La historia de Matanzas recoge momentos vinculados al estudio de la obra de Miguel de Cervantes y su personaje inmortal: Don Quijote de la Mancha.
Existen pocos datos sobre la infancia de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), escritor español nacido en Alcalá de Henares. Parece que estudió en Valladolid, Córdoba o Sevilla, vinculado a la Compañía de Jesús. En 1566 su familia se estableció en Madrid, donde asistió al Estudio de la Villa y escribió sus primeras poesías. En 1569 pasó a Roma y además viajó por varias ciudades italianas.
Inscrito en el ejército, el 7 de octubre de 1571 participó en la batalla de Lepanto, donde fue herido. Participó en las expediciones navales de Navarino (1572), Corfú, Bizerta y Túnez (1573). En 1575 fue hecho prisionero por los turcos al regresar a España y confinado a Argel, donde permaneció cinco años prisionero. En 1580 fue liberado gracias a las gestiones de los padres trinitarios y se radicó en Madrid.

Viajó a Portugal en 1851 y a partir de 1587 recorrió regiones de Andalucía y Sevilla. Es reconocido como la máxima figura de la literatura española. Se le ha dado el sobrenombre de Príncipe de los Ingenios. Entre los libros que publicó están La Galatea (1585), El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605), Novelas ejemplares (1613), El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615) y Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617).
Don Quijote de la Mancha se considera la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal. Es el libro más editado y traducido de la historia, sólo superado por la Biblia. El personaje del Quijote, Don Alonso Quijano, ha dado lugar a miles de estudios y aproximaciones. Lo mismo ha sucedido con la vida y obra de su creador.
Matanzas no ha estado ajena a esa intención. Lo que si es curioso es que dos de los momentos más destacados que vinculan a la Atenas de Cuba con esa obra universal tengan como protagonistas a dos relevantes científicos yumurinos.
El estudio de Presas
En 1866 el médico y naturalista Manuel Jacinto Presas Morales (1845-1874), escribió el ensayo Estudio sobre la locura de D. Quijote de la Mancha, que presentó para optar al título de socio de la Sección de Literatura del Liceo Artístico y Literario de Matanzas. Se publicó como folleto ese propio año. En 1945, el doctor Manuel Villaverde puso este ensayo como ejemplo de los “…tipos de literatura solamente posibles en lugares muy cultos”.
El objetivo de Manuel J. Presas era estudiar cómo Cervantes había presentado la “…especie particular de locura” del Quijote. Al iniciar su escrito, destacó el acercamiento al tema realizado por el médico e historiador español Antonio Hernández Morejón. Este autor escribió “Bellezas de medicina práctica descubiertas en la obra de Cervantes”, capítulo del libro Historia bibliográfica de la medicina española, segundo tomo segundo de la obra Biblioteca escojida de medicina y cirujía; ó colección de las mejores obras de esta ciencia publicadas ó que se publiquen en el extranjero, y de obras originales (1843).
Además, destacó la existencia de análisis similares realizados con otras figuras históricas, en este caso reales. Mencionó entonces a Tucídides, Virgilio y Lucrecio por sus descripciones de diferentes enfermedades. También a Cuvier y Malgaigne, científicos que habían estudiado los conocimientos anatómicos de Homero, según las descripciones que aparecían en la Ilíada y la Odisea.

Desplegó entonces Manuel J. Presas los argumentos referidos al Quijote como caso de locura, según la descripción que hizo Cervantes de la evolución de la enfermedad. En cada caso se apoyó en fragmentos del libro. Así lo hizo al presentar las “Predisposiciones y causas, o sean condiciones favorables al desarrollo de la locura”, entre las cuales incluyó, además de otras, las siguientes:
“Cuarta.—El orgullo de raza y la nobleza.—Cervantes dice: En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, rocín flaco y galgo corredor.
Sexta.—La transición de la vida activa a la sedentaria: Es pues de saber que este sobredicho hidalgo los ratos que estaba ocioso (que eran los más), olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda,
Novena.—Las pasiones amorosas.—En un lugar cerca del suyo había una moza labradora, de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque según se entiende, ella jamás lo supo ni se dió cata dello. Mas adelante refiere Cervantes la pasión que concibió D. Quijote, y que le condujo al extremo de sus proezas y penitencias en la Sierra Morena.
Decima.—El exceso de lectura.—y llegó á tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías que leer, y también poesías eróticas.
Undecima.—Las vigilias prolongadas.—se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio: y así del poco dormir, y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio”.

A continuación, en Estudio sobre la locura de D. Quijote de la Mancha, Manuel J. Presas detalló la sintomatología de la locura en el célebre personaje. Al respecto señaló que en el libro
“…se observa que los objetos exteriores lejos de producir sensaciones o imágenes regulares, ocasionaban graves trastornos en el juicio del enfermo, pintándose y reproduciéndose en su magín, conforme a la disposición interna de su desordenado cerebro”.
Después detalló los períodos de la enfermedad, durante los 165 días que esta duró, así como las transformaciones que sufrió. Destacó, en cada análisis, que Cervantes había seguido de forma exacta las descripciones clásicas de la alienación mental o locura. Lo mismo ocurrió, según aclaró, en cuanto a la curación del Ingenioso Hidalgo. Sobre esta parte destacó el naturalista matancero:
“Figuran en la novela siete personas que toman parte activa en el tratamiento, con diversas atribuciones cada cual. El cura del lugar, maese Nicolás el barbero, el Duque y el bachiller Sansón Carrasco parece que favorecen la locura; mientras la combaten abiertamente el canónigo de Toledo, el gobernador de Barcelona y la sobrina de D. Quijote”.
Una vez terminado el estudio sobre la locura del Quijote, tal y como la pintó Cervantes, declaró Manuel J. Presas:
“Cervantes nada olvidó: predisposiciones y causas ocasionales, síntomas, principio, aumento, estado, declinación, periodos, marcha, duración, transformación, crisis, pronóstico, diagnóstico, tratamiento, todo está en su libro”.
Acerca de estar ausente la autopsia del difunto Quijote en su célebre libro, opinó Manuel J. Presas en el último párrafo de su ensayo:
“…tal vez sea porque el autor estaba convencido de la insuficiencia de la Anatomía patológica en esta especie de enfermedad, o bien porque habiendo recobrado la razón, la sequedad del cerebro no era la causa próxima ni el asiento de esta causa transformada ya en otra, y por consiguiente nada se había de encontrar que coincidiese con los trastornos de aquella imaginación volcánica en vida. Puede ser también que el verdadero motivo estribase en la imposibilidad de hacerla por escrúpulos de la familia o de los parientes cercanos del finado, sobre todo, en un pueblo pequeño. En nuestro concepto esta última causa, unida a la poca costumbre de abrir cadáveres, serían los motivos que obligaron a Cervantes a guardar silencio, y no temeríamos equivocarnos si recordásemos que la facultad de hacer autopsias estuvo reservada a ciertas y muy contadas Escuelas de Medicina, por orden de los Papas, que en aquellos malhadados tiempos se oponían a facilitar elementos de estudio a los hombres de la ciencia. Espesas nubes del oscurantismo que el sol radiante de la libertad y del progreso ha comenzado a disipar”.

Además de la edición citada de 1866, el Estudio sobre la locura de D. Quijote de la Mancha fue publicado en otras tres ocasiones. Apareció en las páginas de la revista El Liceo, en los números del 15 y el 30 de septiembre de 1866. También lo hizo en El Liceo de Matanzas, el 15 de mayo de 1883. En 1916 José Augusto Escoto lo reeditó en el tercer número de la Revista Histórica, Crítica y Bibliográfica de la Literatura Cubana.
La conferencia de Jimeno
Otro momento relevante, vinculado a Cervantes y el Quijote en Matanzas, tuvo como protagonista al naturalista, historiador y bibliógrafo Francisco Jimeno Fuentes (1825-1891). Se relacionó con los homenajes tributados en 1883 al autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El 23 de abril de ese año, Jimeno dio lectura en el Casino Español de Matanzas a la conferencia “Miguel de Cervantes Saavedra”.

El manuscrito de esta disertación, que formó parte de la Colección José Augusto Escoto, se conserva actualmente en la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Además, se publicó en la revista El Liceo de Matanzas, el 15 de mayo de 1883, aunque no de forma completa según el manuscrito, y volvió a ser reimpresa por la revista Cuba y América, en su número de febrero de 1902. Esta vez sí apareció de forma íntegra, aunque con la aclaración de que era un “trabajo inédito”, lo cual no era totalmente cierto.
En los dos párrafos iniciales, expresó Francisco Jimeno:
“Cuando al conmemorar el aniversario del fallecimiento de Miguel Cervantes de Saavedra rinde la noble España el homenaje de su admiración el príncipe de sus ingenios ¡gloria y pres de su literatura!, no debe el Casino de Matanzas permanecer inerte ante el grandioso espectáculo que hoy ofrece la Nación que tantos nombres de insignes varones registra en su brillante historia. Humilde es su ofrenda y si poca honra puede añadir a la envidiable fama del genio que el mundo entero admira y contempla, honrase al menos tributando con sinceridad el pequeño obsequio que reúne en este sitio a los innumerables admiradores del inmortal Quijote».
«Vano sería nuestro intento si pretendiéramos encomiar y enaltecer los gloriosos timbres conquistados por uno de los grandes genios que honran a la Humanidad, empresa ya realizada por tantos y tan distinguidos escritores nacionales y extranjeros. Limita debemos nuestras aspiraciones a condensar en pocas palabras lo dicho por esclarecidos literatos, que han consagrado su vida al estudio del libro más popular de los españoles. Maravilloso en la invención, útil en la enseñanza, sin igual en el donaire de la narrativa; no sólo España, sino todos los países cultos, estimado justamente por sabios e indoctos como una de las mejores obras del humano ingenio”.
A continuación, Francisco Jimeno relató brevemente los principales acontecimientos de la vida de Cervantes, con énfasis en la batalla de Lepanto y los años de prisión en Argel. Mencionó además las principales obras que escribió y publicó, desde el propio Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, hasta Los trabajos de Pérsiles y Segismunda, pasando por Novelas Ejemplares y Viaje al Parnaso. También estableció un paralelo entre el Quijote y Sancho, como antípodas humanas en la narración de Cervantes.

Hizo notar Francisco Jimeno en su conferencia, la casualidad de coincidir en fecha el fallecimiento del inglés William Shakespeare, el “…gran trágico inglés…”, y de Miguel de Cervantes, “…el preclaro novelista español…”. Acerca de la significación de ambos escritores, señaló:
“…por su ingenio y relevante mérito no tienen rivales; y sobreviviendo sus obras inmortales, son orgullo de su patria y gloria de la humanidad, no amenguando su firma, sino por el contrario creciendo más y más con el trascurso de los años…”.
Expuso Francisco Jimeno, además, los criterios de varios estudiosos de la obra de Cervantes y, en especial, del Quijote. Citó ampliamente a Antonio Gil de Zárate, Vicente de los Ríos, Pedro Alcántara García y Martín Fernández de Navarrete, así como al inglés George Ticknor. Todos, incluidos en un listado de 32 autores ingleses, franceses, alemanes y españoles que habían dedicado esfuerzos al estudio de la inmortal obra.

Acerca de la significación universal de Cervantes y el Quijote, escribió:
“Cervantes, obedeciendo a su propia inspiración, imitando a la naturaleza, sin pretender hablar otro lenguaje que el de todos, fue siempre original, siempre español; de todos entendido, de todos admirado, y en vez de envejecer adquiere cada día mayor aprecio. No fundando su plan en sistemas arbitrarios y transitorios sino en sólidas y eternas doctrinas, será siempre leído y alabado”.
“El interés que inspira el Quijote crece a medida que se lee, nunca cansa, y por el contrario una fuerza irresistible impulsa al lector a seguir adelante, deseoso de encontrar nuevas aventuras y nuevas bellezas. La originalidad, la infinita variedad, los innumerables chistes y agudezas de que está sembrada toda la obra la hacen sin igual y digna de su fama”.
“Los caracteres de todos los personajes están pintados por mano maestra y a la altura en que los ha colocado su autor”.
“El estilo clásico del Quijote es uno de sus mayores encantos; pocos libros hay en castellano tan perfectos y que merezcan ser estudiados con más instancia”.
Al concluir, Francisco Jimeno colocó la frase latina: “POST TENEBRAS SPERO LUCEM”, “Después de la oscuridad, espero la luz”, utilizada por Cervantes como lema del libro sobre las aventuras del Quijote. Después, finalizó su conferencia con estas palabras:
“Si alguna vez, miserable, hambriento y desfallecido, cayó de tu mano la gloriosa pluma con que enalteciste el habla de Castilla—tu magnánimo corazón, sin duda, dijo: «día vendrá en que la Patria, avergonzada de su ingratitud, te proclame el más ilustre de sus hijos».—Si llegado es el día—tus esperanzas están cumplidas—España enorgullecida te rinde parias—tu preclaro nombre grabado está en el pecho de tus compatriotas y el mundo entero te contempla y admira».
«¡Gloria a Miguel de Cervantes Saavedra!
«¡Gloria al autor del inmortal Quijote!”.

Otras aproximaciones
Manuel J. Presas y Francisco Jimeno no han sido los únicos matanceros que han escrito sobre Cervantes y el Quijote. José Antonio Rodríguez García publicó Vida de Cervantes y juicio del Quijote (1905), libro que reeditó en 1916. A su vez, Emilio Gaspar Rodríguez (1889-1939) fue autor de Puntos sutiles del Quijote. Acervo histórico-sociológico de algunos pasajes (1922). Federico Milanés le dedicó un poema en 1879. En 1883 el Liceo de Matanzas realizó una velada en honor de Miguel de Cervantes, donde se leyeron discursos en su honor. En lo alto de la ciudad de Matanzas, donde existió el Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello, centro formador de los educadores matanceros por 42 años, se erige la única estatua dedicada al Quijote en suelo yumurino. Pero estos son temas para otras reseñas.
