La lluvia había pospuesto la apertura oficial de los Juegos Escolares Nacionales en su edición 61, pero al fin, Matanzas acogió la ceremonia inaugural de la fiesta multideportiva.

Con la presencia de las máximas autoridades políticas y gubernamentales de la provincia, así como del titular del INDER, Osvaldo Vento Montiller, las aguas de uno de los principales afluentes de la urbe, el río San Juan, vieron desfilar las delegaciones en representación de los dieciséis territorios cubanos.

El fuego ardió muy cerca del río San Juan, como muestra del calor humano y la calidez competitiva en los Juegos.

Sobre la mansa corriente, e irradiados con coloridas luces, los botes transportaron a cada una de las delegaciones, más la muestra de jueces, árbitros y glorias deportivas.

En despliegue artístico singular para este tipo de lizas y a los pies del emblemático Puente Giratorio, atletas destacados del panorama deportivo local portaron la antorcha en un recorrido que culminó con el encendido del pebetero, ritual simbílico para la cita olímpica de los deportistas cubanos.

El recordista mundial y Guinness en dominio del balón, Jhoen Lefont, transportó la tea en un recorrido que comprendió el centenario Puente de Tirry. Andy Granda, campeón mundial de judo en 2022, fue el encargado del último tramo.

Andy y Lefont, dos atletas destacados del deporte matancero, cerraron el encendido de la antorcha.

«Agradecido por la gentileza de haberme escogido para este acto muy bonito y simbólico, no solo para nosotros, sino para los niños que son el futuro del deporte cubano», destacó el judoca.

Matanzas colocó la varilla bien alta como anfitriona de las ceremonias inaugurales. Al ritmo de la compañís infantil Gabi&Sofi cerró una apertura que retumbará en todos los Juegos Escolares Nacionales, como ejemplo del más genuino espíritu depoirtivo.

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