Hace 155 nació en La Habana una mujer que hizo historia: Laura Martínez de Carvajal y del Camino, pionera en la medicina cubana.

Desde su nacimiento el 27 de agosto de 1869, mostró una precoz inteligencia y, sobre todo, gran fuerza de voluntad. A los 10 años matriculó en el colegio de San Francisco de Paula para cursar estudios con validez académica, requisito indispensable para ingresar en la Universidad de La Habana.

En este empeño contó siempre con el apoyo de su padre, Vicente M. Carvajal. Ambos, junto a la familia, enfrentaron los prejuicios de la época y  convencionalismos que parecían inquebrantables.

Laura inició en 1883 la carrera de Medicina y también la de Ciencias Físico-Matemáticas. En los primeros dos años alcanzó veinte veces la nota de sobresaliente en exámenes de las dos carreras, como demostración de su dedicación a los estudios.

Esto sucedió en un momento en que también concluía el cuarto y quinto años de la segunda enseñanza. También recibió tres premios por oposición en las asignaturas de Retórica y poética, Historia natural y Psicología, lógica y ética.

Poco a poco fue superando todas las barreras. Se le autorizó, por el decano de la Facultad de Medicina y por el rector de la Universidad, a estudiar cadáveres en el anfiteatro anatómico los días festivos. También accedió a ello el director del Hospital de San Felipe y Santiago, a donde debía asistir acompañada de algún familiar.

El 15 de julio de 1889 el esfuerzo se vio coronado por el éxito: Laura Martínez de Carvajal se convirtió ese día en la primera mujer graduada de medicina en Cuba. Fue un merecido premio a su dedicación y también al apoyo recibido de su familia. Todos había sido protagonistas de un hecho histórico.

Antes, se había graduado de doctora en Ciencias Físico-Matemáticas el 30 de junio de 1888. Por tanto, también fue la primera mujer cubana con dos carreras universitarias.

Días después de obtener el título de doctora en medicina, Laura contrajo matrimonio con el doctor Enrique López Veitía, reconocido oftalmólogo e investigador. Ambos tuvieron siete hijos.

A su lado se dedicó a la Oftalmología, especialidad que ejerció en la Policlínica y en la que fue pionera una vez más. Ambos publicaron varios artículos en la revista Archivos de la Policlínica, como “Notas fisiológicas”, “Observaciones clínicas”, “Ocular leprosy”, así como tres volúmenes de Oftalmología clínica.

Laura se destacó por su labor en el Bando de Piedad, institución dedicada a la protección de los animales y niños desamparados. Una de sus principales aficiones fue la pintura, arte en la que demostró varias habilidades.

Después de la muerte de su esposo, el 10 de febrero de 1910, víctima de la tuberculosis, estableció una escuela gratuita para niños pobres en la finca El Retiro. Allí se dedicó a la enseñanza junto a su hija María.

Tras una vida laboriosa, Laura Martínez de Carvajal murió en La Habana el 24 de enero de 1941. Ya su nombre había sido inscrito con letras de oro en la historia de la medicina cubana. (LLOLL)

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *