El grupo español Búho y Maravillas se presentó en la sala Pepe Camejo con gran afluencia de público. A ritmo de flamenco y con la gracia del pueblo andaluz presentó la obra El príncipe feliz, que integra una trilogía del grupo que visita Cuba, algunos por primera vez.
Ese es el caso de la actriz Carmela Páez, La Chocolata, quien cuando supo que vendría a Cuba pensó que al fin realizaría uno de sus sueños más codiciados, y así también de Jesualdo Díaz o Irahí Romero. El único que ya había estado aquí es Juan Luis Clavijo, presente en un festival de títeres del teatro Papalote y en una reunión de la UNIMA.
Así lo patentizó Carmela al ser entrevistada: “Yo tenía unas ganas de llorá cuando he terminao la función, porque no me esperaba esta reacción en el público. Te lo juro que no me he metío pa dentro porque quería verlos y aún ahora sigo con esa emoción”.
Juan Luis Clavijo expresó: «El público cubano cuando ve a los actores, a los artistas en escena, pase lo que pase, esté muy bien o esté regular, siempre apoya su trabajo. Agradece porque sabe el esfuerzo que hay detrás, aunque haya podido salir mejor una función. El público aquí respeta nuestra labor, y eso se nota. Se nota en el silencio de toda la función, y se nota cuando tú desde dentro te preguntas: ¿Le estará gustando la función? Pero al final cuando terminas y ves la reacción y los aplausos te das cuenta que es generoso y que les ha gustao lo que han visto.»
Todos comentaron que las funciones de Matanzas fueron acogidas con mayor efusividad que en La Habana, porque se nota que son entendidos en este arte.
Clavijo agregó que deben hacer esfuerzos importantes para lograr una presentación, y por eso les agrada que el público admire y disfrute los espectáculos, y dijo que está claro que la relación del pueblo cubano con el arte es muy estrecha.
Las presentaciones incluyeron una puesta especial para los estudiantes de actuación y público especializado, con quienes al finalizar entablaron un dialogo para conocer interioridades del colectivo y la forma de trabajo ,
Lamentaron que por problemas técnicos y económicos la compañía tuvo que traer sólo la tercera obra de una trilogía: El príncipe feliz, pues la primera lleva muchos personajes, vestuario y espacio. Los músicos de Brene es otra de las piezas, que esperan algún día poder traer a Cuba, que requiere casi el tripe de los artistas y una escenografía muy grande, pero saben que en Matanzas hay un teatro que se llama Sauto y que pudiera ser el escenario ideal.
El príncipe feliz tiene al baile flamenco, Patrimonio de la Humanidad, como protagonista principal en el escenario. Es el hilo conductor de la historia de una historia de un mundo actual dominado por diferentes crisis y con valores a rescatar y poderes asociados a las riquezas y la pobreza.
Según explicó Rubén Darío Salazar, anfitrión del grupo y director de teatro de las Estaciones, a partir de ahora el grupo será invitado a los FESTITIN, que organiza Papalote cada dos años en la provincia de Matanzas. (ALH)