La sorpresa del domingo llegó envuelta en más de mil pesos, regalo de la Empresa municipal de Acueducto y Alcantarillado de Matanzas.
No se entienda mal: no fue que esa entidad obsequiara dinero, sino la sorpresa de recibos de cobro que proceden del año 2021 y que sumados ascienden a más de mil pesos.
Desde que en la zona se instalaron los metros contadores, consideramos que la forma de pago del servicio era adecuada, incluso benévola, y propiciaba el ahorro en los hogares. Pero la bondad del sistema se ha desvirtuado con este retraso en la exigencia de liquidar el adeudo de acuerdo con lo consumido.
Valga explicar que le advierten al interesado que puede abonar una parte, o no abonar y explicar al dorso del recibo las causas de la negativa. Pero la aclaración más bien confunde, y surge una primera pregunta: ¿Hay que pagar o no hay que pagar?
Habrá quien piense: no protestó mientras no le cobraron, y lo hace ahora. Cierto. Pero la responsabilidad no puede diluirse, como tantas veces, para culpar a quienes siempre estuvieron dispuestos a pagar en el momento adecuado, y simplemente esperaron por un momento que nunca llegó… hasta ahora. Algunos, tradicionalmente bien puntuales al liquidar sus deudas, particulares o estatales, se ven hoy convertidos en morosos.
Segunda pregunta: ¿Cómo es posible que una entidad retrase el cobro a sus clientes por tantos meses? Voces imprecisas cuentan que no cuentan con cobradores. Pero no es culpa de los vecinos del Consejo Popular Matanzas Oeste.
Si ese verdaderamente es el problema, deberán analizar el salario de quienes realizan su faena en zonas elevadas, o los incentivos que reciben, o la posibilidad de equiparlos con algún transporte que los alivie al subir y bajar por nuestras queridas y empinadas calles.
Tercera pregunta: ¿Cómo es posible confiar en un reporte que data de tanto tiempo atrás? ¿Alguien sabrá cuánto consumió en junio, o septiembre, o diciembre del 2021?
No faltan solo cobradores, sino lectores de metros. Entonces se aplica una cuenta que el cliente no conoce y que consigna que en ese hogar se gastó un volumen de agua equivalente a $112.88.
Si se conoce que el cobro mensual de esa vivienda oscilaba en mejores tiempos, en aquellos con la presencia de lectores y cobradores, en alrededor de $30.00, entonces queda un amplísimo margen para la duda.
Entonces, valga la cuarta pregunta: ¿Cómo se determina el consumo cuando no se lee periódicamente el equipo?
No se trata de hacer tormentas en un vaso de agua. Cuentan que hasta hoy la entidad no cuenta con cobradores, así que la intención es señalar para solucionar ahora, para que no regalen en un recibo el consumo de este mes del 2023, en una mañana de domingo del venidero y aparentemente lejano 2025.