El escultor matancero Juan José Sicre Vélez es una personalidad relevante de las artes plásticas cubanas. En su obra, la ciencia fue también un motivo de inspiración.
Conocido sobre todo por la estatua de José Martí situada en la actual Plaza de la Revolución, en La Habana, Juan José Sicre Vélez nació el 19 de diciembre de 1898 en el poblado de Cimarrones, hoy Carlos Rojas, Matanzas. Falleció el 20 de agosto de 1974, a los 75 años, en Cleveland, Estados Unidos.
Inició su formación académica en la Academia Villate de la Sociedad Amigos del País de La Habana. Después ingresó en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, donde se graduó en 1919. Entre 1920 y 1922 estudió como becado en la Real Academia de San Fernando, en Madrid, donde fue discípulo de Miguel Blay. En esta institución elaboró varios bustos de figuras destacadas, entre los que sobresalió el de José Zorrilla. También concibió su reconocida Cabeza de Martí.

Más tarde pasó a París, Francia, donde aprendió los secretos de la talla directa con el escultor español José de Creeft, en la Grande Chaumière. Aquí esculpió la célebre pieza Descendimiento. Completó su aprendizaje en Trentacoste, Florencia, Italia, de 1925 a 1926. Allí conoció el arte renacentista presente en la región. De esta etapa son las piezas escultóricas Estatua de mujer, Bohemio, La loca del Vaticano, Dianela, Bambina y El hombre sentado, entre otras.
Regresó a Cuba en 1927. En esa fecha ocupó una plaza de profesor en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Allí impartió la asignatura de Modelado al natural y en 1952 ocupó el cargo de secretario del plantel. En 1938 fue profesor de la Escuela de Artes Plásticas Aplicadas de Caracas, Venezuela, en específico de la asignatura Talla directa.
Participó en exposiciones, donde presentó al público un conjunto importante de piezas. Entre ellas Fuente y Arrodillada. Entre sus obras están el Monumento al soldado invasor, en Mantua, Pinar del Río y la escultura a Víctor Hugo, en el Vedado. También la del General Narciso López, ubicada en Cárdenas. Creó relieves dedicados a la muerte de Ignacio Agramonte, José Martí y Antonio Maceo. Hay que mencionar su Don Nicolás Estévanez, develado en la acera del Louvre en 1937.

Juan José Sicre fue uno de los iniciadores de la vanguardia escultórica cubana. Introdujo estilos europeos en La Habana y comenzó el movimiento de arte moderno de Cuba. Colaboró en la Revista de Avance. Realizó en 1926 su primera exposición personal, en la Societé París-Amerique Latine, en París. La primera en Cuba la realizó en 1927, en la Asociación de Pintores y Escultores de La Habana. En 1940 expuso parte de su obra en la Universidad de la Habana. También participó en la importante exposición 300 años de Arte en Cuba.
Fue galardonado con diferentes premios en concursos y exposiciones. Entre ellos el premio en el Concurso para el monumento al soldado invasor (1932) y el primer Premio en Concurso Nacional busto a América Arias (1937). Ganó el concurso internacional para el monumento a José Martí (1939). Fue primer premio en el Concurso Nacional para erigir un monumento a Eugenio María de Hostos en Ciudad Trujillo, República Dominicana (1939).
Hombres de ciencia
Entre las obras de Juan José Sicre aparecen varias obras escultóricas dedicadas a personalidades que hicieron, en mayor o menor medida, contribuciones a la ciencia. Entre ellos está el busto de José Antonio Saco, notable político, historiador y sociológico cubano. Ubicado en el parque Luz y Caballero, en la Avenida del Puerto de La Habana, se develó el 29 de marzo de 1936.

A inicios de la década de 1940 se realizó la restauración del antiguo convento e iglesia de San Francisco. Esta había sido una demanda de la Comisión de Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos Habaneros, presidida por Emilio Roig de Leuchsenring. Como parte de las acciones realizadas se colocó un busto de José de la Luz y Caballero, esculpido por Juan José Sicre. La tarja que lo acompañó decía así:
“JOSÉ DE LA LUZ Y CABALLERO La Habana 1800-1862 Santo laico de nuestra cubanidad, el pensador de ideas más profundas y originales de su tiempo en América, en este antiguo convento de San Francisco inició los estudios superiores el año 1841 y dio cursos de Filosofía de 1838 a 1841”.
Otro busto de Juan José Sicre fue el dedicado al diplomático e historiador matancero Cosme de la Torriente y Peraza, que se emplazó el 28 de julio de 1951, en los jardines del Capitolio Nacional. En esos momentos Don Cosme, como era conocido, aún vivía y era una personalidad respetada por toda la sociedad cubana. También existió un busto de Cosme de la Torriente en el Parque Lacret, Nueva Gerona, Isla de Pinos. Erigido en junio de 1951 fue igualmente obra de Sicre. Fue una acción de homenaje por su labor diplomática en aras del reconocimiento, por Estados Unidos, de la soberanía cubana, sobre esa parte del territorio nacional. Hoy se desconoce el paradero de esta obra.

En uno de los jardines del Hospital de Emergencias fue inaugurado, el 3 de diciembre de 1950, un busto del doctor Benigno Souza Rodríguez, de la autoría de Juan José Sicre. Este se concibió como parte de un homenaje nacional por el cincuentenario de la graduación de este eminente médico matancero. Además, Souza fue un destacado historiador.

Fuera de Cuba hay que mencionar la estatua del pedagogo y filósofo puertorriqueño Eugenio María de Hostos, develada el 25 de febrero de 1942 en los jardines de la antigua Escuela Normal de Santo Domingo. Fue esculpida por Juan José Sicre y ha tenido varios emplazamientos desde entonces. Hoy se ubica en los jardines del Museo de Historia y Geografía.

El monumento a Carlos J. Finlay
La principal obra de Juan José Sicre que rindió tributo a la ciencia fue el monumento escultórico a Carlos J. Finlay, tallado en mármol. Está frente a la entrada del edificio principal del Hospital Militar Central “Carlos J. Finlay”, en Marianao. Lo conforman dos figuras humanas, asentadas en un bloque cubierto con losas. En la superficie frontal se colocó el nombre del sabio con letras de bronce. En los laterales aparecen las fechas de su nacimiento y muerte.

Muestra la mitad superior del cuerpo de Carlos J. Finlay, quien sostiene, con su mano derecha, a un enfermo. La otra mano mide el pulso en la muñeca izquierda del enfermo. A su vez, el paciente, tiene su mano derecha sobre el corazón, un gesto de gratitud. Al parecer esta obra de Juan José Sicre tuvo como modelo “La Piedad”, escultura del artista renacentista Miguel Ángel Buonarroti, que hoy se encuentra en la basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano.

Reconocido como uno de los fundadores y representantes de la vanguardia escultórica cubana, el matancero Juan José Sicre Vélez legó al pueblo cubano una obra de llena de valores artísticos y humanos. En ella la ciencia también estuvo representada.