La figura de Félix Varela ha recibido múltiples homenajes. La historia recoge, entre otros, dos realizados en Matanzas durante el siglo XIX.

El presbítero Félix Varela Morales nació en La Habana el 20 de noviembre de 1788. Se destacó como sacerdote, maestro, escritor, filósofo y político. Ejerció una poderosa influencia sobre sus discípulos, gracias a la ejemplaridad de su vida y los métodos pedagógicos que implementó. Se le considera entre los forjadores de la nación cubana. Exiliado por sus ideas revolucionarias, falleció en San Agustín, Florida, el 25 de febrero de 1853.

Uno de los homenajes matanceros data de 1860. Ese año su discípulo José María Casal publicó un libro en Matanzas, donde recogió parte de su obra. El título de este volumen fue: Discursos del presbítero D. Félix Varela, precedidos de una suscinta relación de lo que pasó en los últimos momentos de su vida y en su entierro hasta que se depositaron sus cenizas en la capilla que al efecto levantaron los cubanos en el cementerio de San Agustín de la Florida.

En el texto Casal incluyó el elogio de Varela al rey Fernando VII, fechado en 1818. También apareció el discurso que pronunció en 1817, en la primera junta a la que asistió como socio de la Sociedad Económica de Amigos del País. Por último, puede leerse la oración fúnebre a propósito de las exequias del rey Carlos IV de Borbón en 1819.

Además de contener estos tres discursos pronunciados por Varela, este libro posee gran importancia por otro motivo. Está encabezado por el escrito titulado “La muerte de un justo”, de la autoría de Casal. En él se narra la muerte de Varela y los esfuerzos realizados para la construcción de un mausoleo para sus restos en el cementerio de San Agustín. Es, por tanto, un valioso testimonio.

Las fases que Casal dedicó a su maestro evidencian un profundo respeto. Así lo demuestra al decir que “…era un filósofo, era un héroe, era un apóstol…”. Sobre la trascendencia de su obra señaló: “El adoró la verdad, todo lo dejó por ella y eligiendo sereno el camino de las privaciones, del trabajo y de la oración, halló tesoros que repartió generoso entre los hombres…”.

Veinte años después, en 1880, el naturalista e historiador matancero Francisco Jimeno Fuentes sería protagonista de otro homenaje matancero a Varela. Se trata del artículo “El padre Varela”, publicado el 18 de febrero de 1880 en el periódico Diario de Matanzas. Además, apareció el 19 de febrero de 1882 en las páginas de la revista El Ateneo.

Fue concebido por su autor para recordar la excelsa figura de Varela, a quien destacó como un “…sabio sacerdote cristiano…”. Resaltó su batalla contra la escolástica aristotélica y las sabias doctrinas que enseñó en el Seminario de San Carlos. Destacó además que su obra había abierto “…una nueva era a la ilustración y buenos estudios, que tan opimos frutos debía proporcionar a su patria”.

En el campo científico resaltaron sus aportes a la filosofía y la física experimental, que le había hecho ganar el sobrenombre de “Descartes cubano”. No olvida su labor como diputado a Cortes y los sucesos que le hicieron radicarse en los Estados Unidos. Por último, Jimeno hace suyo el deseo de que los restos mortales de Varela volvieran algún día “…al regazo de la patria, que tanto amó y que tantos beneficios le debe”.

Estos fueron, junto a otros varios, dos de los homenajes realizados a la excelsa figura de Félix Varela en Matanzas durante el siglo XIX. (ALH)

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