cuba” (1939) y “Foraminíferos del Golfo de Batabanó” (1939). También investigó acerca del ostión y su explotación comercial como renglón económico para el país.

En la década de 1940 publicó varios artículos sobre moluscos. En 1942 estuvo entre los fundadores de la Sociedad Malacológica Carlos de la Torre. También integró la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey En las investigaciones sobre moluscos recibió la tutoría de Carlos de la Torre y Huerta. La relación que sostuvo con el sabio maestro posibilitó la publicación de la monografía El género Polymita (1950), obra póstuma de De la Torre. Al respecto escribió en la introducción:
“En mayo del pasado año [1949], cuando ya el Maestro se sabía fatalmente herido, me pidió que iniciara con su ayuda, la distribución de su colección que hacía años había decidido repartir entre el Museo Poey de nuestra Universidad y el de Zoología Comparada de la de Harvard. En un alto en el trabajo, que generalmente llenaba con su rico anecdotario, me confió su preocupación de no haber terminado su monografía sobre el género Polymita, lamentando su falta de fuerzas para acometer tal tarea. Cautivado por su belleza e interés y para prolongar su placentera observación, había hecho de esta monografía su tela de Penélope. Su pesar y mi entusiasmo por la obra ya realizada, me llevaron a brindarle mi auxilio, y el trabajo de ordenamiento de sus notas y recopilación de las descripciones y referencias originales de otros autores comenzó de inmediato. Posteriormente revisó las conclusiones finales, modificando algunas que, adoptadas hacía años, y que aparecen en algunos de los manuscritos que él generosamente facilitó a los interesados en el grupo, no se ajustaban a los nuevos conceptos sistemáticos. (…) Este “tesoro de su vida” constituye la inapreciable herencia no sólo del material en sí, sino de sus asombrosos conocimientos sobre la fauna malacológica cubana los que, como una prolongación de su existencia, orientarán todas las investigaciones futuras”.
Aunque ya había publicado el trabajo “Los camarones comerciales de Cuba” (1953), fue a partir de 1960 Isabel Pérez Farfante comenzó a interesarse científicamente por este grupo de animales que la consagrarían como investigadora. Se especializó rápidamente en los camarones de importancia comercial. Descubrió grandes poblaciones de estos organismos en el Golfo de Batabanó y estimuló su explotación comercial sostenible.

Ejemplo de este esfuerzo son varios trabajos suyos, como “Resumen sobre la riqueza camaronera recientemente descubierta” (1953). A este se añadió “El primer año de la pesca del camarón en aguas cubanas” (1954), donde expuso los resultados alcanzados en esa actividad económica. En el primero destacó:
“La explotación del área camaronera de Batabanó debe mantenerse bajo estudio y estricta vigilancia científica para que se logre determinar en su oportunidad, cuándo y cuáles habrán de ser los medios de protección o conservación requeridos. Toda medida tomada en el presente sería empírica y podría repercutir desfavorablemente, tanto en la economía de aquella zona como en el volumen de exportación de camarones al extranjero, que comienza a organizarse en forma congelada”.
Con ideas como la anterior, Isabel Pérez Farfante fue precursora en la defensa del uso sostenible de los recursos naturales cubanos, en especial de su fauna. Como directora del Centro de Investigaciones Pesqueras de La Habana, defendió el establecimiento de un período de veda para las lisas, pez de importancia económica, a partir del 15 de noviembre de 1959, basado
“…en la necesidad de garantizar la potencialidad de las poblaciones de las referidas especies, y en consecuencia ofrecer la oportunidad para su reproducción, y para el crecimiento de los ejemplares jóvenes”.
También logró, en 1960, que se estableciera un período de veda en la captura de la rana toro,
“…a fin de permitir su adecuada reproducción y el crecimiento de los ejemplares jóvenes, al mismo tiempo que favorecer el mantenimiento de las poblaciones, que brindan de manera permanente un alto volumen de producción”.
Después de su llegada a Estados Unidos en 1961, Isabel Pérez Farfante continuó investigando sobre los camarones. Hizo aportes destacados al estudio de un grupo de ellos, los peneoideos, sobre todo por su morfología reproductiva. Propuso, en 1969, cambios en su clasificación, lo cual generó polémica en aquel momento, pero que fue aceptado un poco más tarde. En su honor se creó el género de camarones Farfantepenaeus. A Isabel Pérez Farfante se le reconoce como autoridad taxonómica en 29 especies de camarones.
Entre 1970 y 1980 publicó numerosos artículos sobre varios géneros de camarones del Caribe. También dio a conocer una Guía ilustrada de los camarones comerciales de las Américas (1988). Muchos estudiosos coinciden en que su obra mayor fue Camarones y langostinos peneoides y sergestoides del mundo. Claves y diagnósticos para las familias y géneros (1997), que escribió junto a Brian Kensley, con ilustraciones de Molly Kelly Bryan.

En México colaboró en el Instituto Nacional de Investigaciones Biológico Pesqueras como parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En esta institución publicó Claves ilustradas para la identificación de los camarones marinos comerciales de América Latina (1970). También organizó colecciones en museos, gabinetes, universidades y otras instituciones de América Latina y el mundo. Sus trabajos aparecieron en Memorias de la Sociedad Cubana de Historia Natural “Felipe Poey”, Revista Universitaria, Johnsonia, Torreia. Revista Sociedad de la Malacológica Carlos de la Torre, Boletín de Historia Natural, entre otras muchas revistas científicas extranjeras.
Isabel Pérez Farfante brilló durante largo tiempo en el mundo de la ciencia. Rompió tabúes y demostró el valor de la investigación científica realizada por mujeres. Dejó un ejemplo de dedicación y esfuerzo.